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LA LEGISLATURA PORTEÑA APROBO LOS NUEVOS VALORES
El subibaja de las multas

Las multas por mal estacionamiento y las de exceso de velocidad bajaron, siempre que no superen en un 20 por ciento el límite máximo. Controlarán a las empresas que hacen las multas.

Tras la polémica que dejaron las
multas fotográficas, llegaron los cambios.
El aumento de las velocidades máximas en avenidas quedó para la próxima sesión.

Por Eduardo Videla

Según se mire, podrá decirse que la Legislatura porteña bajó las multas a infracciones de tránsito, o que las subió. La modificación aprobada ayer por los diputados baja el monto de las sanciones por mal estacionamiento y las de exceso de velocidad, siempre que no se supere en un 20 por ciento el límite máximo permitido. Otros valores, en cambio, se aumentaron, como la violación de luz roja por parte de colectivos, taxis y remises. Los cambios quedarán incorporados a la ley de Faltas –ya aprobada, pero que entrará en vigencia en octubre– en la que se preveían montos menores a los aprobados ayer. Los diputados decidieron también que el Ente Regulador de los Servicios Públicos de la Ciudad controle a las empresas encargadas de hacer multas fotográficas. En tanto, el aumento de velocidades máximas para algunas calles y avenidas será tratado el jueves próximo. También se creará una comisión que asesore al gobierno sobre los lugares en que deben instalarse las cámaras fotográficas, una atribución que hoy está delegada a las concesionarias.
Las reformas son consecuencia de la tormenta desatada por las multas fotográficas. Primero, la Legislatura disolvió la Justicia Municipal de Faltas y rebajó en un 70 por ciento todas las multas pendientes por infracciones de tránsito, no sólo las fotográficas.
El paquete de reformas, impulsado por el Ejecutivo, incluía una serie de rebajas en infracciones como mal estacionamiento, invasión de senda peatonal, hablar por celular al conducir y exceso de velocidad cuando no se superara el 30 por ciento de la máxima. El proyecto oficial sufrió algunas modificaciones al ser tratado en las comisiones de Justicia y Asuntos Constitucionales. Los cambios son los siguientes:
u Estacionar en lugares prohibidos, que hoy tiene una sanción de 75 a 100 unidades de multa (equivalentes a 82 y 110 pesos, aproximadamente) pasará a costar de 50 a 75 unidades. Para colectivos y camiones, el mínimo se baja de 600 a 200 unidades.
u Lo mismo ocurre con la infracción al estacionamiento medido.
u Estacionar en lugares destinados al transporte de pasajeros, hoy castigado con multa de 200 a 1000 unidades, pasará a costar de 140 a 700.
u Manejar mientras se habla por celular o usando auriculares quedará con la misma pena actual: de 200 a 1000 unidades. Quedan excluidos los teléfonos del tipo “manos libres”.
u Circular a una velocidad superior a la permitida tendrá la misma multa que ahora: de 200 a 1000 unidades. Salvo que el exceso no supere el 20 por ciento de la máxima (y no el 30, como proponía el gobierno). En ese caso, será de 140 a 700. Ejemplo: si en una autopista lo sorprenden a 150 kilómetros por hora, deberá pagar un mínimo de 200. Pero si va a 120, la multa será de 140.
u Cruzar con semáforo rojo tendrá la misma sanción que ahora: de 200 a 1000 unidades. Pero si el vehículo es taxi, colectivo, remís o camión, la mínima se eleva de 300 a 400.
u La invasión de la senda peatonal se mantiene en los mismos valores actuales.
Para fundamentar los cambios, los diputados argumentaron que “es necesario adecuar los montos de las multas a la situación económica que vivimos”. El objetivo se cumplió a medias: las nuevas multas resultan superiores a las votadas por la misma Legislatura en agosto pasado, cuando aprobó la ley de Faltas que debe entrar en vigencia en octubre. Allí, la pena por infracción al estacionamiento medido es de 25 a 100 pesos, lo mismo que la invasión de senda peatonal, infracciones leves que hoy tienen penas superiores al doble de esos valores. El exceso de velocidad también valía la mitad: de 100 a 1000 pesos.
Otra incongruencia: la futura ley de Faltas tendrá penas en pesos y, a la vez, en complejas unidades de multa, que equivalen al precio de un litro de nafta especial en el Automóvil Club Argentino.

 


 

ASESINO A UNA MUJER Y SE ATRINCHERO EN SU CASA
Crisis en vivo y en directo

Una conmoción se apoderó ayer del barrio de Caballito, cuando un hombre que había ido a visitar a un matrimonio amigo asesinó de doce puñaladas a la mujer e hirió gravemente al hombre, luego corrió cuatro cuadras y se atrincheró en su domicilio. La policía rodeó el edificio y tres horas después, en medio de una batahola de cámaras, periodistas y vecinos del barrio lo detuvieron cuando pretendía escaparse caminando. “Buen día”, dijo el asesino, quien con una boleta de gas en la mano fingía ser un vecino más, camino a pagar el servicio. No llegó lejos.
Las víctimas fueron Noemí Macías de Cachiera, de 56 años, quien murió en el acto por las heridas sufridas, y su marido Miguel Cachiera, trasladado al Hospital Durand en gravísimo estado. La tragedia había empezado a las 9 en un departamento de Otamendi 366. Según dijeron los vecinos, el agresor –de nombre Luis– era padrino del hijo adoptivo del matrimonio. Cachiera estaba con serios problemas económicos, por lo que la policía consideró que el motivo del crimen podría ser “alguna deuda entre ambos”. Pero la explicación más verosímil del drama parece estar en el mismo Luis, quien padecería trastornos mentales. El testimonio de los vecinos fue elocuente: dijeron que era “raro”, agresivo, que no trabajaba y hasta hace un mes había sido mantenido por una tía que falleció. También repitieron una versión, no confirmada, según la cual Luis habría permanecido una noche entera junto al cadáver de su tía.
Lo cierto es que cuando fue en la mañana a lo de los Cachiera comenzaron a discutir fuertemente. El niño de 10 años estaba durmiendo en una de las habitaciones y se despertó con los alaridos de la madre, que le rogaba que se fuera y se salvara.
Para entonces, su padre ya estaba herido a puñaladas debajo de una mesa, por lo que el chico corrió escaleras abajo y avisó al portero del edificio, quien al abrir la puerta del departamento vio cuando el hombre le aplicaba un puntazo a la mujer en la yugular. Ella estaba recostada en un sillón, ya en medio de un charco de sangre. Cuando el portero entró, el asesino le arrojó un cuchillo que no dio en el blanco pero que lo obligó a cerrar la puerta nuevamente. El agresor consiguió una llave y abandonó el lugar. Con su ropa ensangrentada, llegó a su casa, ubicada en el primer piso de Aranguren 564, y se encerró. El encargado llamó a la policía y en pocos minutos la cuadra estaba cortada, repleta de periodistas, camarógrafos y curiosos. Agentes del Grupo Especial de Operaciones Federales (Geof) se ubicaron en las terrazas linderas para evitar un intento de fuga. Pero el hombre trató de escapar directamente por la puerta principal y fue atrapado enseguida. Policías presentes en el lugar contaron que se mostró “nervioso y asustado” y que se orinó en los pantalones del miedo.

 

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