Por Carlos Polimeni
Loana tiene 22 años,
trabaja de bailarina en un cabaret y luce un llamativo implante de siliconas
en la delantera. Jean-Edouard tiene 21 y parece un modelo de ropa interior
Calvin Klein. Los están viendo y ellos no lo saben, aunque podrían
intuirlo, 7,7 millones de personas. Loana, que tiene una tanguita como
de Biarritz por única indumentaria, se mete en la pileta climatizada.
Jean Edouard la sigue, con las mejores intenciones. Lo que ocurre después
convierte al programa en una lección de Kamasutra acuático.
La conversación de la madrugada anterior sobre la importancia del
punto G, seguida de una sección de masajes, ha hecho efecto. Sólo
que de los trabajos prácticos orales han pasado al sistema Braile:
se tocan, se tocan, no pueden dejar de tocarse. Jean Edouard y Loana son
los personajes más populares de Loft Story, la versión
francesa de Gran Hermano.
Francia está que arde con este programa en que un grupo de 12 jóvenes
salidos de un casting como para película porno de calidad hacen
lo mismo que parecen querer hacer, sin concretarlo casi nunca, sus colegas
argentinos. Loana y Jean Edouard se trabajaron un coito en la pileta con
menos de dos semanas de convivencia. El programa, en su versión
argentina, va por los dos meses y nada pasa frontalmente. La Colo se le
metió en la cama a Gustavo, el pizzero de Quilmes, una noche de
mucho alcohol, y lo que hicieron fue un montón de mímicas
forzadas. Luego, ambos se arrepintieron, y mucho. Santiago le puso las
manos en los glúteos a Natalia, varias veces, pero después
de que fue eliminada, besó a Gastón en la boca y ahora,
desde hace varios días, conversa con Tamara sobre lo caliente que
están. En realidad es Tamara la que dice que está caliente
mientras él la mira deleitado. Un día se bañaron
juntos, pero los dos vestidos y en la ducha. Era media mañana y
sonaba en la casa, a full, el tema Luna de miel en la mano,
del disco Superficies de placer, de Virus. Luna de miel en la mano
es una imagen de James Joyce para hablar sobre la masturbación.
El ardor francés por el programa es un ardor a la francesa. Con
debates sesudos la tapa de LExpress sobre una nación
de mirones, y análisis críticos de medios fascinados por
el programa, como la revista VSD, que en su penúltimo número,
que incluye un especial sobre el Festival de Cannes, se pregunta si los
participantes son cobayos o héroes. Un observador imparcial podría
preguntarse si el verdadero reality show no lo dan los medios, el modo
en que se dividen y multiplican el efecto del programa, que en otros países
europeos, como Alemania y España ya no produce debate alguno. Esta
semana, un grupo de opositores al show se reunieron delante de la casa
en la que están encerrados los participantes, para burlarse de
ellos. Sólo con gases lacrimógenos la policía pudo
impedir que asaltaran la vivienda, ubicada en la periferia de París.
El mayor canal privado del país TF1, también arde por el
éxito del programa de la pequeña cadena M6, detrás
de una supuesta preocupación por el nivel de calidad de la televisión.
El jefe de TF1, Patrick Le Lay, acusó a M6 de hacer televisión
basura. Las acusaciones de Le Lay no son muy serias: en junio su
canal concretará el reality show Los aventureros de Ko Lanta.
El revuelo es tal que hubo una intervención del estado: el Consejo
Mediático del gobierno francés, que se reunió en
una sesión especial, ordenó al canal que los participantes
dispongan cada día de una pausa de dos horas de las
cámaras para preservar su dignidad humana. Los habitantes
de la casa, completamente aislados del exterior, apenas intuyen, como
aquí, que son estrellas. Aziz, el primer eliminado, y Delphine,
que se fue voluntariamente, están recibiendo ofertas como actores
en el Festival de Cine de Cannes. La mayor motivación de los participantes,
al igual que en otros países, es la fama que tendrán al
salir. Sólo por eso, aseguró Loana, soporta el encierro.
Por eso, y por Jean-Edouard, saben los espectadores.
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