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Rousselot seguirá preso y viajará con los recuerdos

La Justicia ratificó la prisión del ex intendente de Morón por violar en forma reiterada la libertad condicional. La Dirección de Migraciones informó que la Justicia no notificó la situación procesal del locutor.

El ultramenemista Rousselot
ya es un habitué de las esposas.

El ex intendente de Morón Juan Carlos Rousselot tendrá que seguir preso por haber salido varias veces del país violando el régimen de libertad condicional al que está sometido desde setiembre del año pasado, cuando fue condenado por amenazas y malversación de fondos públicos. Rousselot, que tenía un pedido de captura y fue detenido el jueves en Ezeiza cuando volvía de Estados Unidos, deberá pasar el fin de semana en una celda de la comisaría 2ª de Haedo y no podrá recibir visitas.
El tribunal oral Número 4 de Morón, el mismo que condenó a Rousselot por amenazar a un funcionario del municipio y realizar obras en la base aérea de ese partido bonaerense sin consultar al Consejo Deliberante, le negó la excarcelación. Los jueces Carlos Torti, Pedro Rodríguez y Rodolfo Castañares, constataron que en el pasaporte del ex intendente justicialista figuraban varias salidas al exterior, además de la que terminó con su detención. Al parecer, también viajó a Estados Unidos una vez en noviembre del año pasado y otra en enero de 2001. “Tiene escasa voluntad para sujetarse a los términos de la ley y evitar en el día de mañana el entorpecimiento de la Justicia”, fundamentaron los magistrados.
Esta vez Rousselot había viajado a Nueva York como una “escapada” -según sus allegados– motivada por su labor en Radio Colonia, donde retomó su oficio de locutor conduciendo un programa con Mauro Viale. Cuando llamó desde allá a la radio, se enteró de que había una orden judicial para detenerlo. Su ausencia fue comprobada cuando fue citado para una diligencia procesal y no pudo ser ubicado en su domicilio.
El ex funcionario no podía salir del país sin notificar al Patronato de Liberados, el organismo que supervisa a los procesados y los presos en libertad condicional. En un principio, sus abogados justificaron que había viajado de urgencia y no tuvo tiempo de avisar. Añadieron como prueba de que no había intentado fugarse que había comprado un boleto de ida y vuelta. Pero la aparición del registro de varias salidas al exterior dieron por tierra con todas esas explicaciones. El defensor de Rousselot, Luis Deuteris, dijo ayer que apelará. “La excarcelación –dijo– no ofrece peligro para la acción de la Justicia, ya que cada vez que fue convocado se presentó e incluso se sentó a escuchar la sentencia donde sabía que lo iban a condenar”.
Para los jueces del tribunal oral, Rousselot –que tiene otras 28 causas judiciales– mostró “facilidad para salir del país cuantas veces estimó necesario, sabiendo que no debía hacerlo”. Por su parte, la Dirección Nacional de Migraciones explicó a través de un comunicado que “no tenía ninguna notificación judicial que impidiera el 10 de mayo pasado, la salida del señor Rousselot” ni las anteriores. Recién el 16 de mayo, dice la notificación del director, Angel Roig, el organismo recibió un oficio del tribunal que señala que “se revoca la excarcelación y se ordena la inmediata captura”. Y por eso puso al ex intendente en custodia de la Policía Aeronáutica cuando llegó al país.
Por lo pronto Rousselot tendrá que seguir tras las rejas en la comisaría de Haedo. El juez Torti explicó que “los aspectos personales que manifestó no lo desobligaban a respetar la excarcelación”.

 

OPINION
Por Atilio A. Borón

Un Davos clandestino

¿Quiénes son esos señores que con el mayor sigilo y tomando cada posible recaudo para evitar miradas ajenas se reunirán en un lujoso hotel porteño a partir del próximo domingo? ¿Por qué tienen que hacerlo en secreto si es que de sus iniciativas nada malo puede esperarse, siendo que en tan alto grado inciden sobre la conducta de los gobiernos?
Los caballeros en cuestión son los participantes en la Cumbre Económica del Mercosur que organiza el Foro Económico Mundial, institución mejor conocida por ser la que año tras año convoca en Davos a los más grandes empresarios del mundo. El FEM es una suerte de estado mayor de la burguesía internacional que cumple esas funciones “conectivas y organizativas” que Antonio Gramsci consideraba esenciales para que una clase pudiera promover sus intereses particulares. El FEM es una de las instituciones que representa la coalición dominante en la economía mundial; las otras son las mal llamadas “instituciones intergubernamentales”, tales como el FMI, el Banco Mundial, el BID y la OCM. En la clásica división de tareas, el FEM vendría a jugar el papel del mercado, aun cuando sus más ululantes voceros llegan a reclamar para sí la representatividad de la “sociedad civil”, mientras que el FMI y sus instituciones hermanas jugarían el papel del “estado”. Distinción alejadísima de la realidad una vez que se toma en cuenta la perfecta complementariedad de sus funciones a la hora de viabilizar la acumulación del capital a escala mundial.
La vocación para moverse en las sombras pone en evidencia que el neoliberalismo ha entrado en su fase otoñal: si hasta hace apenas un par de años Tony Blair y Gerard Schroeder instaban, en un lamentable documento de la difunta “tercera vía”, a exaltar la figura de los empresarios exitosos con el mismo entusiasmo con que se idolatraba a los grandes héroes deportivos, en la actualidad los campeones del capitalismo han debido adoptar las tácticas semiclandestinas propias de la mafia para poder encontrarse. Desde Seattle para acá todas sus reuniones (Washington, Praga, París, Davos, etc.) tuvieron lugar en medio de protestas sociales brutalmente reprimidas. En Quebec se llegó al extremo inaudito de tener que construir un verdadero “muro de la vergüenza” para proteger a los gobernantes del entusiasmo y cariño de sus oprimidos y explotados. Maestros consumados en el arte de extorsionar gobiernos –a través de “golpes de mercado”, huelga de inversiones, corridas cambiarias, “riesgopaís” y otras argucias por el estilo–, el lento pero inexorable cambio en la correlación mundial de fuerzas, precipitado por el fracaso de sus políticas, los ha colocado a la defensiva. Son pocos los que creen en ellos y en sus recetas, y sus nombres. Las resistencias a la mundialización neoliberal adquirieron una dinámica arrolladora. La multitudinaria participación de los movimientos sociales en el Foro Social Mundial de Porto Alegre y el éxito de las recientes movilizaciones contra el ALCA en la Argentina son muestras contundentes al respecto.
Quienes deliberen en Buenos Aires serán los verdaderos dueños de los mercados, desmintiendo con su mera presencia el carácter “impersonal” que a aquéllos le adjudica la imaginería neoliberal. Discutirán a puertas cerradas y ante solícitos funcionarios de los países del Mercosur temas tales como las estrategias para que nuestros gobiernos tornen aún más atractivas las economías de la región para los inversores externos; el problema del “riesgo país” y la credibilidad internacional; el nuevo papel de los Estados luego de las privatizaciones; cómo garantizar la seguridad jurídica de la propiedad privada; cómo profundizar las reformas económicas de “libre mercado” y reforzar la credibilidad de las instituciones democráticas, entre otros. ¿Por qué en vez de adoptar la metodología característica de la mafia no se invitó a la tan mentada “sociedad civil” y a sus organizaciones a tomar parte de una discusión sobre temas tan cruciales para el futuro de nuestros países? Se dice que ésta es unareunión “privada”. Pero, ¿cuán “privado” puede ser un encuentro con estas características, en este país –con la gravísima situación social por todos conocida– con estos personajes y ante gobiernos cada vez más humillados y vulnerables ante los caprichos de los mercados, es decir, de estos señores?

 

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