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PALESTINOS E ISRAELIES ESCALAN SU CONFRONTACION ARMADA
El día que casi todo voló en pedazos

Seis israelíes murieron y 100 resultaron heridos en el atentado terrorista más grave en Israel desde que empezó la segunda Intifada palestina, provocando una respuesta con cazas F-16.

Los palestinos evacuan heridos de uno de los sitios bombardeados en Nablús, Cisjordania.

Por Ferrán Sales *
Desde Jerusalén

Mahmud Ahmed Marmach, militante del partido fundamentalista Hamas, se voló en pedazos ayer con una bomba en un centro comercial de Netanya, a 20 kilómetros al norte de Tel Aviv, provocando la muerte de seis israelíes e hiriendo más de un centenar de personas. El atentado, el más grave desde la llegada al gobierno del general retirado Ariel Sharon, provocó la represalia inmediata del ejército israelí: aviones de combate F-16 bombardearon diversas poblaciones de Cisjordania, matando a diez personas, entre ellas un miembro de las fuerzas de seguridad, y decenas de heridos. Israel responsabilizó a la Autoridad Palestina por el atentado, mientras, desde Washington, el presidente George W. Bush “muy preocupado por el nuevo grado de la escalada” y llamó a “romper el ciclo de la violencia y abrir las discusiones para permitir un arreglo político.
Mahmud, un joven de apenas 20 años, estudiante, vecino de la localidad palestina de Tulkarem, miembro de la base del partido fundamentalista de Hamas, cumplió con éxito su misión; autoinmolarse en el centro comercial de Kanion Hasharon, en el corazón de la ciudad balneario de Netanya, a las doce del mediodía, en la víspera de la fiesta religiosa judía del Sabbat, cuando hay más gente en los almacenes, provocando un caos generalizado y desatando una espiral de violencia en esta Intifada que está a punto de entrar en su noveno mes.El militante suicida provocó la explosión en la misma entrada del centro comercial, mientras los servicios de seguridad de los almacenes trataban de identificarlo y registrarlo, ya que su presencia y su forma de vestir –con chaqueta larga en un día excesivamente caluroso y soleado– habían provocado las sospechas de los vigilantes. Momentos antes, una muchacha, cliente también de los almacenes, había tratado en vano de alertar a la policía de una comisaría cercana, asegurando que aquel joven “parecía peligroso”.
La explosión de la carga, que se encontraba adherida al pecho del suicida, destrozó su cuerpo, pero también el de otras seis personas, entre ellas cuatro mujeres. La onda expansiva hirió a cerca de un centenar de clientes, algunos de ellos de gravedad. La explosión también causó daños materiales importantes en el recinto comercial, que fue desalojado rápidamente.
“Esta ciudad ha estado siempre abierta a los palestinos. Son nuestros vecinos. Lo que ha pasado ha sido una tragedia. Hay que acabar. Pido al gobierno responder de la manera más dura posible”, clamaba ayer en la calle ante el macabro escenario Miriam Feinberg, la alcaldesa de la ciudad, mientras grupos de radicales judíos se concentraban en los alrededores al grito de “muerte al árabe”.
La locura sangrienta de ayer llevó a continuación a un grupo francotiradores palestinos a disparar contra el vehículo de un colono judío, cuando circulaba por una carretera semivacía en los alrededores de Ramalá. Los disparos acabaron con la vida del conductor, un soldado de 20 años de edad, hirieron gravemente a su madre y provocaron heridas en otro viajero.
La represalia israelí llegó antes de lo previsto: diversas instalaciones de las fuerzas de seguridad palestina en las ciudades de Nablús y Ramalá fueron bombardeadas por los aviones de combate F-16, causando nueve muertos y decenas de heridos. Entre las víctimas se encuentra un miembro de Fuerza 17, la guardia de seguridad del líder palestino Yasser Arafat. Esta es la primera vez que Israel utiliza aviones de combate para atacar a la población civil en la Intifada. Esta acción supone un incremento de la agresividad bélica del gobierno de Ariel Sharon, que hace una semana empezó también a utilizar misiles tierra–tierra guiados por rayos láser para atacar a los palestinos. Nablús recibió el castigo con resignación: las calles vacías y la gente en las casas, conscientes de que las sanciones no habían hecho más que empezar. En los campos de refugiados de la zona la reacción fue más fanática y radical, formándose manifestaciones que gritaron al tiempo “esto es la guerra”. Mientras en los alrededores las fuerzas del ejército israelí empezaron a actuar con decisión de acuerdo con un plan minuciosamente estudiado con el que se intenta cortar el tráfico, bloquear las carreteras y someter a la población civil a un asedio, que podría ser el más duro y prolongado de los últimos ocho meses.
Un portavoz de la organización fundamentalista palestina Hamas asumió ayer viernes la responsabilidad del acto, identificó al suicida, y alertó al gobierno de Ariel Sharon que éste era “el séptimo de los diez ataques prometidos contra los israelíes”, como represalia por la muerte de los cinco policías palestinos el pasado lunes en la localidad de Betunia, mientras se encontraban cenando en el interior de su casamata.
“Israel ha sembrado la violencia, el terrorismo y la muerte entre los palestinos con sus misiles teledirigidos y sus aviones; ahora está recogiendo lo que ha sembrado”, aseguraba desde su silla de ruedas el jeque Ahmed Yassin, el dirigente espiritual de Hamas, al tiempo que alababa al suicida y lo convertía de acuerdo con las tradiciones islámicas en un shuada, en un mártir. Desde ayer, según estas creencias, el activista se encuentra en un lugar privilegiado en el paraíso.

* De El País de Madrid, especial para Página/12.

 

Claves

El atentado que dejó ayer siete muertos en la ciudad israelí de Netanya es el más grave en los ocho meses que lleva la actual Intifada palestina.
La respuesta israelí no tuvo precedentes, marcando la primera vez que se usan aviones de combate en Cisjordania y Gaza desde la guerra de 1967. Hubo 10 muertos.
Antes del atentado, dentro y fuera de Israel aumentaban las presiones para que el premier Ariel Sharon pusiera límites a la colonización judía en territorios árabes.
Pero ataques como el de ayer, dirigidos contra Israel y no contra sus colonias, suman fuerza a las posiciones más intransigentes del gabinete israelí.

 

MAHMOUD AHMED MARMASH, CARPINTERO Y KAMIKAZE
Cómo se fabrica un mártir

Por Virginia Quirke *
Desde Jerusalén

La mejor foto de Mahmoud Ahmed Marmash –carpintero y kamikaze– será elegida para el poster que cubrirá toda su ciudad natal. Para muchos palestinos, el atentado suicida del joven en un centro comercial en la planicie costera de Israel lo convierte en héroe. Según la tradición, aquellos que dan su vida por una causa islámica ganan un lugar de mártir en el paraíso.
En Ramalá, Hassan Yousef, un predicador de Hamas, anunció el nombre de Marmash, de 21 años, por los altoparlantes de la mezquita ayer, después de las oraciones del mediodía. Los activistas dieron caramelos a los fieles para celebrar la bomba. Se informó que el jeque Ahmed Sheikh Yassin, líder de Hamas, dijo en Gaza: “Israel plantó la violencia al matar a gente inocente... Ahora Israel está cosechando la reacción”. Otro vocero de Hamas, Ismail Abu Shanab, dijo: “Esta operación es una reacción normal del pueblo palestino, respondiendo a la agresión israelí”.
El perfil de Marmash, el más mortífero de los atacantes suicidas de esta Intifada, cuadra con la descripción de los reclutas de Hamas. Era carpintero, vivía en una casa con 13 parientes en Tulkarem, una ciudad en la parte norte de Cisjordania. “Estoy muy impactado”, dijo uno de sus hermanos, Samir. Marmash era devoto y, según su familia, no había participado en confrontaciones con Israel. Su madre dijo que no sabía que era miembro de Hamas, y no sospechó nada cuando él le dio una bolsa de caramelos antes de partir en su misión suicida. Hamas tiene alas políticas y militares. El número total de sus miembros no se conoce, pero tiene muchos partidarios y simpatizantes.
Hamas recluta en escuelas y mezquitas basándose en la dedicación de los jóvenes al Islam. La mayoría de los que cometen atentados suicidas son hombres en los últimos años de su adolescencia o de apenas 20 años. Hamas dice tener tantos voluntarios para ataques suicidas que muchas veces los rechaza: su advertencia de ayer de que tiene más suicidas con bombas esperando para atacar ha sido tomada muy seriamente. Una serie de ataques suicidas con bombas contra Israel en los últimos meses ha provocado temor de una renovada campaña terrorista. Pocos han olvidado los ataques con bombas de Hamas a ómnibus en febrero y marzo de 1996, donde murieron casi 60 israelíes, o los ataques del grupo en 1997, que mataron a 15 personas en Jerusalén.

* De The Guardian de Gran Bretaña, especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.

 

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