Por Sergio Moreno
y José Natanson
El jefe de Gabinete, Chrystian
Colombo, y el ministro del Interior, Ramón Mestre, informaron ayer
oficialmente a los ejecutivos de Siemens la decisión del Gobierno
de rescindir el contrato para la confección de los nuevos DNI.
La reunión en la Rosada se concretó con un bajísimo
perfil. Fue cordial y según decían después
en el Gobierno hubo coincidencias en torno de las ventajas de llegar
a un acuerdo sin estridencias por la indemnización. Aunque las
cifras difieren, las dos partes tendrían buenas razones para evitar
la vía judicial: el Gobierno, para no irritar ni a la poderosa
empresa ni a su gigantesco país de origen; y Siemens, para no crear
un nuevo escándalo por un contrato sospechado desde el momento
en que se firmó.
El viernes, luego de varias reuniones y de discusiones subidas de tono
entre los funcionarios, el Gobierno resolvió el tema: por primera
vez desde diciembre de 1999, la gestión aliancista anulaba una
licitación firmada por Carlos Menem. Era una de las más
importantes de la década menemista: su monto total superaba los
mil millones de dólares para un Sistema Integral de Identificación
de Personas, Control Migratorio e Información Eleccionaria. Estuvo
cuestionado desde el principio, básicamente por el costo obligatorio
de los nuevos DNI, que originalmente escalaba a los 30 pesos por unidad.
Ayer, los representantes de Siemens el director general, Rodolfo
Schmidt, y el director Económico Financiero, Andrés Truppel
llegaron a la Casa Rosada a las nueve y media de la mañana. En
el despacho del ministro del Interior los esperaban Colombo y Mestre para
una reunión que se desarrolló casi en secreto. En el encuentro,
los funcionarios le comunicaron a los ejecutivos de Siemens que el decreto
de rescisión se publicará el lunes y le aclararon los términos
de la decisión.
Según contaron a Página/12 fuentes del Gobierno, la reunión
fue amable y giró en torno a una coincidencia fundamental: la necesidad
de llegar a un acuerdo sobre la indemnización que deberá
pagar el Estado argentino a Siemens y evitar así las complicaciones
de la vía judicial. Aunque hay diferencias el Gobierno habla
de 150 millones y la empresa alemana de 300, las dos partes tendrían
buenas razones para encontrar una solución consensuada:
Las del Gobierno son transparentes:
con la mirada en los mercados y los inversores internacionales, De la
Rúa no quiere irritar a Siemens que había amenazado
con dejar el país si se rescindía el contrato ni a
Alemania, uno de los países claves en el mapa europeo.
En cuanto a la empresa germana,
sus directivos también estarían dispuestos a buscar una
solución pacífica, que evite el escándalo y que no
profundice la sospecha asociada desde un principio al polémico
contrato. De todas formas, en un comunicado emitido después de
la reunión, Siemens informó que resolvió no
hacer comentario alguno a hasta no conocer el texto completo del decreto.
Una vez en poder de una copia del mismo, y que la empresa haya realizado
el análisis correspondiente y evaluado las acciones que adoptara
en salvaguarda de sus derechos e intereses, se expedirá oportunamente.
En la reunión no se habló del monto de la indemnización.
Según relató a Página/12 un funcionario de Interior,
en los próximos días Mestre encargará una auditoría
para cuantificar la cifra exacta que el Estado argentino está dispuesto
a pagar.
Lo que sí está definido es el decreto. En la Casa Rosada
destacaron lo cuidadosamente elaborado que está el texto, cuestión
de no irritar a la empresa alemana y contar con argumentos sólidos
a la hora de discutir la indemnización. Comienza con una referencia
al decreto de Menem por el que se convocó a la licitación
y luego remite a la Ley de Emergencia Económica, sancionada en
los albores de la administración aliancista, que habilita al Ejecutivo
a rescindir contratos de locación de obra anteriores a diciembre
de 1999.
A continuación se menciona un decreto firmado por De la Rúa
en diciembre de 2000, en el que se especificaban los contratos realizados
por el Estado que serían sometidos a revisión, entre los
cuales se hallaba el de los DNI. Posteriormente, el decreto de rescisión
recuerda que el contrato con Siemens fue sometido a revisión por
parte de la Dirección General de Migraciones, la Dirección
Nacional Electoral, la SIGEN, la Secretaría de Hacienda y el Registro
Nacional de las Personas. También evoca que hubo una negociación
para modificar algunos términos del contrato y finalmente llega
a lo central: en virtud de la grave situación económica
que atraviesa el país, argumenta, el contrato resultaría
demasiado oneroso para el erario.
El decreto fue refrendado por Mestre, Colombo, Domingo Cavallo y el cavallista
Carlos Bastos. La firma del ministro de Economía y el de Infraestructura
intenta ser un gesto político de apaciguamiento, luego de la dura
discusión que mantuvieron el viernes Cavallo y Mestre.
Aún queda pendiente convocar a una nueva licitación, de
la que participarían empresas norteamericanas, francesas e israelíes.
Cerca de Cavallo recordaban ayer que el contrato por los DNI produjo choques
desde un primer momento. Cavallo no quiere profundizar su enfrentamiento
con Mestre, decía uno de los hombres de confianza del ministro.
En Interior completaban el panorama. Todavía no está
definido cómo ni cuando se comenzará a evaluar la nueva
licitación, pero no hay apuro. Lo más urgente ya lo resolvimos,
explicaban.
Políticos de
acuerdo
La decisión de rescindir el contrato con Siemens para la
provisión de DNI fue saludada ayer por varios dirigentes
del oficialismo. Anula uno de los negociados más escandalosos
hechos por el gobierno menemista. No es cierto que esta medida conspire
contra las inversiones que nuestro país necesita, sino que
marca un nuevo camino entre las inversiones con ganancias razonables
y no con super-rentas, detrás de las cuales se esconden actos
de corrupción y retornos como en el caso de la venta ilegal
de armas, aseguró el jefe del bloque de diputados de
la Alianza, Darío Alessandro, uno de los primeros en denunciar
la operación. Por su parte, el ministro de Desarrollo Social,
Juan Pablo Cafiero, sostuvo que la decisión es positiva para
no convalidar los actos dudosos de la gestión menemista.
Finalmente, el senador radical Leopoldo Moreau consideró
que el Poder Ejecutivo demuestra que está dispuesto
a seguir revisando los contratos del gobierno anterior. Va a ahorrar
un costo al Estado de 600 millones de dólares y va a favorecer
a la gente.
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Sin derecho a juicio
El subsecretario general de la Sindicatura General de la Nación
(SIGEN), Aníbal Gutiérrez, negó ayer que la
empresa Siemens tenga derecho a realizar un juicio al Estado por
la decisión de anular la licitación por la confección
de los DNI. Según dijo el segundo de Rafael Bielsa, el
Poder Ejecutivo tenía derecho a reformular o rescindir el
contrato en base a la ley de emergencia económica que
desliga al Estado de la obligación de pagar indemnizaciones.
El Estado simplemente lo que tiene que hacer es reintegrar
las inversiones producidas, nada más, no habría que
pagar lucro cesante y no estaría obligado a indemnizar a
la empresa, aseguró Gutiérrez.
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