Por Sergio Moreno
La reformulación del
gabinete porteño fue la primera señal. De ella se puede
intuir qué dirección tomará Aníbal Ibarra
cuando deba armar la ingeniería electoral para enfrentar las elecciones
de octubre de este año. Algunas pistas: la Alianza porteña
marcará una clara diferenciación del gobierno nacional y
de Domingo Cavallo y tratará de recomponer la coalición
original de 1997 en su versión porteña. Para ello, los hombres
de Ibarra y él mismo ya comenzaron a negociar con el
radicalismo y con el rebelde socialismo democrático para llegar
a las elecciones en las mismas listas. El Frepaso de la Capital pretende
que Norberto La Porta encabece la lista de candidatos a diputados nacionales
y está dispuesto a ofrecerle a la UCR el lugar de primer senador
si ese puesto lo ocupara Rodolfo Terragno. El escenario es imaginable
sólo por la firmeza de Elisa Carrió en su negativa a presentarse
en esta oportunidad. Si Lilita fuese candidata, no sé
cómo, de alguna manera, iríamos con ella, sería nuestra
candidata, afirmó a Página/12 uno de los más
importantes operadores del jefe de Gobierno porteño.
El cambio de gabinete con el que Ibarra sorprendió a la mayoría
de sus secretarios, pensado fundamentalmente para mejorar la gestión
de Gobierno, no descuidó el entramado político que el ex
fiscal quiere afianzar. La Porta se llevó uno de los premios de
la movida al ver fortalecida su Secretaría de Medio Ambiente con
atribuciones que antes le competían a la de Obras Públicas.
De igual manera, aunque con menos estruendo, otro de los dirigentes importantes
del distrito, como es el radical Rafael Pascual, pudo colocar hombres
suyos al frente de dos direcciones generales. La presencia del delarruísta
Pascual en la asunción de los nuevos secretarios porteños
fue, a la vez, una señal de agradecimiento y un gesto para ratificar
la buena sintonía del diputado con los planes de Ibarra, a pesar
de la distancia que adoptó el jefe porteño de la gestión
del Presidente Fernando de la Rúa.
Por ser titular de la Cámara de Diputados de la Nación,
la UCR aspiraba a que Pascual encabezara la nómina aliancista.
El mismo dirigente imaginó, hace un mes atrás, que la Alianza
podría integrar sus nóminas de candidatos con el cavallismo,
idea repudiada por Ibarra, el Frepaso y Raúl Alfonsín. Pero
las cosas han cambiado: Pascual dejó de lado la alquimia con el
cavallismo y aceptó, la semana pasada, no ser cabeza de lista.
Es más, se conformará con ser el primer radical de la lista.
El candidato de Ibarra para ocupar el puesto número uno es La Porta;
Pascual está de acuerdo con eso.
La Porta está agradecido con la deferencia de Ibarra tanto
por el fortalecimiento de su secretaría cuando por la intensión
de postularlo. Sabe, además, que las encuestas lo paran muy
bien frente al electorado de la Ciudad (tales los números que arrojan
estudios realizados por el CEOP y por Carlos Fara y Asociados) pero debe
enfrentar la peculiar disputa interna de su partido, el PSD, que ya perdió
una vez a manos de Héctor Polino, quien anhela renovar su banca
en la Cámara baja.
Conocedor de esta situación y, fundamentalmente, de la distancia
que tomó el PSD del gobierno nacional y del bloque de diputados
de la Alianza, Ibarra ha mantenido más de dos reuniones con el
jefe de los socialistas democráticos, Alfredo Bravo. Alfredo
forma parte de nuestro mismo espacio, dijo Ibarra a Página/12.
El jefe porteño intenta que Bravo lo acompañe en octubre,
en las mismas listas, a pesar de que el socialista ha conformado el ARI
con Elisa Carrió y su intención es competir por una banca
de senador con esos colores. Antes de partir a París, Ibarra pidió
a Bravo que postergue la reunión de la conducción del PSD
que se iba a realizar la semana pasada, porque quería participar
del encuentro y formar parte del debate. Bravo accedió; la reunión
se realizará mañana.
Es, también, a través del profesor y diputado socialista
que el jefe de Gobierno envía mensajes a Carrió. No hubo
encuentros entre la radical disidente y el ex fiscal, por ahora, pero
las habrá. Queremos ser muycuidadosos con Lilita. Ella forma
parte de nuestro pensamiento y sabe que en esta ciudad la Alianza existe
como fue creada en 1997. Para hablar hay tiempo, dijo a Página/12
un hombre de confianza de Ibarra. Ella dijo que no va a ser candidata
continuó, pero si fuese, sería nuestra candidata.
El Senado
Carrió dijo que no, Chacho Alvarez decidió alejarse y
selló su adiós con declaraciones que revulsionaron al Frepaso,
y el frentismo porteño hurgó en sus anaqueles para encontrar
reemplazante. De hecho dio con otro aliancista nato, el ex jefe de Gabinete
Rodolfo Terragno, un radical de discurso progresista, relación
mala con De la Rúa y tortuosa con la UCR del distrito. Si
el candidato es Terragno, le damos el lugar ya mismo, afirman los
frentistas, que atesoran, también, los nombres de Nilda Garré
o Liliana Chiernajowsky para secundarlo.
Los ibarristas cuentan a su favor con las dificultades que tienen los
radicales para dar con un candidato aceptable en un distrito que la Alianza
no puede perder. Hasta ahora, los nombres que baraja el radicalismo son
el de Enrique Olivera, que recordó lo cómodo que se siente
en la presidencia del Banco Nación, José María García
Arecha, impulsado por él mismo, y el canciller Adalberto Rodríguez
Giavarini, quien no tiene intenciones de dejar su puesto. Ninguno de los
tres, según rezan las encuestas mencionadas anteriormente, despiertan
el entusiasmo del electorado porteño.
El Presidente
Los últimos movimientos en la ciudad inquietaron a De la Rúa.
Al día siguiente de producidos los cambios, dos importantes dirigentes
radicales uno de ellos diputado, el otro habitual consejero del
Presidente escucharon de boca del mandatario su preocupación.
De la Rúa entendió que los cambios fueron contra él.
Así se lo dijeron, comentó a este diario uno de los
contertulios del Presidente, apuntando a una importante figura del gabinete
porteño. La versión fue confirmada también por un
secretario del gobierno de la ciudad quien, no obstante, consideró
que las diferencias de estilo y concepción entre la Ciudad y la
Nación están más que claras. Nosotros seguimos
siendo la Alianza; acá no nos cavallizamos, remató.
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