Por Eduardo Videla
Si tiene una casa cerca de
las vías del Ferrocarril Sarmiento, entre Once y Liniers, no la
venda ahora: en tres meses se licitarán las obras para llevar las
vías a 8 metros de profundidad, un proyecto que cambiará
la vida de los vecinos del oeste porteño. Según adelantaron
a Página/12 funcionarios del gobierno porteño, los trabajos
comenzarán en mayo de 2002 y su primera etapa estará concluida
en 30 meses. En la mitad de su recorrido, las vías circularán
en un túnel mientras que el otro 50 por ciento estará en
una trinchera a cielo abierto. Recién podrá cubrirse totalmente
cuando la concesionaria del servicio ferroviario reemplace las locomotoras
diésel del transporte de carga por trenes eléctricos. Mientras
tanto, ya se trabaja en el diseño del corredor verde que reemplazará
a las vías, en la superficie, y se integrará a tres nuevos
parques en el oeste de la ciudad: uno, de 22 hectáreas, en Caballito,
cuyo proyecto ya está aprobado; otro en Plaza Once, en base a una
iniciativa de los vecinos, y el tercero, en Liniers.
El soterramiento del ferrocarril y la creación de un corredor verde
constituyen el proyecto más importante que hoy tiene la ciudad,
según dijo a este diario el secretario de Planeamiento Urbano,
Enrique García Espil. En efecto, la obra no sólo permitirá
una mejor comunicación entre el norte y el sur de la ciudad hoy
obstruida por vías y dificultada por los pasos a nivel: mejorará
la calidad de vida de los vecinos que deben soportar las colas de autos
en las barreras, con su secuela de emanaciones de gases y bocinazos molestos
y amortiguará el ruido de vagones que ya forma parte del sonido
cotidiano para centenares de familias que viven sobre el margen de las
vías.
La obra civil costará 84 millones de dólares y se realizará
en el marco del Plan Nacional de Infraestructura. El proyecto corre por
cuenta del gobierno porteño, mientras que el llamado a licitación
lo realizará la Nación. En cuanto al tendido de vías
y el vestido electromecánico, quedarían a cargo del concesionario
de la línea, la empresa TBA. Por contrato, ellos debían
hacer pasos bajo nivel, que con esta obra no serán necesarios.
Ese dinero deberá ser invertido en una nueva instalación,
dijo a este diario el secretario de Obras y Servicios Públicos,
Abel Fatala.
El ramal subterráneo tendrá cuatro vías en toda su
extensión. ¿Cómo se ejecutará la obra sin
interrumpir el servicio ferroviario? De acuerdo con el proyecto, al que
tuvo acceso Página/12, se trabajará primero en la construcción
de un túnel para dos vías, mientras la otra doble vía
seguirá funcionando. Cuando se ejecuta el primer túnel,
debajo de las vías en uso se irán instalando vigas horizontales
cada 1,50 metros: servirán para sostener los rieles cuando se excave
el segundo túnel debajo de ellas (ver gráfico).
Una vez finalizada la excavación, se realizarán los andenes
definitivos, tipo isla, abajo, entre las vías. Pero las estaciones
se mantendrán en el nivel superior, aunque remodeladas, para permitir
la conexión con los andenes del subsuelo: habrá escaleras
y ascensores, para personas con problemas de accesibilidad. La única
estación que se trasladará de su lugar original será
la de Flores, porque se quiere preservar la edificación histórica.
Ese lugar será el único donde no habrá excavaciones:
se construirán 600 metros mediante una tunelera, explicó
Fatala. Una de las posibilidades es que ese edificio quede convertido
en centro cultural del barrio.
Cuando las vías estén funcionando bajo tierra, los túneles
serán cubiertos primero parcialmente, luego en su totalidad
y sobre esa superficie se construirá un parque con una longitud
de siete kilómetros y un ancho que será variable: Según
las zonas, tendrá un mínimo de 40 metros o un máximo
de 65, precisó García Espil. Ese corredor verde estará
limitado, en sus laterales, por calles o por los fondos de las viviendas
que actualmente dan a las vías ferroviarias.
Para elaborar el diseño de ese parque, la Secretaría de
Planeamiento Urbano acaba de firmar un convenio con la Facultad de Arquitectura
y Urbanismo. El proyecto deberá contener el trazado de una
bicisenda, de punta a punta, arbolado, juegos infantiles, baños
públicos y espacios para la práctica de deportes,
explicó García Espil.
Ese corredor se convertirá en un nuevo pulmón para la zona
oeste, la que menos espacios verdes tiene en toda la ciudad. Esa línea
integrará tres nuevos parques en el oeste porteño. El primero,
en los terrenos ferroviarios de Caballito, parte de los cuales ya fueron
transferidos desde la Nación a la ciudad. Se trata del área
comprendida por las calles Yerbal, al sur; Avellaneda, al norte; Morelos,
al oeste, y la Plaza Giordano Bruno donde nace Honorio Pueyrredón
al este .
El proyecto de sepultar las vías del Sarmiento despertó
el entusiasmo de los vecinos, que armaron proyectos y los acercaron al
gobierno. Uno de ellos es el del denominado Parque de la Estación
Once. Adelantada por Página/12 en noviembre último, esa
iniciativa, elaborada por la Asociación de Vecinos de Almagro,
Once y Balvanera, fue aprobada por el CGP 2 Sur y hecho propio por el
gobierno porteño. Allí no hará falta esperar el soterramiento
del ferrocarril: las vías ya corren bajo nivel y sólo habrá
que construir una losa y sobre ella, un parque. El proyecto prevé
integrar terrenos y construcciones ferroviarias en desuso, para conformar
un espacio verde de seis hectáreas con un centro cultural y otro
deportivo.
Finalmente, la propuesta para los terrenos ferroviarios de Liniers consiste
en crear un nuevo parque y recuperar algunos de los galpones ferroviarios,
hoy abandonados. La propuesta es poner en valor esos edificios,
que pueden llegar a ser tan interesantes como Puerto Madero, arriesgó
García Espil. El funcionario coincide con una propuesta de los
vecinos para convertir uno de esos enormes galpones de ladrillo a la vista
en un museo ferroviario, con vías y viejas locomotoras en funcionamiento,
inclusive.
Caballito con parque
nuevo
Un bosque de especies nativas, de 38 metros de ancho y diez cuadras
de largo. Una bicisenda a un lado y otro de la arboleda. Y para
completar la geografía, cada cien metros, calles bordeadas
por dos filas de tipas, separando grandes espacios verdes del tamaño
de una manzana. Ese es el paisaje predominante en el proyecto para
parquizar las 22 hectáreas de terrenos ferroviarios en Caballito,
resultado de un concurso convocado por la Sociedad Central de Arquitectos
y la Secretaría de Planeamiento Urbano porteño.
El proyecto fue realizado por los arquitectos Pablo Rozenwasser
y Daniel Silberfaden y está concebido para ser realizado
en tres etapas. La primera fase prevé integrar la pequeña
plaza barrial, hoy convertida en potrero, entre la calle Giordano
Bruno y las vías, con los terrenos ferroviarios disponibles
que van desde Yerbal hasta la cancha de Ferro Carril Oeste.
La segunda etapa vendrá después de la construcción
del túnel de soterramiento del ferrocarril. Sobre esa línea
se plantará el bosque autóctono. Acompañando
ese trazado, cada 100 metros, las calles transversales serán
arboladas con tipas. Las áreas verdes que queden delimitadas
serán destinadas a distintos usos, como juegos para niños
y para la tercera edad, como mesas de ajedrez. También
habrá baños públicos, lugares para la práctica
de deportes y un anfiteatro, dijo a Página/12 el arquitecto
Rozenwasser, uno de los autores del proyecto. Todos los sectores
serán unidos por la línea sinuosa de la bicisenda.
La tercera etapa, por último, contempla la parquización
de 8 hectáreas, un baldío actualmente ocupado por
galpones abandonados del ferrocarril.
El proyecto fue elegido entre 40 propuestas. Ahora, sus autores
esperan que el gobierno los contrate para poder ponerlo en práctica.
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