En tiempos de extensión
del IVA y gigantescas trabas económicas, el cine argentino sigue
dando muestras de buena salud artística: Bolivia, el nuevo film
de Adrián Caetano, se alzó con el premio de la Crítica
Joven en la Semana Internacional de la Crítica del Festival de
Cine de Cannes (una de las muestras paralelas más prestigiosas
del certamen francés), en medio de una catarata de elogios que
resitúan al cine argentino a niveles de competencia internacional.
Caetano, uruguayo de nacimiento pero radicado en la Argentina, apenas
atinó ayer a describirse muy feliz, pero igualmente sorprendido
por este premio, antes de lanzarse a una merecida celebración
de sábado por la noche.
Bolivia, un drama sobre la discriminación y los problemas cotidianos
de dos extranjeros en Buenos Aires, es el segundo título de Caetano,
quien ya había atraído la atención de todo el medio
cinematográfico con Pizza, birra, faso, la notable película
realizada junto a Bruno Stagnaro. El film, que ya tuvo cinco proyecciones
durante la semana y ayer fue nuevamente exhibida una vez más en
el Espacio Miramar (una sala de la Costa Azul con capacidad para quinientas
personas), recibió además elogiosas críticas de algunos
de los medios especializados en cine más importantes, entre ellos
Variety, Synopsis y Le Film Francais. En tanto, el premio mayor unos
15 mil dólares de la Semana de la Crítica, que desde
hace 40 años organiza el Sindicato de la Crítica de Francia
y de donde despegaron cineastas como Ken Loach y Bernardo
Bertolucci, fue otorgado a la película Under the moonlight, del
iraní Reza Mir-Karimi.
La importancia del premio recibido por Bolivia puede llegar a posicionarla
en el mismo lugar a los ojos de críticos, productores y distribuidores
mundiales que otras obras ganadoras en ediciones anteriores en la
misma sección, como la mexicana Amores perros, de Alejandro González
Iñárritu, y la polémica Solo contra todos, del argentino
radicado en Francia Gaspar Noé. Esta distinción confirma,
además, el muy buen momento que está pasando y la atención
internacional que está despertando el denominado nuevo cine
argentino, después de éxitos como el que obtuvo La
ciénaga, de Lucrecia Martel, que no sólo fue elegida para
la sección oficial del Festival de Berlín, sino que además
ganó allí un Oso de Oro a la mejor ópera prima. Caetano
integra la delegación argentina en Cannes junto a Lisandro Alonso,
director de La libertad, exhibida en la muestra Un Certain Regard, que
también concursa por dos premios que se conocerán mañana:
el que la sección otorga a los films que la integran y el premio
Cámara de Oro, al que aspiran por igual todas las óperas
primas del certamen.
No quise hacer una denuncia social, simplemente quise contar una
historia en un bar con siete personajes. Bolivia es una historia muy sencilla,
que narra las vivencias y desventuras de alguien Freddy, un inmigrante
boliviano que no tiene las cosas para nada fáciles,
describió en Cannes el cineasta. Tragedia sobre el amor y la supervivencia
de dos extranjeros en la capital argentina, este film trata sobre la xenofobia
cotidiana y la violencia social a través de la historia de Freddy,
un indocumentado que consigue trabajo como parrillero en un bar, donde
se enamora de Rosa, una moza paraguaya, y se relaciona con los clientes
del lugar. Rodada en blanco y negro, Bolivia está protagonizada
por el actor Freddy Flores y la debutante Rosa Sánchez. En relación
a la presencia de otros cineastas argentinos en Cannes, como Alonso, Pablo
Trapero y Martín Rejtman, Caetano afirmó que acá
hay muchas expectativas con el cine argentino, debido a montones de hechos
que fueron sucediendo en los últimos años. Ahora nosotros
tenemos que estar a la altura de eso, debemos tratar de satisfacer esas
expectativas.
Mientras los argentinos festejan, Cannes se prepara para el cierre a toda
orquesta: Millenium mambo, del chino nacionalizado taiwanés Hou
Hsiao-Hsien, y Akai hashi noshitano nurui mizu, del japonés Shohei
Imamura Shohei, concluyeron la proyección de la sección
oficial de Cannes, que se clausura hoy con la elección de las ganadoras
y la entrega de los galardones. Las favoritas de la crítica para
obtener la Palma de Oro, máxima recompensa del certamen, son la
italiana La stanza del figlio, de Nanni Moretti, las francesas La pianiste,
del austríaco Michael Haneke, y Va savoir, de Jacques Rivette,
y la portuguesa Vou para casa, de Manoel de Oliveira. Eloge de lamour,
de Jean Luc Godard, y Taurus, del ruso Alexandre Sokurov, fueron las más
innovadoras, tanto desde el punto de vista formal como artístico.
Según la crítica internacional, la película más
divertida de la competición oficial fue el film de dibujos animados
Shrek, de Victoria Jenson y Andrew Adamson, una ácida e irónica
parodia de los filmes para niños hechos por Walt Disney.
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