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LAS CIFRAS DE LA DEUDA NO GUARDAN RELACION CON LA REALIDAD SOCIAL
Un canje que engorda más la cuenta

Entre 1991 y 2001, la deuda pública creció un 140 por ciento por ciento. Hoy el Estado destina 305 pesos por argentino al pago de intereses de la deuda y sólo 53 pesos a asistencia social. El megacanje de Cavallo, a tasas de interés altas, agravaría esa situación.

Por Maximiliano Montenegro

El peso de la deuda en las cuentas del Estado argentino ha superado, en especial en los últimos cinco años, toda proporción razonable. Durante ese período, la economía argentina apenas creció 1,5 por ciento, mientras que los intereses de la deuda, que figuran como un gasto más dentro del Presupuesto nacional, aumentaron un 98 por ciento. Hoy, el gobierno nacional gasta en intereses de la deuda 3 veces más de lo que gasta en la burocracia de la administración nacional, 6 veces más que en asistencia social a los sectores más desprotegidos y 23 veces más que en planes de empleo. Casi uno de cada cuatro pesos que eroga se van en el pago a los acreedores. Con el canje de deuda de corto plazo por préstamos a largo plazo, Cavallo busca descomprimir las exigencias financieras del Gobierno en los próximos cinco años. Sin embargo, dado que el canje saldrá caro, la cuenta de la deuda seguirá engrosando durante ese lapso a un ritmo todavía más rápido que en el pasado.
No hay duda de que las cifras de la deuda, cualesquiera que sean, no guardan ninguna relación con la realidad de las cifras que se manejan en la Argentina para atender la delicada situación social.

Universidades. El Gobierno pagará en intereses extra 6 presupuestos de la UBA.

Sólo lo que costará el megacanje en concepto de “gastos de registración, organización, legales, impresión, traducción, distribución de prospectos” –como especifica el decreto firmado por De la Rúa que lo autoriza– es equivalente al número de planes Trabajar reclamados por los desocupados de la Matanza, que con el corte de la ruta 3 mantienen en vilo al presidente. Con los 5,1 millones en folletería y sellos que insumirá el megacanje, se podrían otorgar por seis meses 5312 planes Trabajar a otras tantas familias desocupadas, o la mitad de planes por el lapso de un año. Para concretar la operación, el Estado deberá oblar, además, una comisión del 0,55 por ciento al consorcio de siete bancos que la coordina. Si el canje llega a los 20.000 millones, en comisiones se irán 110 millones de pesos que se repartirá el sindicato de bancos que encabeza el presidente del Credit Suisse First Boston, David Mulford, amigo del ministro Domingo Cavallo, quien le reconoció derecho de autor sobre la operación.
Esa comisión equivale al presupuesto anual de algunas de las principales universidades del país, como las de Córdoba o La Plata. Pero, por si no quedara claro que los 40 brokers que trabajarán en el negocio apenas unas semanas serán bien remunerados, equivale también a dos años del presupuesto de la Auditoría General de la Nación y la Sigen juntas, donde revista un vasto grupo de profesionales argentinos (abogados, contadores, economistas) encargados de velar por la transparencia en el funcionamiento de toda la administración nacional (ver cuadros).
Sin embargo, obviamente, el mayor costo resultará de la tasa de interés, explícita o implícita, que deba pagar el gobierno por conseguir que los acreedores estiran los plazos de vencimientos hasta 30 años. Si el canje se hace por 20.000 millones, como pretende el gobierno, aunque hoy parezca difícil de alcanzar, lo más probable es que, como reconoció el secretario de Financiamiento, Daniel Marx, haya que pagar una tasa de interés anual del 15 por ciento por los nuevos créditos a plazos superiores a los 5 años. Teniendo en cuenta que, actualmente, el gobierno paga por la deuda vieja en promedio una tasa del 9 por ciento, el costo será de unos 1200 millones anuales (3000 millones de intereses por la nueva deuda menos 1800 millones por la vieja).
Ese “plus” de 1200 millones de dólares de gasto en intereses es equivalente a cerca 700.000 planes Trabajar por año. De otro modo: implicaría multiplicar casi por 8 el presupuesto actual del Ministerio de Trabajo destinado para tal fin, extendiendo la cobertura a un tercio de los desocupados, cuando hoy apenas se asiste a menos del 5 por ciento.
Visto desde otro lado, lo que se llevarán los acreedores en intereses adicionales es comparable con 4 años del presupuesto de la Universidad de Buenos Aires, a 6 años del presupuesto del Conicet o a 2 años delpresupuesto de poder judicial, tres áreas del Estado permanentemente en la mira del Fondo Monetario Internacional y los propios bancos de inversión, que no se cansan de reclamar más ajuste fiscal.

Desempleados. La comisión de los bancos por el canje equivale a 60.000 planes Trabajar por año.

Cavallo apuesta a que los nuevos bonos no paguen en los primeros años ni intereses ni capital, con lo cual aliviaría sustancialmente la necesidad de salir a pedir nuevos préstamos para cubrir <font face="Trebuchet MS, Arial" size="2"><b>Monedas</b>. los vencimientos. Sin embargo, en la cuenta de la deuda se iría sumando esa carga extra de intereses. Así, a menos que la economía creciera a tasas récord, impulsando al mismo tiempo la recaudación tributaria, el peso de la deuda se hará todavía mayor en relación a otros gastos del Estado y al PBI. La relación deuda/producto es uno de los indicadores clave de “solvencia” o capacidad de repago que miran las calificadores de riesgo internacional y los propios acreedores. Por lo tanto, lo más probable que, si el “milagro de crecimiento” no se hace realidad, mucho antes de que los nuevos bonos empiecen a vencer los propios acreedores desconfíen y detonen una nueva crisis financiera como la que se vive hoy.
Pero, aún si así no fuera, ¿cuánto debería encogerse el gasto del Estado en servicios sociales esenciales para dar espacio al gasto en intereses de la deuda? Las estadísticas oficiales revelan que cada vez queda menos espacio. Hoy, el Estado destina por argentino 305 pesos anuales al pago de intereses; mientras que en educación eroga sólo 79 pesos; en salud, 78; en asistencia social directa, 53 pesos; y entre planes de empleo y seguro desocupación, apenas 13 pesos per cápita.
Es, por lejos, el segundo gasto de la administración nacional, después del pago de jubilaciones y pensiones.

Pobres. El Gobierno gasta en intereses 6 veces más que asistencia social directa.

CUADRO


Otro nuevo test ante los mercados a �tasas ruinosas�

Mañana el Gobierno volverá a endeudarse en el sistema financiero local. Se estima que, pese al anuncio del canje, volverá a pagar, como él mismo las calificó, �tasas ruinosas para el Estado�.

Domingo Cavallo volverá a ser examinado por los mercados mañana, cuando el Ministerio de Economía salga a pedir prestado entre los bancos extranjeros que operan en la plaza local unos 500 millones de dólares, a través de una licitación de Letras del Tesoro (LETES). Según estiman en el equipo económico, la tasa que le exigirían por esa financiación a 90 días sería algo inferior al 12,4 por ciento anual que le cobraron hace dos semanas. Pero todavía bien por arriba del 11 por ciento que el propio Cavallo había calificado de una “tasa ruinosa para el Estado” a poco de llegar a Economía el 20 de marzo pasado.
Por su parte, para el economista Martín Redrado, ex presidente de la Comisión Nacional de Valores y uno de los consultores mimados de la city, el canje de deuda sólo permitirá “comprar tiempo”, y pronosticó que con la excepción de algunos sectores puntuales “este año no se verá crecimiento”.
Según Redrado, Cavallo, “es el economista más talentoso y más conocido, pero creo que hubo una sobreestimación del propio crédito que él traía al llegar al Gobierno”, advirtió. “Se pensó que sólo con su presencia se abriría el crédito al consumo, que la gente se sentiría más cómoda, más protegida y, por lo tanto, se lanzaría a consumir. Esos fueron supuestos equivocados”, agregó.
La apuesta de Cavallo y Daniel Marx, su vice y secretario de Finanzas, es que, antes de concretarse el canje, el riesgo país baje desde el nivel actual (alrededor de 950 puntos) hasta unos 800 puntos, lo cual reduciría la tasa interés que debe pagar el gobierno por tomar nuevos créditos a un plazo de entre 5 y 30 años. Sin embargo, las necesidades de financiamiento de corto plazo obligan al equipo económico a aceptar casi cualquier condición. Marx se preocupó ayer por aclarar que el gobierno “tiene el dinero para pagar los vencimientos de LETES y de todos los otros bonos” que vencen en mayo.
Con la licitación que hará mañana se renovarán 350 millones de LETES a 90 días, y otros 150 millones a 180 días, quedando 200 millones para ser abonados por el Estado durante la semana. La baja de la tasa de interés de referencia de la Reserva Federal norteamericana la semana pasada debería ayudar a reducir el costo del financiamiento. Sin embargo, en Economía no quieren hacerse demasiadas expectativas al respecto. “Está la posibilidad de pagar lo que se debe, y tomar sólo una parte del dinero ofrecido”, se atajó un funcionario.
El 27 de marzo, cuando Cavallo enfrentó su primera licitación de LETES, suspendió por una hora la licitación a la espera de mejores tasas hasta conseguir un 10,96 por ciento nominal anual a 90 días que le ofrecían los bancos. En esa oportunidad calificó a la tasa como “ruinosa”, pero no tuvo más remedio que aceptarla. Un mes más tarde, decidió postergar la licitación de LETES ante la posibilidad de que los bancos le prestaran dinero al 15 por ciento. Con un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) volvió al mercado financiero local, el pasado 8 de mayo y obtuvo la tasa del 12,44 por ciento, una de las más altas desde que asumió la presidencia Fernando de la Rúa.

opinion

Por Alberto Ferrari Etcheberry

A siete y medio, pago

Un artículo del Wall Street Journal (en La Nación del 10 de mayo) detalla una reciente colocación de bonos, record en Estados Unidos, de hasta 30 años de plazo, por 11.000 mil millones de dólares, a un interés promedio de 7,5 por ciento anual.
La noticia está en el deudor: WorldCom –integrante y símbolo del “atribulado sector de las telecomunicaciones”– cuyas acciones desde julio de 2000 al 9 de mayo de 2001 cayeron de 50 dólares a 18.
¿Y para qué esta emisión record? Para que WorldCom pague deuda que vence este año y a corto plazo, como un cualunque mercado emergente. Sin embargo poco más de dos puntitos por sobre la tasa del Tesoro norteamericano bastan para que uno de los fondos adquirentes califique a los bonos de WorldCom de “muy atractivos”, aunque los inversores huyan despavoridos de las acciones de la emisora de los bonos.
La comparación es inevitable. En la última colocación de bonos, minúscula al lado de la de WorldCom, la Nación Argentina pagó, en la plaza local, 12 y medio por ciento. La renta del prestamista y el costo del deudor, sin embargo, son aún mayores. En Estados Unidos la inflación se acerca al cuatro por ciento anual, poco menos de la tasa de interés, mientras que, deflación mediante, para los argentinos es negativa, por lo que se necesitan no menos de cinco años del “muy atractivo” bono de WorldCom, para lograr la ganancia real que el bono argentino rinde en un solo año. Pese al desangre del menemismo y de la monoproducción de dólares para su exportación, (o sea lo que comúnmente se llama convertibilidad + uno a uno + libertad cambiaria + extranjerización empresaria) todavía la susodicha Nación Argentina tiene un activo superior al de una empresa cuyo capital bursátil cayó a una tasa anual del 75 por ciento.
Si prestar a la complicada WorldCom al siete y medio es .muy atractivo., para la deuda soberana argentina con el siete y medio alcanza y sobra.
¿Entonces? Repudiar la deuda externa? Vade retro, no: pero sí plantarse y al siete y medio pago.
¿Y si no aceptan? Veamos. Si los inversores son los de WorldCom, no podrían rechazar una oferta que ellos mismos califican de “muy atractiva. y que, vaya de paso, tendría el efecto de revitalizar al deudor, o sea de garantizar el crédito y el .muy atractivo. interés. El supuesto de rechazo sería porque los acreedores no son lo mismos, esto es, porque de hecho la Argentina no se fondea en el mismo mercado en el que se fondea WorldCom, o sea, el mercado que expresa Wall Street. Y esto puede que sea así.
WorldCom no baila al ritmo del riesgo-país, indicador que pretende marcar la suerte de los “emergentes”, como la Argentina. Es una diferencia esencial, porque quienes fijan el puntaje del riesgo-país de la Argentina y quienes prestan los dólares para los bonos argentinos parecen ser, de hecho, los mismos. Y como a mayor tasa de riesgo-país mayor tasa de interés para “compensar” al susodicho riesgo-país, el círculo se cierra “virtuosamente”, o sea, el negocio es redondo. Ocurre lo que en términos legales se llama una relación “leonina”.
Esa tenaza se justificaría en un doble fundamento. Por un lado, la marginalidad, dentro de las llamadas inversiones financieras a nivel mundial, de las que se colocan en los países “emergentes”: este pequeño país, la Argentina, absorbe la quinta parte del total de ese sector “emergente”. Por otro, es sabido que los titulares de la deuda argentina son en su gran mayoría, argentinos. Como son también residentes argentinos los que le prestan al doce y medio por ciento largo que es un quince real.
Parecería, entonces, que los prestamistas de la Argentina y los de WorldCom no son actores de un mismo mercado. “Nuestros” prestamistas huelen a asado de tira o, más al día, a pizza con champán. Además, repitiendo lo ocurrido con Martínez de Hoz, la deuda externa argentina expresa también un conflicto interno, en la forma del viejo truco de presionar al estado para que se endeude y así poder prestarle con laseguridad de que no hay diferencia entre quien paga y quien cobra, quien fija las tasas de interés y quien las acepta.
Así resulta más claro por qué WorldCom pese a su “equity” perdido, o sea pese a la caída de su valor bursátil, puede endeudarse para pagar deuda a un costo que contrasta con la Argentina que se desangra estrangulada a uno cinco veces más grande. Es sensato y promisor que, a la luz de esa realidad, el grupo juvenil que se identifica como “Mafaldaresiste” (www. paginadigital.com.ar/mafaldaresiste) haya decidido asumir el doble aspecto de la deuda externa y convocar a un movimiento nacional que se denominará, precisamente, “Al siete y medio, pago”.

 

 

 

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