Por Diego Schurman

Recibió el resumen de noticias en un remanso. Pero su reflexión en voz alta rompió el clima de distensión: “Pero este hombre está totalmente loco”. Carlos Ruckauf se sorprendió con Fernando De la Rúa, quien no sólo salió a negar la existencia de estallidos sociales sino que además le reprochó no utilizar el dinero provincial para apagar el fuego de los conflictos generados en el distrito bonaerense. “Así no es que vamos a llegar por elecciones adelantadas, el Gobierno se va a caer solo”, dijo el mandatario justicialista.
Las frases de Ruckauf salieron como un torrente durante un apartado de su actividad oficial, según detallaron a Página/12 voceros del gobernador bonaerense. Y renueva la tensión generada la última semana entre el mandatario del PJ y la Alianza.
Ruckauf había sensibilizado a los funcionarios con una frase para nada ingenua: “¿Qué es lo que estamos viendo por la televisión sino un estallido social?”. Esas pocas palabras alcanzaron para desbordar el dique de contención impuesto por De la Rúa. Si hasta entonces el único que se había animado a criticar con dureza al gobernador bonaerense fue el presidente de la Cámara de Diputados, el radical Rafael Pascual, tras la nueva arenga del mandatario se sumaron el secretario general de la Presidencia, Nicolás Gallo, y el ministro del Interior, Ramón Mestre.
La queja no sólo sobrevino al análisis de Ruckauf. También enfureció que Hugo Moyano sugiriera un adelantamiento de las elecciones. El líder de la CGT rebelde es un aliado estratégico del gobernador y discute con él la incorporación de sindicalistas a la lista de candidatos a diputados bonaerenses. “No es que nosotros pedimos que se adelanten las elecciones. La propia situación, que De la Rúa pretende desconocer, va a forzar a que se adelanten”, relataron a este diario fuentes de La Plata.
Ruckauf no deja de pensar en el rédito que por estos días le da al PJ la conflictividad social. Y hasta se da el gusto de regodearse con la respuesta retórica que recibe de la Casa Rosada. Como la que leyó este fin de semana en Página/12: “Machinea le mandó 330 palos, Cavallo 150 hace poco más de un mes y 30 esta misma semana. No podemos ser más p...”, se autoflageló un alto y estratégico funcionario en estricto off the record.
Es que el gobernador está convencido de que en público el Gobierno apelará, como mucho, a las chicanas. Pero no saldrá a enrostrarle números. “Se le volvería en contra”, asegura y presenta como botón de prueba el último encuentro de mandatarios y legisladores del PJ en el Consejo Federal de Inversión. En ese paraninfo, los justicialista hicieron una demostración de fuerza al condicionar su apoyo a un proyecto oficial –el de garantía de la deuda estatal con recaudación de impuestos– al cumplimiento del pago de una deuda de 225 millones de pesos, que la Nación arrastra por incumplimiento de los pactos fiscales federales. Parte de ese dinero se destina a planes sociales.
Hay otras razones por las que el Gobierno necesita mantener una buena relación con Ruckauf: el gobernador maneja los hilos de casi medio centenar de diputados del denominado Sub-bloque Federal.
En la Casa Rosada reconocen que es tortuoso saber que la provincia de Buenos Aires está asediada por las deudas, concentra a las ciudades con mayores índices de desocupación, ocupa centimetraje por los piquetes y cortes de ruta y, sin embargo, Ruckauf se mantiene al tope de las encuestas y Eduardo Duhalde se encamina a vencer en las elecciones de octubre a Raúl Alfonsín, un peso pesado de la política.
A no ser por los sacudones que provengan de los reacomodamientos internos –de ello depende el momento en que José Manuel de la Sota y Carlos Reutemann decidan finalmente iniciar la “batalla final”–, el actual escenario no parece empañar, de acuerdo con las encuestas que maneja el propio Gobierno, las ambiciones de Ruckauf de ser presidente en el 2003.

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