Por
Sergio Kiernan
Hay
que reducir el gasto político, dice el coro de voces. Pero, ¿qué
es el gasto político? Con frialdad, un político y funcionario
sugiere un test cruel: Es aquello que suprimís y no pasa
nada. El mismo funcionario, que aclara ya que se toca el tema que
sigue siendo de clase media y no subió en la vida, señala
repetidamente que el gasto social de los políticos, legisladores
y funcionarios no es político sino gasto social
mal hecho, con clientelismo, al que no hay que eliminar sino perfeccionar
para que no sea indigno y tramposo.
La corrupción sumada a su impunidad desbordaron las escalas de
rechazo a la política. De rechazar a ciertos políticos,
se pasó a repudiar la actividad en sí y a considerar altamente
sospechoso de frívolo e inútil a cada peso que se gaste
en ella. Para peor, comenzaron a circular cifras lapidarias sobre la cantidad
de dinero que se lleva la política. La que más prendió,
circulando incluso en Internet, es la de 20 mil millones de dólares
por año, un gran pedazo de un PBI que no llega a 300 mil millones
y una parte del león del presupuesto nacional. Si se redujeran
los salarios y gastos de los políticos, dice el razonamiento, se
ahorrarían 10 mil millones por año, lo que alcanzaría
para pagar la deuda externa.
Por desgracia, la cifra es falsa y el ahorro ilusorio: la política
en Argentina no cuesta tanto, por lo menos su lado legal.
El Ministerio del Interior preparó un informe sobre cuánto
cuesta la política basado en las partidas ejecutadas o sea,
el dinero efectivamente gastado de todos los niveles de gobierno
del país. El estudio revela algunas cifras sobre cuánto
gobierno hay en el país, cuánto gasta y qué presupuesto
tiene. Así uno averigua que:
u El Congreso tiene un presupuesto total de 411 millones de pesos para
ambas Cámaras, en todo concepto.
u Las legislaturas provinciales gastan, todas, por todo concepto, 803
millones. Esto incluye a los vicegobernadores, que las presiden, y a un
total de 1223 legisladores.
u Los gobernadores ganan un total estimado, como acepta el estudio
de 3.120.000 pesos.
u Los 7 mil concejales del país tienen como presupuesto un total
de 385 millones en sus concejos.
u Los 2155 intendentes, presidentes comunales, jefes comunales, presidentes
de juntas de gobierno y otros jefes de gobierno a nivel local ganan un
estimado de 56.030.000 pesos.
El total de estos salarios y presupuestos directos que manejan los políticos
elegidos para un cargo es de 1.669.150.000. Una cifra nada desdeñable,
pero muy alejada de los 20 mil millones que circulan.
La confusión probablemente viene de mezclar el gasto directo en
políticos el gasto político más
puro con los presupuestos generales del Estado a todo nivel. Por
ejemplo, se descubre que las municipalidades, comunas, comisiones, juntas
de gobierno y otras formas de gobierno local gastan unos 7 mil millones
en total. Cifra que incluye desde la obra pública hasta los salarios
de los empleados, el asfaltado y el corte de los yuyos en los caminos
de tierra.
Los detalles del estudio permiten entender que ciertas soluciones propuestas
y que parecen impecables, puro sentido común, pueden no funcionar.
Por ejemplo, que una legislatura provincial sea unicameral o bicameral
no necesariamente la hace más barata o más cara. San Luis
y Santiago del Estero tienen legislaturas bicamerales que salen más
baratas que más de una legislatura unicameral. Para Sergio Rossi,
director Nacional de Asuntos Políticos del ministerio del Interior
y supervisor del estudio, realizado en tiempos en que Nilda Garré
era secretaria de Asuntos Políticos del ministerio, el problema
del gasto político en las provincias es, justamente, político.
Donde las legislaturas tienen poder propio, ganan presupuesto,
explica Rossi. Donde gobierna un Rodríguez Saá o un
Saadi, las legislaturas notienen capacidad de acción ni de gasto.
Y no importa que sean bi o unicamerales.
El problema real es la falta de transparencia del gasto público
y del gasto político, propone Rossi. Uno de los problemas
es el desorden en este gasto. Cuando se puso de moda comparar el gasto
por ciudadano o por miembro de las legislaturas argentinas, europeas y
norteamericanas, no se tomó en cuenta que los cuerpos colegiados
extranjeros que se tomaban como referencia no gastan más que en
su propio funcionamiento. Los argentinos en cambio, tienen toda clase
de becas y ayudas sociales bajo su comando.
Cuando se habla de asesores, ¿de qué se habla? ¿De
asesores o de punteros con un local? Cuando se dan becas o ayudas, ¿es
ayuda social o clientelismo?, se pregunta Rossi, que propone como
solución un seguro de desempleo nacional que ordene la ayuda social
y elimine el clientelismo local. Si se eliminan legisladores y funcionarios
electos se ahorra un poco de dinero, pero no se paga la deuda externa.
Tiene que haber transparencia, tiene que haber controles muy estrictos.
Pero este ataque a la política, ¿se hace para recuperar
la legitimidad de la política o para cerrar el Congreso y subir
los peajes?
El
proyecto en el Senado
Este
miércoles, el proyecto de reforma política volverá
al Senado, después de la suspensión del debate del
miércoles pasado por falta de quórum. Después
de días de negociación para limar asperezas, parece
haber acuerdo en tratar los cuatro proyectos complementarios que
impondrán todo tipo de límites al gasto y la recaudación
de los partidos, incluyendo el que más duele a algunos senadores:
el que limita lo que le pueden pedir a las empresas.
Lo que se debatirá, si todo sale bien, es la primera parte
de la reforma, ya que la segunda eliminación de las
listas sábana, internas abierta, limitación del gasto
público en política quedará para más
adelante.
Al sancionarse la ley, las campañas presidenciales no podrán
durar más de 90 días y las de legisladores no más
de 60. En la semana anterior a la fecha de la elección no
se podrán inaugurar obras, lanzar planes de ningún
tipo ni promocionar ningún acto de gobierno. La propaganda
televisiva no podrá superar los 32 días y no se podrán
difundir bocas de urna 48 horas antes de la elección. Habrá
multas para los partidos y las personas que rompan estos límites.
Respecto al punto más álgido, el dinero, los proyectos
dicen que los partidos no podrán recibir ni un centavo de
empresas o personas que exploten juegos de azar, de gobiernos, empresas
o personas extranjeros, ni de asociaciones sindicales, patronales,
empresariales o profesionales. No valdrán las donaciones
anónimas. Nadie podrá donar más del 5 por ciento
del gasto total de un partido, y ninguna empresa o persona jurídica
podrá dar más del 10 por ciento. Los gastos máximos
serán de un peso por elector, con un piso de medio millón
en distrito con menos de 500.000 votantes.
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