Somnolencia,
fatiga muscular, disminución de la capacidad de atención
y concentración. Probablemente usted haya sentido alguno de estos
síntomas al tomar un antigripal, un jarabe para la tos, o un medicamento
para la presión o la diabetes. Lo que tal vez nunca haya pensado
es que pueden afectar su capacidad para conducir un auto, o para trabajar
con maquinaria pesada. Previendo estos inconvenientes, la Asociación
Luchemos por la Vida presentó ante la Administración Nacional
de Medicamentos, Alimentos y Técnica Médica (ANMAT) un pedido
para que los remedios que contengan algún componente que pueda
causar esos síntomas lleven una indicación especial con
la inscripción puede afectar a la conducción,
medida que ya fue implementada con éxito en países europeos
como Suecia, Dinamarca y Finlandia. El viernes último, el secretario
de Políticas y Regulación Sanitaria, Héctor Moguilevsky,
envió el expediente al departamento legal de la cartera, a fin
de que se redacte un proyecto de ley para implementar la nueva medida:
en diez días, el texto será derivado al Congreso para su
tratamiento.
El problema con algunos medicamentos es que sus efectos no se sienten
conscientemente; por ejemplo, en las drogas que producen fatiga muscular
o alteración de los reflejos. La persona recién percibe
la alteración de su coordinación visomotora cuando ya está
arriba del auto, explicó a Página/12 la psicóloga
María Cristina Isoba, de Luchemos por la Vida. Si a esto
le sumamos que a veces el médico olvida advertir de los efectos
secundarios de una droga, o que en muchas oportunidades la gente se automedica,
estamos ante un factor que puede favorecer los accidentes en la vía
pública, agregó Isoba. El pedido concreto de la Asociación
es que se señalicen las cajas de todos aquellos medicamentos que
contengan drogas que afecten la conducción con un triángulo
rojo, claramente visible, atravesado por la leyenda puede
afectar a la conducción.
El proyecto de Luchemos por la Vida contempla una lista de diferentes
tipos de medicamentos cuyos componentes pueden traer complicaciones a
la hora de manejar: los antihistamínicos de primera generación
que contienen clorfeniramina, difenhidramina, loratadina, terfenadina,
astemizol o clemizol, entre otros componentes; los antitusivos con
drogas como el dextrometorfano o el clobutinol; algunos antiepilépticos;
los antihipertensivos que incluyan en su fórmula atenolol, propranolol,
reserpina o prasozin, entre otros; los medicamentos para la diabetes con
glipizida; y los medicamentos que se venden con receta archivada, como
los antipsicóticos, los analgésicos narcóticos, los
antidepresivos y los ansiolíticos no barbitúricos.
Sin embargo, aclaró Isoba, hay que tener en cuenta que esta
no es una lista definitiva: todos los días se prueban nuevas drogas
para nuevos medicamentos, por lo que pueden encontrarse nuevos componentes
para integrar a la lista. Por su parte, el doctor Rodolfo Rothlin
titular de la 3ª Cátedra de Farmacología de la
Facultad de Medicina de la UBA consideró que la propuesta
por la Asociación es una buena medida, pero hay que manejarla
con criterio. Habrá que analizar en qué nivel se dan los
efectos sobre el paciente, porque tal vez se dé en un nivel muy
bajo, o en pocos pacientes, y al señalizar el medicamento se corre
el riesgo de sacar de circulación un producto eficaz porque se
atemoriza a la gente.
Según los representantes de la Asociación, la medida de
señalizar las cajas ha tenido un buen resultado en los países
en donde se ha aplicado. Varios asesores de la ANMAT consideraron además
que podría resultar de utilidad incluir un logo específico
en los envases, pero señalaron que la modificación
al rótulo requeriría reformar la ley vigente. Por
eso, el expediente fue derivado a la Secretaría de Regulación
y Políticas Sanitarias, a cargo de Héctor Moguilevsky, quien
consideró que la propuesta merecía ser tenida en cuenta,
y ordenó que se redactara el proyecto de ley pertinente.
Tras la sanción de la ley, la ANMAT se convertirá
en el organismo de aplicación, realizará una lista de los
medicamentos que deben llevar elsímbolo, explicó a
este diario Carlos Damin, asesor de la Secretaría. Y agregó
que aunque la cuestión es educar a los médicos, para
que adviertan a los pacientes de los efectos que puede provocar el remedio,
cualquier medida que se tome para prevenir es efectiva, y potencia las
demás.
Producción: Silvina Seijas
Para
no dormirse al volante
La asociación
Luchemos por la Vida dio una serie de recomendaciones para tener
en cuenta a la hora de tomar un medicamento, a fin de evitar malestares
que puedan perjudicar la capacidad de conducir vehículos
o maquinarias:
- Leer con atención el prospecto: El decreto 779/95, que
reglamenta la Ley de Tránsito y Seguridad Vial, señala
en su artículo 48 que en el caso de medicamentos, el
prospecto explicativo debe advertir en forma resaltada el efecto
que producen en la conducción de vehículos,
aunque no todos los remedios que contienen componentes que afectan
la conducción advierten al paciente de este efecto secundario,
advirtió María Cristina Isoba.
- Consultar al médico antes de tomar cualquier medicamento:
En el caso de los jarabes para la tos y los antigripales,
la gente suele automedicarse explicó Isoba, con
lo que el profesional pierde cualquier oportunidad de advertir sobre
los posibles efectos sobre la conducción, más allá
de los otros problemas que le pueda traer el medicamento al paciente
si no es el adecuado para su problema.
- Recurrir al profesional si se sienten dificultades para manejar
durante el tratamiento: Esto es de vital importancia en el
caso de los choferes profesionales, o de los operarios de maquinaria
pesada, señaló Isoba. Por más que
en el prospecto no se mencionen efectos secundarios sobre la conducción,
hay que consultar en caso de somnolencia, pesadez muscular, disminución
de los reflejos o de la concentración. En esa situación,
el médico puede prescribir otro medicamento que cumpla la
misma función, pero sin afectar esos aspectos, agregó.
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El
riesgo de automedicarse
Según
datos del Colegio de Farmacéuticos y Bioquímicos de
la Capital Federal, una de cada cuatro personas se automedica. Marcelo
Peretta, presidente de la sección farmacéutica del
Colegio, opinó que la señalización de
los envases podría ser una buena medida, pero debe estar
acompañada con una buena campaña de educación
destinada a concientizar a los pacientes, a los farmacéuticos
y a los médicos.
Si logramos hacer de la automedicación una conducta
responsable, conseguiríamos bajar los índices de consumo
de medicamentos, además de reducir los costos derivados del
uso incorrecto de remedios, que rondan los 7600 millones de pesos
anuales, agregó.
No todos los remedios tienen el mismo efecto en distintas
personas -advirtió Peretta. El medicamento puede ser
bueno o malo, por eso es importante que haya un profesional que
asesore al paciente en cuanto a la dosis que debe tomar, la duración
del tratamiento, las bebidas o comidas que pueden actuar en contra
de la droga.
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