Los
abucheos y el endurecimiento del discurso marcaron la jornada de ayer,
a partir del sepelio de los dos policías muertos el sábado
en el asalto a un comercio del Once. Los abucheos, que incluyeron insultos,
fueron padecidos por el secretario de Seguridad Interior, Enrique Mathov,
cuando se hizo presente en el Panteón Policial de la Chacarita.
El funcionario vinculó estas agresiones con sectores nazis
y con policías retirados que tienen nostalgia por el policía
malevo que no debe existir más. Mathov insistió,
por otra parte, en restituir a la policía la facultad de interrogar
a quienes sean apresados in fraganti cometiendo delitos. Los discursos
endurecidos fueron varios: Rubén Santos, jefe de la Federal, anunció
que exigimos y necesitamos más responsabilidades; Nicolás
Gallo, secretario general de la Presidencia, pidió una legislación
muy dura para quien mate a un policía. En cuanto a la pesquisa,
Santos reveló que hay dos detenidos y dejó abierta la posibilidad
de que los autores fueran empleados o ex empleados del comercio asaltado.
Rígido el cuerpo, tensa la cara, un leve rictus en los labios,
el secretario de Seguridad Interior de la Nación, Enrique Mathov,
hablaba a los periodistas en el Panteón Policial del Cementerio
de la Chacarita, ayer a mediodía, junto al comisario general Rubén
Santos, jefe de la Policía Federal. Lo rodeaban durísimos
rostros policiales con anteojos oscuros y, desde más allá,
llegaban los insultos: ¡Corruptos!; ¡Caraduras!;
¡Hijos de puta!; ¡Que se vayan, renuncien!.
Pero también: ¡Zurdos!; ¡Judío!;
¡Sionista!. Y ¡Viva la patria!. Y
una sola pregunta concreta, formulada por un hombre canoso, de bigotes:
¿Cuántas veces por semana practican tiro los policías?.
Según dijo después Mathov a este diario, cuando me
dijeron judío, mostraron la hilacha: ese grupo que
pretendía representar a los vecinos indignados reveló
su verdadera ideología: son los mismos sectores que en los 80
hablaban de la sinagoga de Alfonsín para atacar a los
judíos que integrábamos el Gobierno. Según
él, esto enrarece el debate porque, si los que dicen querer
enfrentar a los delincuentes se presentan como nazis, poco favor nos hacen
a los que realmente queremos combatir la delincuencia.
Para el funcionario, se registran más enfrentamientos entre policías
y delincuentes porque, desde la profunda reforma que hicimos el
año pasado en la Policía Federal, muchos efectivos que antes
permanecían en posiciones estáticas hoy están patrullando,
con más probabilidad de enfrentarse con delincuentes en acción.
Lo ideal es que los delincuentes puedan ser detenidos durante los actos
preparatorios del delito, pero esto no siempre puede conseguirse.
Mathov
insistió en que debe restituirse a la policía, cuando
encuentra a alguien in fraganti cometiendo un delito, la facultad de interrogarlo
sobre el hecho: adónde tiró el arma, si el cómplice
que todavía está parapetado tiene armas. Según
él, esta facultad policial rige en casi todos los países.
Si el policía se excede en ese interrogatorio, hay que sancionarlo,
pero no quitarle esa posibilidad, incluida en el proyecto de reforma a
los códigos Penal y Procesal que elevamos al Congreso en noviembre
del año pasado. Lo inadmisible es el policía malevo,
que avanza a las cachetadas en vez de capacitarse profesionalmente. Y
hay policías, especialmente entre los retirados, que tienen resentimiento
y nostalgia por el malevo: porque ese personaje no debe existir,
ellos ya no están en la fuerza, dijo Mathov de estos sectores,
vinculándolos abucheos que recibió.
La muerte de los dos policías se produjo el sábado a las
9.30, cuando cinco hombres y una mujer asaltaron un local de venta de
acolchados en Larrea 749. Los sargentos Roberto Hubo Ceballo y Rubén
Darío Montaos, de la Comisaría 7ª, entraron, al ver
movimientos extraños: portaban chalecos antibalas pero, antes de
que desenfundaran sus armas, los mataron a balazos en la cara. No
sé por qué entraron sin desenfundar las armas,admitió
Mathov y comentó: Una frase clásica entre los policías
dicen que su peor enemigo es la rutina: en una jornada bajan del patrullero
nueve, diez veces ante movimientos sospechosos sin que pase nada, y tal
vez la undécima vez no estén suficientemente alertas. Pero
esto vale en términos generales: en cuanto a este caso en particular,
hay que esperar el informe del juez.
En el asalto murió también un delincuente, cuyos datos todavía
no se dieron a conocer, y fue gravemente herido el cabo Miguel Angel Zarza.
Ayer Rubén Santos reveló que ya hay dos detenidos
por el caso y agregó: Vamos a llevarle tranquilidad
al dueño del negocio, y se sorprenderá cuando se sepa de
dónde proviene el episodio. No confirmó ni negó
que los detenidos sean empleados o ex empleados del comercio asaltado.
En el Panteón Policial, Santos dijo también que los policías
exigimos, necesitamos asumir más responsabilidades en la
lucha contra el delito.
También el secretario general de la Presidencia, Nicolás
Gallo, sostuvo ayer que se debería impulsar una legislación
muy dura, una pena gravísima para quien mate a un integrante de
la Policía. Y el vocero presidencial, Ricardo Ostuni, afirmó
que la seguridad está pasando por un momento dramático
y recordó que hace unos días se acordó trabajar
en conjunto con la Provincia de Buenos Aires, ya que la delincuencia no
reconoce límites jurisdiccionales.
El
reclamo del traspaso
Yo
redoblo el reclamo de transferencia de la policía a la Ciudad
de Buenos Aires, dijo anoche Aníbal Ibarra, jefe de
Gobierno porteño. El pedido de traspaso parcial de la Policía
Federal data desde que la ciudad obtuvo su autonomía, hace
cinco años, y se refiere a los efectivos vinculados con la
seguridad urbana.
Ibarra estimó que hay un índice alarmante de
inseguridad y de violencia y afirmó que no basta
con palabras: necesitamos la herramienta que es la policía
para que podamos diseñar un plan de seguridad y mejorar el
equipamiento de la fuerza.
El jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires también
solicitó el compromiso del gobernador bonaerense, Carlos
Ruckauf, ya que hay una gran cantidad de bandas del conurbano
que vienen a delinquir a la Capital.
Según Ibarra, todos tenemos que hacernos cargo. La
Nación, la provincia y también nosotros debemos asumir
ya las responsabilidades, ya que los ciudadanos no pueden esperar
los tiempos de la política.
|
|