Página/12
en Perú
Por
Carlos Noriega
Desde Lima
Un
empate con sabor a triunfo para Alejandro Toledo fue la sensación
mayoritaria que quedó flotando en el ambiente luego del esperado
debate entre Toledo y Alan García, que se realizó en la
noche del sábado en el Hotel Marriott, en el residencial distrito
de Miraflores, en medio de una gran expectativa. El segundo debate entre
candidatos presidenciales en la azarosa historia de la democracia peruana
.-el primero fue en 1990 entre el famoso novelista Mario Vargas Llosa
y el entonces desconocido Alberto Fujimori fue transmitido por todas
las cadenas de televisión del país. Y en las afueras del
Hotel y en los locales centrales de Perú Posible y del partido
aprista se colocaron pantallas gigantes para que los partidarios de uno
y otro candidato siguieran las incidencias de lo que ocurría en
uno de los salones del Marriott, al cual sólo pudieron ingresar
treinta privilegiados invitados. Más de doscientos periodistas
peruanos y extranjeros debieron seguir las incidencias de la polémica
entre los dos candidatos, que duró noventa minutos, a través
de las pantallas de los televisores instalados en un salón contiguo.
Por sus dotes como orador y polemista, Alan García llegó
al esperado encuentro como el gran favorito. Todos esperaban verlo superando
largamente a su rival. Aunque no lo admitían públicamente,
entre los asesores de Toledo había preocupación por lo que
podría ocurrir en el debate. Fueron ellos los que presionaron para
que se adopten unas reglas de juego muy rígidas, que no favorecen
el desarrollo del debate. Esas reglas prohibieron que algún candidato
sea enfocado por las cámaras mientras hablaba el otro. A diferencia
de su rival, Toledo partía con una expectativa baja sobre lo que
podía ser su desempeño. Por ello, un empate, o incluso un
ligero triunfo de García, resultaba favorable para Toledo. Es que
las encuestas dan una ventaja a Toledo de 15 puntos sobre García.
Para reducir significativamente esa distancia, el ex presidente García
necesitaba una victoria clara que no pudo lograr. Luis Benavente, director
del Grupo de Opinión Pública de la Universidad de Lima,
dijo a Página/12 que no hubo un ganador claro y el impacto
que tenga este debate sobre el electorado no creo que sea muy grande.
Enrique Zileri, director de la revista Caretas, resumió el balance
de la jornada haciendo una alusión boxística: García
necesitaba ganar por knock out y no lo ha hecho. Para César
Hildebrandt, director del diario Liberación, Toledo ganó
por puntos.
Las encuestas telefónicas que se hicieron luego del debate arrojaron
resultados diferentes. Según la empresa Veridata, un 49.8 por ciento
de quienes llamaron por teléfono señalaron que vieron ganar
a García y un 30,5 por ciento a Toledo. El Canal N, que se transmite
por cable, hizo una encuesta telefónica paralela al desarrollo
del debate y Toledo obtuvo un 63 por ciento y García un 37 por
ciento. El canal Frecuencia Latina realizó una encuesta el domingo,
en la cual García obtuvo una ligera ventaja de 49 por ciento contra
48 por ciento de su rival. En el sondeo telefónico del diario Liberación
la ventaja se invirtió: Toledo obtuvo un apoyo del 45 por ciento
y García del 43,5 por ciento.
Toledo y García compitieron en ofertas electorales. Ambos prometieron
crear empleo y aumentar los sueldos, pero fue poco lo que dijeron sobre
cómo alcanzar esos objetivos. En términos económicos
no hubo nada nuevo en sus discursos. El candidato de Perú Posible
repitió su adhesión a una economía de mercado
con rostro humano, mientras el líder del Apra habló
de una economía social de mercado. García
ha tenido un discurso moderado que se ha acercado demasiado al de Toledo,
es el balance delanalista político Santiago Pedraglio sobre las
posturas económicas mostradas por ambos candidatos.
En lo que sí hubo una clara diferencia entre ambos fue en la estrategia
para encarar el debate. Toledo estuvo más agresivo, atacando repetidas
veces la gestión presidencial de García entre 1985 y 1990,
y con García adoptando la mayor parte del tiempo una postura concertadora.
El ex presidente optó por eludir responder las constantes críticas
de su oponente a su gestión de gobierno y cuando lo hizo fue para
recordarle a Toledo que había sido funcionario de un banco estatal
durante los cinco años en los que él fue presidente. Toledo
se hizo el desentendido ante esa revelación. El momento más
encendido del debate fue cuando García se salió de estrategia
de moderación y acusó a Toledo de cocainómano. A
mi, señor Toledo, nadie me ha registrado como consumidor de cocaína
(...) un consumidor de cocaína no puede ser gobernante de un país;
yo pienso que la lucha contra la corrupción comienza por casa también,
le espetó García a su rival, trayendo a la memoria un certificado
médico de 1998 que registró trazas de cocaína en
el organismo de Toledo. El candidato de Perú Posible no respondió
la alusión directa. Es inconcebible, señor García,
que usted hable de derechos humanos, de corrupción, de lucha contra
el narcotráfico, cuando usted tiene juicios pendientes, contraatacó
Toledo, y le recordó a García los más de dos mil
desaparecidos y las matanzas cometidas por los militares durante su gobierno.
Toledo emplazó a su rival para que se comprometa, como hizo él,
para que en el caso de que llegue a la presidencia adopte como un mandato
imperativo las recomendaciones que haga la Comisión de la Verdad
que se formará, pero García esquivó el reto.
Para Hildebrandt, Toledo tuvo el monopolio de la agresividad; la
pose de estadista le impidió a García responder y eso puede
costarle varios puntos. García trató a Toledo con guantes
blancos, mientras éste lo golpeaba con guantes de box. Para
Luis Benavente, Toledo superó las expectativas. García
cerró su presentación haciendo un llamado a la concertación,
mientras Toledo lo hizo pidiendo un voto por el cambio. Luego
del debate, ambos candidatos improvisaron discursos en sus locales políticos.
Claves
* Los candidatos
presidenciales peruanos Alejandro Toledo y Alan García se
trenzaron el sábado por la noche en un debate televisivo
cuyo objetivo principal era captar la gran cantidad de votos en
blanco y nulos (más del 30 por ciento) que indican las encuestas
para la segunda vuelta presidencial del 3 de junio.
* Se trenzaron en sentido literal: ambos candidatos
privilegiaron las acusaciones por sobre las propuestas y programas
de gobierno. Toledo acusó al ex presidente García
por las violaciones a los derechos humanos y el descalabro económico
de su gobierno (1985-1990) y García retrucó hablando
de la supuesta adicción a la cocaína de Toledo.
* La mayoría de los analistas políticos peruanos consideraron
el debate como una derrota para Alan García, ya que no desplegó
su arma más fuerte, su capacidad oratoria, para tratar de
acortar los 15 puntos de ventaja que le lleva Toledo en las encuestas.
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