Por
Nora Veiras
La
escuelita de Famaillá transformada en el primer campo de concentración.
El primer muerto
en la madrugada del golpe militar, un maestro. Es la metáfora de
lo que fue la dictadura. Así sintetiza el historiador Eduardo
Rosenzraig esos años de plomo que hicieron de Tucumán uno
de los escenarios de exterminio planificado. El maestro Isauro Arancibia,
secretario general de la Asociación de Trabajadores de la Educación
Provincial (ATEP), fue asesinado en la sede del sindicato antes del amanecer
de ese 24 de marzo de 1976. Tenía 120 balazos en el cuerpo. Su
hermano Arturo, 70. En Jujuy, Marina Vilte, alma mater del gremio docente,
fue detenida ese mismo día, la liberaron y meses después
desapareció. En Córdoba, Eduardo Requena, otro incansable
dirigente, líder de la unidad de todos los gremios del país,
fue secuestrado y nunca más apareció. Las historias de esos
tres maestros se desarrollan a lo largo de 120 minutos en el video documental
Maestros del viento, elaborado por la Federación de Trabajadores
de la Educación (Ctera) como homenaje a los 600 docentes desaparecidos.
Padres, hermanos y amigos reconstruyen las vidas de esos militantes que
estuvieron, ante todo, comprometidos con un proyecto de justicia social
y concientización popular. Lo primero es la organización
desde la escuela. Isauro (Arancibia) quería ser ingeniero y se
encontró con el magisterio. Se dio cuenta que el lugar del maestro
era su lugar y luchaba por la educación pública y la dignidad
del magisterio, recuerda una de sus hermanas. Rosenzraig completa
él entendía al maestro como el lugar bisagra entre
lo que existe y lo que debe ser.
Arancibia no estudió ingeniería pero fue ingeniero de la
unidad de lucha del sindicalismo en Tucumán y de la unidad de los
gremios docentes del país. Los maestros no deben salir solos
a la calle, repetía a medida que afianzaba el acercamiento
con la Federación de Obreros y Trabajadores de la Industria Azucarera
(Fotia). El 11 de setiembre de 1973, el mismo día del derrocamiento
de Salvador Allende en Chile, los distintos agrupamientos docentes de
orígenes ideológicos divergentes convergen en la Ctera.
Las amenazas comienzan en forma velada a través de panfletos de
la Triple A y se desatan a medida que se acerca marzo del 76 . El
secretario general de Fotia, Atilio Santillán, es asesinado en
Buenos Aires.
El próximo soy yo, le dijo Arancibia a Alfredo Bravo
con quien compartía la conducción de Ctera. Y fue así.
No supimos medir: despertamos y no nos dimos cuenta que también
estábamos despertando a las fuerzas de la reacción,
explica el diputado socialista que también fue secuestrado y torturado.
En Jujuy, Marina Vilte fue detenida ese 24 de marzo. Una compañera
de celda la recuerda cantando coplas para que todas se olviden, por lo
menos por un instante, del terror y la impotencia. Por qué
me voy a ir si no estoy haciendo nada malo, les dice a las maestras
que le aconsejan alejarse cuando la dejan en libertad. Recorría
las comisarías pidiendo por cada detenido político hasta
que otra madrugada, fueron a buscarla. Cuando desapareció,
el gremio empezó a desmoronarse, recuerda una de sus compañeras.
Desde Córdoba, Eduardo Requena también había pugnado
en cada asamblea por la unidad del sindicalismo docente. La elocuencia
de sus discursos era admirada por todos y todos temían que fuera
otro desaparecido. Mario, su hermano, fue el primero en enterarse que
lo detienen. Su hermana va a buscarlo al Tercer Cuerpo del Ejército.
Un soldado le da un negativo como toda respuesta.
¿Qué quiere decir negativo?
El procedimiento no lo hicimos nosotros -.clausura la explicación.
Como fue distinto, como fue un tipo que hacía doler con la
verdad, lo hicieron desaparecer, dice su hermano con el dolor intacto
por la impunidad. Nos dejaron sin el líder, lamenta
una maestra.
Alfredo Bravo, Juan Carlos Valdés, Marcos Garcetti, Mary Sánchez
y Marta Maffei, entre otros dirigentes dan cuenta de esos años
en que se forjó el gremio. Dicen que en la vida de una persona
los primeros cuatro años son los que te marcan para siempre,
advierte Valdés y en la pantalla se funden las imágenes
de las marchas pos dictadura.
La historia de Arancibia, Requena y Vilte demuestra una vez más
que la represión no fue azarosa. Tuvo el objetivo de erradicar
todo proyecto colectivo.
¿Por
qué ya no están?
Quisimos
reflejar que esos dirigentes (Arancibia, Vilte y Requena) no salieron
de la nada. Son representantes de un momento histórico y surgieron
por lo que eran humanamente. Hoy sería más difícil
lograr eso, está todo más podrido, la gente no sale,
le cuesta pelear por lo que le corresponde. No es imposible: la Carpa
Blanca demostró que no lo es, pero es mucho más difícil.
Agustín Demichelis tiene 21 años y es uno de los realizadores
de Maestros del Viento, junto con otros veinteañeros Emiliano
Fabris, Sebastián Rollandi y Juan Ignacio Donati, todos hijos
de militantes ceteristas. La idea del documental fue de su papá,
Alejandro, el secretario de prensa del gremio, quien terminó
de pergeñar el guión con Cecilia Martínez y Stella
Maldonado.
Nosotros nos criamos con los nombres de ellos. Lo bueno es que
a partir de estos testimonios y estas imágenes dejaron de ser
desaparecidos, explica Emiliano, que después de escuchar,
ver y convivir con los familiares de los dirigentes ya le parece haberlos
conocido. Stella Maldonado reivindica el intercambio con los más
jóvenes como una política puente con las nuevas
generaciones.
Agustín Demichelis es el más locuaz y repite: Hay
una pregunta que por más que miro, escucho y leo, no me puedo
responder y es por qué ya no están. No puedo entender
que una persona sea asesinada porque piensa distinto.
Alfredo Alcón será el encargado de presentar en sociedad
el video el jueves 24, a las 19, en la sala A/B del Centro Cultural
San Martín. Los realizadores aspiran a difundirlo en cada escuela
del país para reconstruir la memoria colectiva. |
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