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INFORME DEL CELS SOBRE DERECHOS HUMANOS EN 2000
Ofensiva militar y policial

La violencia policial, la represión de las protestas sociales, la situación carcelaria, la pobreza y la inmigración son otros de los temas del informe del CELS que hoy se presenta.

“A medida que avanzó el año 2000 quedó plasmado que frente al fortalecimiento del consenso social que demanda verdad y justicia para los crímenes de la dictadura, se agudizó la ofensiva de las Fuerzas Armadas respaldadas por ciertos sectores del gobierno nacional”, dice el capítulo dedicado a la lucha contra la impunidad del informe anual del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS). Los intentos por paralizar los Juicios por la Verdad y por apropiación de menores, el planteo de las “mesa de diálogo”, los ascensos de militares cuestionados por violaciones a los derechos humanos son ejemplos del objetivo de los militares durante el año pasado reseñados en la publicación del CELS, que también aborda problemas de violencia policial, la represión de las protestas sociales, la situación carcelaria, la reforma laboral, la pobreza, la inmigración, la salud pública y la posición del Estado frente a los organismos internacionales.
En el prólogo del informe, que se presentará hoy, a las 19, en el auditorio de El Ateneo, Florida 340, el director del organismo de derechos humanos, Víctor Abramovich, advierte que no es posible evaluar la gestión del Gobierno en términos de la vigencia de los derechos humanos fuera del contexto de la grave crisis política que caracterizó el año 2000. Sin embargo, también asegura que aún antes del divorcio de las dos fuerzas que integran la Alianza “el gobierno había mostrado una postura oscilante y ambigua, con relación a cuestiones medulares para la agenda de los derechos humanos (...) Pero no todo era indecisión. También existían ciertas definiciones profundamente cuestionables: la persistencia del modelo económico del ajuste, el impulso de una legislación social de signo regresivo y la apelación a la violencia de las fuerzas de seguridad en la represión de algunos conflictos sociales”.
Además de los intentos de retroceso en la lucha contra la impunidad por parte de los militares, el informe del organismo de derechos humanos rescata los avances de la justicia. En este sentido menciona:
u La condena al agente de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) chilena Enrique Lautaro Arancibia Clavel por el asesinato del general chileno Carlos Prats y su mujer. El Tribunal Oral Federal Número 6 lo responsabilizó de haber integrado una asociación ilícita y de haber sido partícipe necesario del doble asesinato.
u El cuestionamiento judicial de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida: El fallo de la Cámara Federal porteña que en el caso de la desaparición de Conrado Gómez dispuso que las leyes no eran de aplicación automática y –aunque es de este año– la resolución en la que el juez Gabriel Cavallo declaró la inconstitucionalidad de la Obediencia Debida y Punto Final.
u En el plano de la justicia en el exterior se destacan la sentencia dictada en Roma contra Carlos Guillermo Suárez Mason, Santiago Omar Riveros y cinco oficiales de la prefectura; la detención trunca del mayor Jorge Olivera en Italia y la del marino Ricardo Cavallo en México.
La publicación del CELS también analiza la posición de Argentina frente a los organismos internacionales de protección de los derechos humanos, específicamente la Comisión y la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Desde hace algunos años el estado argentino es uno de los países de la región que más denuncias en su contra recibe. El año pasado el CELS inició un expediente por los ataques sufridos por familias de inmigrantes bolivianos. Además, las torturas y el asesinato de Walter Bulacio llegaron a la Corte Interamericana. Como expresa el CELS “se trata del primer caso en el que la Corte IDH deberá analizar los graves patrones de violencia institucional de las policías argentinas, como las razzias, las torturas y las condiciones de detención de los niños en las comisarías, así como la complicidad de la justicia en casos de brutalidad”.

Es mucho más riesgoso ser un civil

Según las estadísticas reconstruidas por el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) –ya que no existen datos oficiales– durante 2000 fueron muertos o heridos 136 civiles y 50 miembros de las fuerzas de seguridad en enfrentamientos en la Ciudad de Buenos Aires. En el Gran Buenos Aires las víctimas civiles resultaron 377 y 182 los funcionarios policiales. “La gravedad, permanencia e inclusive el incremento de la violencia institucional durante el año pasado demostraron que el problema responde a patrones de conducta arraigados en el modo en que las instituciones ejercen las función de seguridad”, dice el capítulo del informe anual del CELS dedicado a Violencia Institucional y Seguridad Ciudadana. El organismo de derechos humanos menciona que en el caso de la policía de la provincia de Buenos Aires, no sólo se abandonó el proceso de reforma institucional sino que además “las violaciones a los derechos humanos por parte de la policía bonaerense fueron acompañadas por un Poder Ejecutivo que promovió la violencia policial y un accionar institucional que hiciera caso omiso de la existencia del estado de derecho”. En el juicio por el asesinato del fotógrafo José Luis Cabezas, dice el CELS, “se manifestó el modo en el que la violencia policial se teje en una trama de violaciones a los derechos humanos e ilegalidades donde los integrantes de las fuerzas de seguridad tienen un lugar protagónico y de articulación basado precisamente en el ejercicio de su función”.

 

Hoy, debate
La Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) comenzará hoy a analizar varias demandas por torturas, asesinatos, privación de libertad y derecho a la libre expresión, presentadas contra Guatemala, Colombia, Perú, Costa Rica y Argentina. Los casos serán estudiados en San José de Costa Rica, durante el 51 período ordinario de sesiones, que concluirá el 2 de junio próximo. Durante las deliberaciones se conocerá el caso “Cantos”, referente a las excepciones preliminares interpuestas por el Estado argentino. La demanda la interpuso la Comisión Interamericana en marzo de 1999 y se refiere a los allanamientos y decomiso de documentos relacionados con la actividad comercial del empresario José María Cantos, en marzo de 1972.

 

 

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