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Dos chicos que desaparecieron en Don Torcuato, encontrados en Río

Uno tiene 13 y el otro 9. Se los había llevado un hombre para hacerlos trabajar. Fueron reconocidos en Río de Janeiro por una turista que vio sus fotos en televisión. El hombre está preso.

Por Pedro Lipcovich

Como si hubiesen sido adultos en busca de trabajo, los dos chicos se habían alegrado de encontrar un patrón que los explotara, y se escaparon con él. Lo que para Gustavo –de 13 años– y Daniel –de 9– había empezado como aventura y para la Justicia fue “sustracción de menores”, terminó en Río de Janeiro, cuando una turista argentina los reconoció en Copacabana; habían desaparecido el 2 de febrero. Tras la intervención de la Interpol, están “retenidos” en Brasil, a la espera de sus padres, y el empleador-secuestrador está preso. La búsqueda dio lugar a una movilización de su comunidad, en Don Torcuato, que propició la intervención de organizaciones no gubernamentales, programas de televisión y la policía bonaerense. Los chicos están “en buenas condiciones físicas”, según la organización Missing Children.
El último verano, al barrio humilde de Don Torcuato donde residen las familias Guerreño y Cabrera llegó un vecino nuevo llamado Pedro Piris. Como muchos en la zona, no tenía trabajo fijo, pero él se había conseguido un buen rebusque: vendía ojotas. Y les ofreció a varios chicos del barrio que, por unas monedas, lo ayudaran a vender o a preparar la mercadería. Entre sus dependientes estaban Daniel y Gustavo.
Los pequeños empleados de Piris solían volver a sus casas a eso de las 7 y media de la tarde. Pero el 2 de febrero pasó esa hora y no aparecían. A las 9 de la noche, los chicos llamaron por teléfono: contaron que Piris había sufrido un accidente, que lo estaban operando en un hospital de Escobar y que, en cuanto terminara la operación, iban a volver en un remís.
El remís no llegó nunca. Al día siguiente los padres hicieron la denuncia policial y, días después, avisaron a la organización no gubernamental Missing Children, que a su vez es una ramificación de la Red Solidaria. La comunidad de Don Torcuato se movilizó por ellos: se organizaron varias marchas solidarias y panfleteadas con las fotos de los chicos. “Fue conmovedora la participación de los padres y maestros de la escuela donde van los chicos, de la parroquia, de todo el barrio”, señala Juan Carr, titular de la Red Solidaria.
Así estimulada por la comunidad, y en cumplimiento de su deber, la policía bonaerense pasó a la acción: “El rastreo de la llamada desde la supuesta clínica reveló que procedía de una terminal de micros que van al norte del país –contó a este diario el comisario Aníbal Degastaldi, titular de la Dirección Departamental de Investigaciones de San Isidro–. Hablamos con los choferes pero ninguno los había visto; cierto que hay empresas no del todo oficiales y sus choferes se esconden”.
Pese a que los menores aparentemente no se habían ido contra su voluntad, la Justicia caratuló la causa como “Presunta sustracción de menores” y no “Fuga del hogar”, lo cual permitió pedir la captura de Piris. Comisiones policiales fueron a ciudades de la costa, por si Piris había querido aprovechar lo que quedaba del verano para su empresita de venta ambulante. “Los padres de los chicos acompañaron a nuestros hombres, para que no pensaran que no trabajábamos a conciencia –admitió Degastaldi– y también, sinceramente, porque cuando está el padre es otra cosa”.
Las búsquedas, aunque no dieran resultado, difundían el caso y las fotos de los chicos. Además, los padres acudieron a dos programas de televisión. Los expertos sabían que los chicos podían estar lejos: “Logran largos viajes por su cuenta, ‘a dedo’: un chico de 12 años que tenía parientes en Bolivia apareció en La Paz. Por eso siempre les decimos a los padres que avisen a cualquier familiar, en cualquier lugar del país o del exterior”, comenta María Marta García Belsunce, vicepresidenta de Missing Children.
Finalmente, una turista argentina los vio en Copacabana, repartiendo volantes de una agencia de turismo. Advirtió que eran argentinos, creyó reconocerlos y se comunicó con la producción del programa “Gente que buscagente”, uno de los que habían tomado el caso. Notificada la policía, dio parte a Interpol, que detuvo a Piris y se hizo cargo de los menores.
El juez de menores de San Isidro, Néstor Cámere, y el fiscal Daniel García iniciaron los trámites para repatriar a los menores y extraditar a Piris. Los chicos están “en buenas condiciones físicas”, según Missing Children, y anoche los padres se disponían a volar a Río para reencontrarse con ellos.

 

 

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