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EE.UU. COMENZO GESTIONES PARA UN CESE DEL FUEGO EN MEDIO ORIENTE
Cuando entra al juego Big Brother

Los ataques punitivos israelíes desde aviones F-16 fueron decisivos para la nueva ofensiva diplomática norteamericana. El objetivo primario del secretario de Estado Colin Powell es detener la escalada de violencia. Así favorece al premier Ariel Sharon, que busca exactamente lo mismo para entregar la �seguridad� prometida durante su campaña.

Por Gabriel A. Uriarte

El secretario de Estado norteamericano Colin Powell anunció ayer que comenzaría gestiones para detener la violencia en Medio Oriente. Incluso nombró a un “enviado especial” para la región, cargo que había quedado vacante desde el anterior gobierno de Bill Clinton. En efecto, es la primera vez que la actual administración se compromete con la crisis de la Intifada palestina. La ocasión para el histórico anuncio de Powell fue la presentación formal del informe preparado por la comisión internacional presidida por el senador George Mitchell sobre la Intifada palestina (ver recuadro). Powell aseguró que respaldaba plenamente las recomendaciones del informe, que incluyen, entre otras cosas, un congelamiento de toda construcción de asentamientos judíos en Cisjordania y Gaza. Su declaración vino después de cuatro días de ataques aéreos israelíes contra los territorios palestinos, algunos realizados desde aviones cazabombarderos norteamericanos F-16. Estos factores hicieron que muchos interpretaran el vuelco de Washington como un golpe contra Israel. En realidad, podría ser todo lo contrario.
El secretario de Estado, al menos, desmintió que su intervención fuera algo remotamente algo así. Su apoyo al informe Mitchell, recalcó, no se podía traducir como una demanda para que Israel detenga la construcción de asentamientos: “La secuencia que presenta el informe es clara: primero debe haber un fin de la violencia, después se discutirán medidas para reforzar la confianza entre las partes, pero ninguna de estas medidas (como el congelamiento en la construcción de asentamientos) está vinculada con el fin de la violencia”. Es decir, antes debe haber un cese al fuego, la exigencia primaria del informe, y recién después se discutirán sus recomendaciones ulteriores, las cuales también incluyen medidas resistidas por los palestinos. Objetivamente, entonces, lo que Powell planteó ayer es idéntico a lo que exige el gobierno israelí de Ariel Sharon: primero un cese al fuego, después negociaciones.
Esta argumentación parecería dudosa dados los sangrientos ataques israelíes de los últimos días. Sin embargo, la postura militar israelí es básicamente defensiva. La mayor parte de los muertos y heridos palestinos en esta Intifada se produjeron en choques frente a puestos israelíes frente a colonias judías y cruces carreteros. El ejército israelí no patrulla ninguna zona formalmente palestina, y tiene pocos deseos de hacerlo en vista de su experiencia durante la primera Intifada (1987-93). Sus incursiones y bombardeos contra esos territorios son acciones reactivas que bien puede abandonar si la Intifada popular termina, aun si siguen registrándose atentados. Después, durante las negociaciones, se discutirá la ocupación israelí de territorio reivindicado por los palestinos, tema que incluye, por supuesto, las colonias judías en ellas. El Departamento de Estado norteamericano puede ser más o menos antiisraelí, y los objetivos de Sharon pueden ser más o menos extremistas, pero su objetivo a corto plazo es el mismo: un armisticio.
Lo curioso, en realidad, es que Estados Unidos no haya intervenido antes. Previo al estallido de la Intifada, la mayoría de los analistas estimó que Washington se vería forzado a hacerlo dado su interés nacional en impedir una nueva crisis del petróleo, cuyos precios ya eran relativamente altos. El vínculo que unía a Washington con la Intifada pasaría por sus aliados petroleros del Golfo Pérsico, que se verían amenazados por la guerra regional y crecimiento del fundamentalismo que supuestamente acompañaría una prolongada Intifada. La idea se reforzó cuando George W. Bush y sus amigos petroleros asumieron en la Casa Blanca. Pero esta lógica era falaz en un aspecto clave: la Intifada no causó un aumento del petróleo, lo que quitó la motivación primaria para una intervención norteamericana. La presencia de Bush sólo acentuó esa tendencia, ya que el presidente no tenía el imperativo categórico de BillClinton por lograr la paz entre palestinos e israelíes. Washington siguió sus intereses nacionales y, por lo tanto, no hizo nada. Hasta ahora.
La pregunta clave es entonces cómo fue que la Intifada logró sortear el punto intermedio del Golfo Pérsico y gatillar directamente la entrada norteamericana. El atentado del viernes en Israel pudo haber sido importante, y sin duda fue oportuno que ayer se presentara el informe Mitchell. Pero lo que fue absolutamente vital fueron los ataques punitivos israelíes con F-16 y sus amenazas de que habría más. Ayer mismo el portavoz de Sharon enfatizó que “si la situación sigue así no puedo asegurar que recurriremos a los F-16 para defendernos. De este modo, el nivel de violencia llegaba a puntos tales que alarmaba a la Casa Blanca independientemente del precio del barril de crudo. Y su intervención, cuyo objetivo primario es detener la escalada de violencia, favorece a Sharon, que busca exactamente lo mismo para comenzar a entregar la “seguridad” que prometió durante su campaña electoral. Así, puede verse una relación causal que tiene su origen en los aparentemente ilógicos y contraproducentes bombardeos aéreos de Sharon. Si hubo un perdedor por el discurso de Powell, no parece haber sido el premier israelí.

Claves

- El secretario de Estado norteamericano Colin Powell anunció ayer que comenzaría gestiones para lograr un alto al fuego en Cisjordania y Gaza. Elevó su embajador en Jordania William Burns al cargo de “Enviado Especial”, vacante desde el gobierno de Bill Clinton. Es la primera vez que la administración Bush se involucra directamente en la crisis.
- Powell afirmó que la base de sus gestiones será el informe que presentó formalmente ayer la “Comisión Mitchell”. Si bien este documento llama al congelamiento en la construcción de colonias judías en territorios palestinos, su demanda primaria es un alto al fuego. Ayer el gobierno israelí recalcó esto al aceptar la declaración de Powell, mientras que los palestinos lo negaron al hacer lo mismo. Pero la interpretación del Secretario de Estado coincide con la israelí.
- Mientras tanto, los choques de ayer dejaron dos palestinos muertos y 10 heridos.

HABLA AL-RANTISI, LIDER DE HAMAS EN PALESTINA
“Usaríamos F-16 contra Israel”

Por Ferrán Sales *
Desde Gaza

Abdelaziz Al Rantisi, 54 años, médico, padre de seis hijos, es el máximo dirigente del aparato político del movimiento fundamentalista Hamas, la principal fuerza de oposición, y la más virulenta, en los territorios autónomos palestinos. Adversario de los acuerdos de Oslo, se comporta como un “enemigo leal” de Yasser Arafat. No está dispuesto a criticarlo en público. La consigna parece clara; ni una sola queja a pesar de haber pasado por las mazmorras de Gaza, de las que acaba de salir hace pocas semanas. El enemigo es otro: Israel.
–¿No le da la sensación de ser como un termómetro: usted está en la cárcel sólo cuando Arafat tiene buenas relaciones con los israelíes?
–Se podría aceptar. Pero no sólo es esto, también hay otros elementos.
–¿Cuánto tiempo en las cárceles israelíes?
–En total ocho años.
–¿Y en las palestinas?
–Más de 27 meses, en cuatro etapas. Acabo de salir hace pocas semanas.
–Entiendo que Sharon esté interesado en encarcelarlo, pero ¿Arafat?
–Estoy de acuerdo. No puedo comprenderlo. Tampoco lo comprende la calle. No lo aceptamos. Pero no vamos a desencadenar por eso una guerra contra la Autoridad Nacional Palestina, ni contra Arafat.
–Pero usted continúa criticándolo en cuanto puede. ¿No es así?
–Esta es la conducta y la opinión de Hamas. No es nueva. Siempre hemos actuado correctamente. Siempre hemos sido críticos con Arafat. Lo que no llego a comprender es por qué siempre sea Rantisi el detenido, cuando en realidad lo que yo digo es lo que piensa mi movimiento.
–¿Viendo actuar así a Arafat no ha llegado a la conclusión de que es un dictador?
–No, de ninguna manera. Tengo que confesar que a pesar de todo Arafat no es un dictador. Pero su encadenamiento a los acuerdos de Oslo dan como resultado que algunas veces tenga que actuar como un dictador.
–Bueno, hablemos claro ¿qué es lo que le reprocha a Arafat?
–Primero, ni Hamas ni yo personalmente albergamos ningún sentimiento de odio contra los palestinos. Este es un principio indiscutible. No vamos a desvelar ahora y aquí las razones de nuestras desavenencias con Arafat. No estamos dispuestos a dar ninguna oportunidad a Israel de vernos pelearnos entre nosotros. Ni ahora ni en el futuro.
–¿Y que es lo que le reprocha a Sharon?
–Hay que hacer una diferencia entre el judío y el ocupante. Respeto a todas las religiones, pero tengo un sentimiento de odio hacia el que ocupa mi tierra; tengo necesidad y derecho de expulsarlo de ella.
–¿Y a utilizar cualquier método?
–Ustedes han visto cómo los israelíes asesinan a nuestra población, cómo bombardean nuestras ciudades con tanques, con misiles, ahora con aviones F-16. Si tuviésemos caza bombarderos F-16 nosotros también los utilizaríamos contra Israel. Pero no los tenemos. Nuestras alternativas son claras; o arriar la bandera blanca y rendirnos o utilizar todos los métodos de lucha a nuestro alcance. Esto es lo que estamos haciendo.
–¿Incluidos los comandos suicidas o kamikazes como el que el pasado viernes mató a cinco israelíes en un centro comercial en Netania?
–Nuestros métodos no van dirigidos contra la población civil, pero sí contra los responsables de todas las masacres y barbaries; la de 1948, los asesinatos de 1957 y 1967. Contra los responsables del bombardeo de Canana. O ahora más reciente contra los autores de las carnicerías de Hebrón, Al Quods o Jan Yunes. Porque aquí hasta ahora a los únicos que han matado han sido a civiles e inocentes. Pero todo el que ocupa nuestra tierra se convierte en nuestro blanco, por que esta ocupación la llevaron a término vertiendo nuestra sangre. Estamos luchando contra el terrorismo.
–Los israelíes dicen que ustedes acaban de conseguir la afiliación de 250 nuevos kamizakes.
–Los israelíes mienten. Mienten al dar las cifras. Salga a la calle y pregunte cuánta gente está dispuesta a aceptar la ocupación. Pregunte cuántos están dispuestos a morir por su tierra y contra Israel: todos. Todo el mundo. Es mejor morir en la batalla que debajo de las bombas.
–¿Y hasta cuándo?
–¿Hasta cuándo van a continuar ellos ocupando?

* De El País de Madrid, especial para Página/12.

Lo que dice el informe

La Comisión Mitchell llamó a un fin inmediato e incondicional a la violencia como primer paso para reasumir las conversaciones de paz de Medio Oriente. La comisión internacional, presidida por el ex senador norteamericano George Mitchell, urgió en su informe a una “acción concreta” contra el terrorismo palestino y a interrumpir los asentamientos judíos. Aquí, sus propuestas.
- Ambos lados deberían reafirmar su compromiso a acuerdos existentes y promesas y deben finalizar la violencia inmediata e incondicionalmente. Ambas partes deberían reasumir inmediatamente la cooperación de seguridad.
- Un “significativo” período de enfriamiento implementaría medidas construidas sobre la confianza. La Autoridad Palestina (AP) debería dejar en claro a través de acción concreta “que el terrorismo es inaceptable y reprensible, y que la AP hará un esfuerzo en un ciento por ciento para evitar las operaciones terroristas y para castigar a los que las cometen”. La AP debería asegurar que los trabajadores palestinos empleados dentro de Israel están libres de conexiones con el terrorismo, y deberían evitar que hombres armados usen las áreas pobladas de palestinos para disparar sobre soldados o civiles israelíes.
- Israel debería congelar toda actividad de asentamientos, incluyendo el “crecimiento natural” de las colonias existentes. Israel podría “querer dejar en claro” que la paz futura no amenazaría la proximidad territorial de un estado palestino. Israel debería considerar el retiro de sus fuerzas a las posiciones anteriores al 28 de septiembre de 2000 (el comienzo de la Intifada). Israel debería levantar todas los cierres de fronteras, transferir a la AP todos los impuestos debidos y asegurar que las fuerzas de seguridad y los colonos se abstengan de destruir propiedad palestina.
- “Un esfuerzo del ciento por ciento para detener la violencia, una inmediata reanudación de la cooperación de seguridad y un intercambio de medidas construidas en la confianza son los puntos clave para reasumir las negociaciones.” Pero añade que ninguno de estos pasos será sustentable largo tiempo sin una vuelta responsable a las negociaciones.

 

 

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