Por
Julián Gorodischer
El
mundo tiene, siempre, algo aún peor para ofrecer a Daria, sobre
todo durante el verano, esa tierra de nadie en la cual los musculosos
invaden la playa y su madre ordena: No quiero que duermas todo el
día. En su primera película, que se estrenó
el sábado por MTV, Daria sin embargo podría
presentarse como una chica enamorada: tiene novio, su nombre es Tom, y
comprende su rechazo a los besos y las caricias. Ella, acostumbrada a
reír de la payasada ajena, deberá vivir, por primera vez,
una experiencia. Y las cosas no están saliendo del todo bien.
El título, ¿Ya es otoño?, podría resumir el
estar en el mundo de Daria. Se lo pregunta uno de los chicos
del campamento que coordina (la inscribió su madre, contra su voluntad),
a horas de haber llegado, cuando el verano comienza y se renuevan los
mandatos: una playa que espera a los aficionados al surf y el bronceado,
las bikinis y el coqueteo; un campamento que alienta a reforzar la autoestima
trabajando. Daria debe dirigir esas tareas, junto con Tío Anthony,
su compañero, un hombre nervioso que siempre está a punto
de estrangular a un revoltoso, o escapar del pequeño infierno.
Sin embargo, hay algo aún peor para la heroína que perder
el verano trabajando en esa colonia de vacaciones, sólo para ocupar
el tiempo, ya que no verá un centavo. Habitualmente, la vida consiste
en despreciar el entorno (un pasatiempo favorito): las horas pasan junto
a Jane su ex mejor amiga y ex novia de Tom contemplando la
banda de su propia hermana, chicas preocupadas exclusivamente por los
modos de la conquista. El año escolar es el momento de mirar el
papelón de los populares, en un típico college estadounidense.
Las del fondo, Daria y Jane, despliegan ironía frente a la tontería
de sus compañeros y explicitan, en todos los casos, una distancia
intelectual. Pero ahora la historia aleja a Daria del plano de lo razonable,
y eso es un problema.
Tom le dice que la quiere, y Daria no contesta. El objeto de la burla
silenciosa es ella misma. ¿Cómo no imaginarse patética?
Si su película le ofrece una redención (alguien, en el mundo,
piensa en Daria), la chica la rechaza. No sigamos, esto es cursi,
concluye la pareja en el auto, a punto de descargar las palabras dulces.
Tal vez debamos tomarnos una pausa, propone la chica, cuando
todavía no se cruzaron una mirada. Cuando Tom empieza a ponerse
pesado, Daria, rápida de reflejos, cierra el momento incómodo
con un yo siento lo mismo, que no especifica, y huye hacia
la casa. La relación no puede seguir, piensa después: los
motivos sobran. Una suegra pesada, dos familias al acecho, compañeros
que se acercan y le cuestionan su lealtad con la amiga: ¿El
no era el novio de Jane?. Es mi hermano, contesta Daria.
Alguien podría pensar, de lo contrario, que está enamorada.
La perspectiva incomoda.
En el campamento, Daria tiene un pequeño alter ego, ansioso de
que termine la tortura. Conozco a una chica que vivió lo
mismo, lo consuela, no quería hablar con nadie.
Al chico lo atormenta la sobrecarga de actividades, la euforia que trae
el verano, y hasta la presencia de Daria. Y ahora vas a decir que
esa chica recapacitó y tuvo un final feliz..., ironiza el
niño nerd, cansado de las lecciones de vida que todos
le proponen. Allí, enfrente suyo, está Daria para demostrar
que, en su mundo, no existen los finales felices, ni los cuentos del patito
feo: el cisne no llega.
Si en sus capítulos frecuentes en MTV, el dibujo persiste en una
inmovilidad (hablar de otros), la película propone una transición.
Algo cambiará para todos después de las casi dos horas de
animación. Daria decide darse, después del conflicto, una
nueva oportunidad junto a Tom, que estará marcada por las dudas
y los reparos ante una familia de millonarios, pero que la forzará
a tomarse algo en serio. Será imposible, según parece, ironizar
sobre lo que siente. En tanto, Jane, su amiga, sereconcilia y acepta ese
romance, y también descubre que la vida es horrible en cualquier
parte, incluso en la colonia de artistas plásticos que le prometía
un entorno agradable. Allí, donde pasó el verano, todo fue
aun peor de lo que imaginaba: chicos obsecuentes y mujeres calculadoras
en reemplazo de los bohemios bien pensantes. Las rubias descubren que,
a veces, es conveniente estudiar, y que un cerebrito como el profesor
también puede resultar atractivo. El será quien las rechace.
A todos, los que descubren que pueden ser sensibles y las que miran un
poco más allá, les espera una buena noticia: sobre el final
de la película, el verano está terminando, junto con las
colonias de vacaciones, los días de playa y el tiempo libre con
los padres. ¡Por suerte ya es otoño!
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