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Una cartita impresa en el despacho de Cantarero

Una pericia comprobó que
la nota que el senador envió a
una periodista fue impresa en su oficina. El Gobierno ordenó a la SIDE que abriera sus cuentas.

Cantarero envió un mensaje a la periodista que relató cómo un senador confesó los sobornos.

A través de un decreto, el Gobierno le ordenó ayer a la SIDE que le enviara información sobre sus cuentas bancarias al juez Gabriel Cavallo y a los fiscales Federico Delgado y Eduardo Freiler en la investigación que llevan adelante por el supuesto pago de sobornos en el Senado. En su momento, el Ejecutivo había tomado una decisión similar cuando la causa todavía estaba a cargo del ex juez Carlos Liporaci, pero ahora Cavallo consideró necesario “reiterar la diligencia”. Por otro lado, una pericia de la Policía Federal volvió a complicar la situación del senador salteño Emilio Cantarero, uno de los comprometidos en el expediente: se comprobó que la nota enviada a una periodista fue escrita en una de las computadoras de su despacho, un dato que él había negado.
“Rubita: estuvimos cinco minutos en los pasillos. Me van a hacer un careo contigo”. El papel con el mensaje impreso se lo entregó en mano el secretario privado de Cantarero a la periodista del diario La Nación María Fernanda Villosio el 30 de agosto del año pasado. El día anterior, la periodista había escrito una nota en la que un senador –al que no identificaba en respeto al “off the record” acordado– admitía haber cobrado dinero para aprobar la ley de reforma laboral. Como el bloque justicialista acusó al diario de mentir, al otro día la periodista identificó a Cantarero como el senador arrepentido. Sin embargo, el legislador salteño siempre negó haber escrito el mensaje, igual que en un principio tampoco admitió que hubiera conversado con Villosio, algo que a la larga terminó aceptando. Otra cosa que nunca admitió, claro, fue el contenido de la entrevista.
Ahora, según el peritaje scopométrico que los técnicos de la Policía Federal pusieron en manos de los investigadores, el mensaje fue escrito en una de las computadoras e impreso en una de las máquinas que Cantarero tiene en su despacho. Sin embargo, el trabajo presentó un par de falencias de tipo formal que, posiblemente, darán pie a una impugnación de la defensa del senador. Una, es que el informe no lleva la firma del perito de parte, siempre obligatorio en estos casos. Dos, que está mal escrito el nombre de la marca de impresora.
La otra novedad importante en la causa, fue el decreto 650 publicado ayer en el Boletín Oficial, por el que el Gobierno atendió el nuevo pedido del juez Cavallo. “La renuncia del juez anterior torna pertinente reiterar la diligencia, de acuerdo a que lo requerido por el magistrado a cargo, aunque estrictamente resulte claro que la autorización del decreto 833/00 se refiera a la causa”, se explicó en el decreto.
Cavallo había pedido a principios de mes que le permitieran acceder a los movimientos ocurridos entre el 11 y el 13 de abril del 2000 en dos cuentas que tiene la SIDE en el Banco Nación. La sospecha es que de esos fondos pudo haber salido el dinero para pagar las supuestas coimas. Esos números ya fueron analizados por Liporaci, quien luego declaró la falta de mérito a todos los imputados. El juez luego debió renunciar envuelto en un escándalo por enriquecimiento ilícito por lo que Cavallo decidió chequear esos datos con sus propios ojos. También pidió que le envíen la información a los fiscales y a los integrantes de la Sala I de la Cámara Federal que analizan el expediente. Los integrantes de esta sala, Luisa Riva Aramayo y Horacio Vigliani, están estudiando el procesamiento de varios senadores, solicitados por los fiscales de primera instancia y respaldados por el fiscal de Cámara, Germán Moldes.

 

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