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LOS PIQUETEROS DE LA MATANZA Y
EL GOBIERNO LLEGARON A UN PRINCIPIO DE ACUERDO
Aparecieron los planes para levantar el corte

Unos 7500 planes Trabajar nuevos
y el reconocimiento de otros 6200 programas adeudados fue la propuesta oficial que los manifestantes podrían aceptar hoy, tras realizar una asamblea en la Ruta 3, que tienen cortada. El conflicto tensó la relación entre De la Rúa y Ruckauf y generó más de una discusión en el seno del Gobierno.
En el sepelio, realizado ayer, de una piquetera fallecida tras descomponerse
en la ruta las escenas fueron desgarradoras.


Por José Natanson

Luego de más de dos semanas de tironeos, el conflicto de la Ruta 3 en La Matanza podría resolverse hoy cuando los desocupados debatan en asamblea la propuesta formulada ayer por el Gobierno: 7500 planes Trabajar y el reconocimiento de unos 6200 programas adeudados. “Si ésa es la oferta, nos estamos acercando”, dijo anoche a Página/12 Luis D’Elía, uno de los líderes piqueteros, coincidiendo con la perspectiva optimista difundida por fuentes del Ministerio de Trabajo y por hombres cercanos al intendente de La Matanza, Alberto Balestrini. Con el acuerdo, el Gobierno pondría fin a una larga negociación que –más allá de los reclamos– tensó como nunca la relación entre la Casa Rosada y el gobernador Carlos Ruckauf.
El largo día de ayer comenzó bien temprano, con la reunión de Gabinete, donde Fernando de la Rúa dijo que era necesario encontrar “con urgencia” una salida al conflicto. De todos modos, esto no impidió que los funcionarios insistieran después con los mismos argumentos: acusar a Ruckauf y Balestrini y negar la responsabilidad del Gobierno Nacional en el asunto.
El ministro del Interior, Ramón Mestre, fue uno de los más duros y aseguró por radio que algunos piqueteros estaban armados. Pero no fue el único. El secretario General de la Presidencia, Nicolás Gallo, también relativizó el rol de la Nación. “Hay miles de municipios y si el Gobierno interviniera en la resolución de conflictos en cada uno de los municipios, dejaría de tener razón de ser la existencia de la comuna”, aseguró Gallo. Después, cinco intendentes peronistas del Conurbano se solidarizaron con Balestrini.
Pero entre las duras declaraciones sobresalían dos anuncios. Por un lado, Chrystian Colombo dijo que la Casa Rosada “no quiere esquivarle el cuerpo al problema” y que está dispuesto a cumplir el acuerdo firmado con los piqueteros de La Matanza en noviembre, cuando el Gobierno se comprometió a entregar 8400 planes trabajar. El segundo anuncio, también formulado por Colombo, es más amplio y más político: según dijo, el Gobierno decidió que a partir de junio comenzará a transferir a las provincias los 225 millones de pesos para ayuda social acordados en el Compromiso Federal, con el objetivo de descomprimir la tensión con muchos gobernadores y desactivar posibles estallidos sociales.
Los dos datos preanunciaban un acuerdo. Un rato más tarde, la ministra de Trabajo, Patricia Bullrich, y el secretario de Empleo, Horacio Viqueira, se reunieron con Balestrini en la cartera de Trabajo. “Queremos comprometer al intendente porque si no no hay salida posible”, explicaban en el Gobierno.
En el encuentro los funcionarios nacionales hicieron su oferta: 7500 planes trabajar, que comenzarían a abonarse en los primeros días de junio. Además, se comprometieron a abonar 6200 beneficios adeudados. A cambio, un comité mixto integrado por autoridades nacionales, provinciales y municipales deberá realizar el reempadronamiento de los beneficiarios, cuestión de evitar fraudes y superposiciones.
Finalizada la reunión, Balestrini volvió con la propuesta a la sede de la municipalidad de La Matanza, donde al cierre de esta edición permanecía reunido con los líderes de los piqueteros. Los tres bandos pronosticaban un final feliz. “Están dadas las condiciones para que el acuerdo se cierre rápidamente”, aseguraban en el Ministerio de Trabajo. “Somos muy optimistas”, decían cerca de Balestrini. “Si esa es la propuesta, estamos cerca de un acuerdo”, completaban los piqueteros.
Aunque la propuesta será debatida hoy en una asamblea que los desocupados realizarán sobre la ruta, las dos semanas de conflicto permiten extraer algunas conclusiones:
La primera es política. Desde que se bloqueó la ruta, el 7 de mayo pasado, las autoridades nacionales y provinciales se atribuyeron mutuamente la responsabilidad por el conflicto. Hubo una serie de crucesque tiñeron de política el reclamo y que demostraron que el idilio entre Ruckauf y De la Rúa –uno de los datos básicos de los primeros meses de gestión aliancista– es ya irrecuperable.
La segunda tiene que ver con las complicadas intrigas de palacio. Bullrich, la primera negociadora, optó desde un primer momento por una posición bastante dura. Después de unos días, como la situación seguía empantanada, De la Rúa reemplazó a la ministra por su secretario privado, Leonardo Aiello, como parte de una táctica a dos puntas: los funcionarios de primera línea criticaban a los piqueteros mientras Aiello apuraba la negociación. Pero al final la estrategia terminó multiplicando los interlocutores dentro del Gobierno y creó una confusión que fue aprovechada por los manifestantes. El sábado, De la Rúa repuso a Bullrich al frente de la negociación. “Si no fuera por el cambio de interlocutor, las cosas se habrían resuelto antes”, aseguraban ayer en Trabajo.
La última conclusión tiene que ver con el temido efecto dominó. Como ocurre cada vez que ceden ante una protesta social, en el Gobierno advertían sobre los peligros de que la resolución del conflicto dispare protestas en otros lugares. “Estamos monitoreando permanentemente los centros potenciales de conflicto, y por ahora no aparece a la vista nada grave, pero nunca se sabe”, aseguraban ayer en el Gobierno.

 

Cortes y más cortes

Ayer, desocupados de distintos puntos del Conurbano bonaerense y la Capital realizaron una serie de cortes en solidaridad con la situación de los piqueteros de La Matanza. Los cortes fueron protagonizados por desocupados enrolados en la Corriente Clasista y Combativa (CCC) que lidera el sindicalista Carlos Santillán y en el Congreso de los Trabajadores Argentinos (CTA) de Víctor De Gennaro. Al mediodía, en Florencio Varela, un grupo de desocupados cortó la ruta 26, mano La Plata-Buenos Aires, y provocó un gran congestionamiento vehicular. Mientras tanto, en Morón, más de un centenar de desocupados cortaban dos importantes avenidas en reclamo de planes trabajar y asistencia social. Al mismo tiempo, en el barrio porteño de La Boca, manifestantes de agrupaciones Sin Techo y desocupados de La Boca, Barracas y Avellaneda, se encolumaron detrás de una gran bandera de la CTA, cortando el Puente Nicolás Avellaneda.

 

INDIGNACION Y TRISTEZA EN EL PIQUETE BONAERENSE
Dolor a la vera de la ruta

La de ayer no fue una jornada más para los piqueteros de La Matanza, no sólo por la nueva ronda de negociaciones con el Gobierno; pasadas las nueve de la mañana, llegó el féretro con los restos de Luisa Alegre, presidenta del centro de jubilados “Alma y Vida”, quien falleciera el lunes por la madrugada en el Hospital Guido Paroissien, después de que sufriera una descompostura cardíaca mientras tocaba un redoblante en el piquete. Los manifestantes hicieron una oración en su homenaje, que incluyó la lectura de un párrafo de la Biblia por parte de Luis D’Elía, concejal frepasista por La Matanza y uno de los líderes de la protesta, junto a Juan Carlos Alderete, de la Corriente Clasista y Combativa (CCC). Y por la noche, se mantenían firmes sobre la ruta, a la espera de novedades.
Los piqueteros también recibieron visitas: las de Raúl Castells, del Movimiento Independiente de Jubilados, de Carlos “Perro” Santillán, de la CCC y de Hebe de Bonafini, titular de Asociación Madres de Plaza de Mayo. “Luisa muere en un piquete porque hay un Gobierno miserable”, disparó Castells, y agregó que “por unos puestos de cuatro pesos por día hacen pasar por semejante sufrimiento a nuestra gente”.
Durante toda la jornada, el panorama en la ruta se mantuvo como desde el 7 de este mes, fecha de inicio de la protesta; ollas populares, gomas, carpas, toldos, y cientos de familias desplegadas sobre la ruta, en las banquinas y en las vías del ferrocarril Belgrano Sur. La elección del lugar del piquete no fue casual; la 3 es la ruta troncal que atraviesa el partido de La Matanza, que posee unos 354 kilómetros cuadrados, una población de 1.700.000 habitantes y más de 100 mil jefes de familia desempleados. Y el Belgrano Sur es el único tren que pasa por la zona, y que comunica el corazón matancero con la Capital Federal, ya que tiene su cabecera en Barracas.
Los reclamos de los piqueteros de Isidro Casanova se basan, principalmente, en que se restituyan unos 3 mil planes Trabajar que habrían sido cancelados por el Ministerio de Trabajo, después de un reempadronamiento hecho el mes pasado; pero también recuerdan que hay 3500 planes concedidos desde enero, que hasta ahora no se han pagado. Además, en el acta acuerdo firmada entre la Nación y los manifestantes el Poder Ejecutivo se comprometía a arreglar escuelas y calles y a entregar dos millones de pesos en medicamentos, remedios y herramientas.
Desde el Gobierno admiten que están en mora con esas promesas, pero aseguraron que en los primeros días de junio comenzarán a saldar las deudas con los trabajadores y a restituir los planes Trabajar.”Estamos cerca, pero no quiero arriesgar ningún resultado, y será la asamblea de mañana (por hoy), cuando estén todos los compañeros, la que decida los pasos a seguir”, dijo D’Elía (ver aparte). Por lo pronto, hombres, mujeres y chicos pasaban una nueva noche otoñal bajo las lonas de las carpas.

Informe: Alejandro Cánepa.

 

OPINION
Por Hilda González de Duhalde *

Argentina cava su propia fosa

Estamos en una situación límite en materia social. Las recetas económicas aplicadas en la última década han demostrado que no sirven, entre otras cosas porque cada año se agregan 100 mil nuevos pobres al sector más castigado del país, provenientes de una clase media cada vez más pauperizada. El año pasado batimos todos los records: 600 mil trabajadores pasaron a engrosar la categoría de pobres. Las medidas que se han tomado con el argumento de rebajar el déficit fiscal y las nuevas propuestas que quiere aplicar el gobierno nacional siguen afectando directamente a los sectores medios.
El achicamiento de los gastos de la política es fundamental, pero existen también otras alternativas. Mientras se realizaron las grandes privatizaciones –1989/1994–, los aportes patronales de las empresas públicas eran, en promedio, del 33 por ciento. En 1993 les fueron rebajados al 11 por ciento, medida que aún sigue vigente. Sólo en el área de la Capital Federal y el Gran Buenos Aires, esa baja de los aportes ha significado una transferencia de recursos al sector privado del orden de los 6 mil millones de pesos. Si estas empresas de servicios –que son las más rentables– volviesen a pagar sus cargas originales del 33 por ciento, sólo en el ámbito metropolitano el Estado podría recaudar alrededor de 611 millones de pesos más por año (el primer impuestazo y rebaja de sueldos de Machinea buscaba reunir unos 300 millones de pesos). Sin embargo, el Gobierno ni siquiera pensó en acudir a aquel recurso e insiste en nuevos impuestazos a la clase media. Ahora, con errores que intenta enmendar, pretendió aumentar el IVA a las producciones artísticas y espectáculos públicos.
El hombre es el único animal que tropieza con la misma piedra, dice el refrán. Nosotros, en nuestro país, venimos castigando permanentemente a la clase media para –según las recetas economicistas imperantes– superar el déficit y salir de la crisis y, en realidad, lo único que hemos logrado es hundirnos cada vez más.
La Argentina se está cavando su propia fosa con estos ataques permanentes a los sectores medios, a los científicos, a los artistas, a la inteligencia que, históricamente, ha sido “la diferencia” del país.
En nombre del “ingreso al Primer Mundo” se empobreció cada vez más al país. Y, lo peor de todo: parece que nos hemos olvidado de que los pueblos y las naciones trascienden por sus producciones culturales y que gracias a ellas nuestra patria ya perteneció al Primer Mundo, no porque fuera el granero del mundo alguna vez, o porque vendiera recientemente sus patrimonios y entregara su mercado interno, sino en esencia porque siempre ha tenido una clase media progresista.
La Argentina del Primer Mundo fue la de Saavedra Lamas, Leloir y Milstein; la de la tucumana Lola Mora, la de Arlt y Borges, Cortázar y Beatriz Guido; la de Ginastera y Piazzolla; la de Julio Bocca y Maximiliano Guerra; la de la Universidad que en 1966 Onganía liquidó a bastonazos.
Esos eran los “productos” que nos hicieron trascender y que fueron hijos de esta clase media que hoy siguen empeñados en hacer desaparecer.

* Diputada de la Nación (PJ).

 

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