Por Cledis Candelaresi
La decisión de Aerolíneas
Argentinas de dejar indefinidamente en suspenso el pago de salarios de
abril aumentó la tensión entre los gobiernos de España
y Argentina que, por primera vez desde que se desató esta crisis,
hicieron público un intercambio de advertencias, hasta ahora reservado
a la intimidad de las negociaciones. El jefe de Gabinete, Chrystian Colombo,
sostuvo al mediodía que si la empresa, con participación
mayoritaria de capitales estatales españoles, no honraba esa obligación
antes de las 24 de anoche cosa que no hizo comenzaría
a aplicarle la multa que le corresponde por ley. Casi al mismo tiempo,
la SEPI organismo español poseedor de las acciones
sugirió en un comunicado que es el Estado argentino el que debería
asumir esa obligación, adelantando los 24 millones de pesos que
tiene pendiente de aporte, desde que el accionista propuso revivir la
compañía con una capitalización millonaria. Los españoles
también exigen que la administración de Fernando de la Rúa
les garantice ciertas prerrogativas comprometidas en octubre pasado como
la reducción de tasas aeroportuarias o límites en las frecuencias
de sus competidores y, naturalmente, que todo el frente gremial
esté subordinado a su plan de ajuste. Así, tal vez, podrían
seguir financiando la deficitaria empresa en lugar de propiciar su eventual
quiebra.
En pleno conflicto desatado por los despidos que Aerolíneas resolvió
semanas atrás, la administración comunicó que pagaría
con atraso los sueldos, fijando como fecha tope el 22 de mayo. Pero ayer,
en lugar de saldar esa deuda con los empleados, les informó a través
de un comunicado que el pago de sus haberes continuaba suspendido y, aunque
elípticamente, responsabilizó por tal situación al
paro dispuesto por los trabajadores y a la renuencia del gobierno a adelantar
fondos.
Según la SEPI, la crisis empresaria que habría producido
el no pago de salarios no sólo no se revirtió sino
que se agravó ante la caída brusca de la recaudación,
por los motivos que son de público conocimiento y que se han sostenido
en el tiempo, impidiendo una rápida recuperación del tráfico.
Un dato real es que desde fines de abril, la empresa vuela con un diagrama
de frecuencias reducido y que el nivel de ocupación es aún
menor que el histórico.
Pero en el mismo comunicado, los accionistas españoles también
aseguran que se han venido llevando a cabo intensas gestiones ante
el gobierno a los efectos de que integre el aporte de capitalización
pendiente para asignar dichos fondos al pago de salarios. El eje
del plan director presentado el año pasado por los accionistas
privados, prometía una salvadora capitalización de 650 millones
de dólares, de los cuales 32 correspondían al Estado argentino,
en su condición de propietario del 5 por ciento de las acciones.
En virtud de un acuerdo de partes, el Tesoro Nacional aportó 8
millones y se comprometió a aportar los 24 restantes en dos años.
Desde que, semanas atrás, la administración de la empresa
constató que le costaría demasiado controlar el frente gremial,
echó mano a su remanido recurso de pedirle al Estado argentino
que adelante el dinero, con el argumento de que los accionistas privados
ya capitalizaron su parte. Esto es, sin embargo, una verdad a medias,
ya que la prometida capitalización, planteada como
una vigorizante inyección de fondos, sólo enmascaraba el
pago de deudas con algunos proveedores y otros aportes que debió
hacer la SEPI para cubrir el déficit de la empresa antes, inclusive,
de presentar el plan director.
Después de la reunión de gabinete, Colombo emplazó
públicamente a la empresa a pagar salarios, advirtiendo que comenzaría
a multarla a partir de hoy. Según el ministerio de Trabajo, la
pena que prevé la ley oscila entre los 80 y 250 pesos por trabajador,
cuando el atraso no supera los siete días (contados a partir del
quinto día hábil para pagar). Como la demora es mayor, en
este caso, la falta reviste el carácter de grave yla
multa per cápita podría subir a 1000 pesos diarios. Si se
atiende que la compañía tiene más de 6000 empleados,
la pena pecuniaria resultaría superior a los 6 millones de pesos
por día.
El Gobierno insiste en darle a Aerolíneas el tratamiento de una
empresa privada y, hasta ahora, los funcionarios argentinos negaron tanto
contactos de gobierno a gobierno como cualquier otra gestión que
involucre directamente al Estado en el futuro de la compañía,
salvo la gestiones de Trabajo para destrabar los conflictos sindicales.
Sin embargo, directivos de Delta Airlines visitaron en el último
tiempo la Casa Rosada, sin que pueda descartarse que lo hayan hecho con
el presunto fin de buscar un modo de integrarse a la aerolínea
de bandera.
Hasta el momento, Delta apareció en la escena al menos dos veces.
La primera el año pasado, cuando un grupo de gremios entre
ellos el de técnicos aeronáuticos, APTA, y azafatas, Aeronavegantes
diseñaron su propio plan de salvataje, que incluía la participación
de Delta como accionista y operadora. Pero esta propuesta suponía
el retiro del estado español y la consiguiente absorción,
sino de toda, al menos de gran parte de la deuda. Los accionistas españoles
rechazaron de cuajo el plan denominado Restaurar y desde el
1º de abril Delta compite con Aerolíneas con una nueva frecuencia
de vuelo desde los Estados Unidos.
La segunda aparición de la compañía norteamericana
es algo más reciente: muchos rumores la sindicaron como posible
aliada de Eduardo Eurnekian en su eventual toma de Aerolíneas,
un plan que el presidente de la empresa administradora de los aeropuertos
nacionales, AA2000, dejó por ahora en stand by.
Promesa de apoyo
A su coyuntural exigencia de que el Estado asuma como propia la
obligación de pagar los salarios, en principio de abril,
los accionistas españoles suman el reclamo de que el gobierno
argentino cumpla con una serie de compromisos asumidos en el acta
que ambas partes firmaron el 13 de octubre pasado. En virtud de
este acuerdo, punto de partida para la ejecución del plan
de ajuste que postulan los accionistas privados, los españoles
prometieron una capitalización millonaria y reestructurar
su deuda de 900 millones de pesos. Los trabajadores debían
flexibilizar las condiciones de empleo y admitir descuentos que
oscilarían entre el 6 y el 20 por ciento. Pero el Estado,
propietario del 5 por ciento del capital accionario, asumía
varios compromisos que, en algunos casos, lo obligarán a
abrir otros controvertidos frentes de negociación. La SEPI
exige abaratar las tasas aeroportuarias, tanto las que cobran las
Fuerzas Armadas como las que recauda Aeropuertos Argentina 2000,
concesionario de los aeropuertos. También reclama la desregulación
del servicio de rampas que hoy presta la reestatizada Intercargo
y hasta reducir las frecuencias otorgadas a las compañías
extranjeras. Pero también, hasta la instrumentación
de una especie de compre argentino por el cual los funcionarios
deben priorizar Aerolíneas Argentinas a la hora de viajar.
Varios de estos puntos están contemplados en un plan de competitividad
para el sector aerocomercial, que el gobierno se apresta a anunciar.
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TRABAJO
PIDE UN COMPAS DE ESPERA DE LOS GREMIOS
Bullrich pone paños fríos
Por C.C.
En un intento por descomprimir
la situación, el Ministerio de Trabajo citó ayer a los cinco
gremios aeronáuticos que ya admitieron el Plan Director propuesto
por la SEPI para prometerles que en breve aparecerá un cronograma
de pagos de salarios. La reunión pasó a un cuarto intermedio
hasta esta tarde, ya que Patricia Bullrich confía esclarecer en
algo la situación por la mañana, cuando arriben a Buenos
Aires directivos de la empresa estatal hispana: la apuesta de máxima
es, en todo caso, arrancar un cronograma de pagos. La funcionaria y Domingo
Cavallo podrían continuar las gestiones en España durante
los próximos días.
La esperanza oficial se funda en la resolución de la estratégica
asamblea que hizo ayer la Asociación del Personal Técnico
Aeronáutico, APTA, que hasta ahora no sólo no se avino a
admitir el plan director sino que tampoco quiso someterse a un arbitraje
para solucionar el conflicto que semanas atrás generó el
despido de más de 400 empleados. En una moción consensuada,
APTA facultó a su conducción a adoptar todas las medidas
políticas, legales y sindicales para defender a los trabajadores,
aunque supeditando cualquier negociación al pago de salarios. En
el texto votado no hubo referencia expresa al arbitraje, fórmula
propuesta por la cartera laboral para solucionar tanto el conflicto originado
por los despidos como para revisar los convenios colectivos. Sin embargo,
al no pronunciarse expresamente en contra de esa mediación, los
técnicos de mantenimiento habría dejado las puertas abiertas
para admitirla.
Bullrich interpretó ayer que el sindicato que conduce Ricardo Cirielli
se ha sumado, de hecho, al quinteto de gremios que ya admitieron renegociar
sus convenios colectivos y reducir sus salarios a cambio de una presunta
estabilidad. Aeronavegantes, comandado por Alicia Castro, quedó
en la misma línea el viernes último, cuando aceptó
esa mediación. Sin embargo, ni APTA ni la Asociación Argentina
de Aeronavegantes fueron convocados ayer a la reunión que continuará
esta tarde en la cartera laboral. Durante ese encuentro, la ministra habría
dejado en claro que, lejos de estar agotadas, las discusiones con los
españoles podrían tomar un giro distinto en los próximos
días, a través de una negociación entre ambos gobiernos.
Según especulaban ayer los gremios que fueron al encuentro, Cavallo,
quien viaja a Madrid para analizar aspectos referidos al canje, podría
aprovechar esa visita para realizar algún contacto con las máximas
autoridades de España. La ministra, quizás, podría
acompañarlo.
El objetivo de mínima es que la SEPI aporte el dinero para salarios,
equivalente a la mitad del déficit operativo mensual que tiene
la compañía. El de máximo, es que se comprometa a
seguir costeando este déficit al menos hasta que aparezca un nuevo
accionista. Aun en el caso que los accionistas españoles plantearan
retirarse absorbiendo la deuda, el Estado argentino no podría hacerse
cargo de cubrir las millonarias pérdidas operativas de la compañía.
Una
semana de mayo con todas
las miradas puestas en la madre patria
Bancos, petroleras y empresas aéreas pasaron a manos españolas.
Hoy, la suerte de la deuda, la recaudación y conflictos gremiales
dependen de decisiones peninsulares.
Los
gremios mantienen el
estado de conflicto, aunque sin paro.
Los vuelos siguen, pero Aerolíneas no paga los sueldos.
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Por David Cufré
Aunque apelar al simbolismo
de las fechas puede parecer un recurso remanido, no deja de llamar la
atención que en la Semana de Mayo se haga preciso mirar a España
para saber qué ocurrirá con los temas económicos
del momento. El futuro de la aerolínea de bandera depende de lo
que resuelva el gobierno español. Los bancos Río y Francés,
filiales locales de los hispanos Santander y Bilbao Vizcaya Argentaria,
tendrán una participación decisiva si así lo
disponen en el megacanje de deuda, la única y última
chance que tiene el Gobierno para escapar a la cesación de pagos.
Para que baje el riesgo país también es vital que crezca
la recaudación impositiva. Y en este caso Domingo Cavallo espera
ansioso la liquidación del impuesto a las Ganancias de Repsol-YPF,
que pagaría una cifra millonaria por sus utilidades en Argentina.
El ministro, además, celebra que el gobierno español haya
destrabado un desembolso de 150 millones de dólares del blindaje
financiero, al que, fuera de los organismos multilaterales, se sumó
sólo ese país.
Junto a la transferencia de empresas clave en el desarrollo del país,
Argentina perdió soberanía en sus decisiones económicas.
En buena medida ese proceso se dio en favor de España que, como
se ve, actúa en función de sus propios intereses. En el
caso de Aerolíneas, Cavallo colaboró en engendrar la crisis
que ahora tiene a la compañía en la cuerda floja, cuando
en su anterior etapa como ministro de Economía perdonó a
Iberia los gruesos incumplimientos contractuales en que había incurrido.
Ahora Cavallo se desentiende del conflicto y la ministra de Trabajo, Patricia
Bullrich, no sabe, no quiere o no puede convencer a los españoles
que paguen los sueldos en fecha y mantengan la empresa en pie.
Los últimos dos días del conflicto en Aerolíneas
se pasaron esperando una respuesta de los accionistas mayoritarios de
la compañía. Anteayer, el tema clave era si los directivos
que llegaron desde Madrid anunciarían el pago de los salarios adeudados,
pero en lugar de eso regresaron a su país sin resolver la cuestión.
Y ayer el gobierno español comunicó que no pondrá
un peso, euro, peseta o dólar, hasta que su par argentino capitalice
la empresa con 20 millones de dólares. Más allá de
cómo se resuelva esta crisis, los trabajadores advierten que la
SEPI podría hacer con Aerolíneas lo mismo que hizo con Viasa,
la empresa venezolana que también fue privatizada en favor de Iberia.
La firma sufrió un proceso de descapitalización hasta que
quebró, e Iberia se quedó con las rutas aéreas.
Cavallo no parece muy interesado en Aerolíneas, pero en dos de
los temas que ocupan su atención también depende de lo que
vayan a hacer empresas españolas. Uno es el canje de deuda, con
el que se propone escapar al ahogo financiero que tiene al país
al borde del default. Los bancos Río y BBVA-Francés son
los mayores tenedores de bonos argentinos entre las entidades que operan
en la plaza local. El primero cuenta en su cartera con 2069 millones de
dólares en títulos públicos, y además otorgó
préstamos al Estado y a los gobiernos provinciales por otros 1274
millones. El Francés posee bonos por 1659 millones y dio créditos
por 1953 millones. Detrás de ellos, el Galicia, único banco
del grupo de líderes controlado por capitales nacionales (pero
con participación peninsular), tiene bonos por 1000 millones. La
actitud de los bancos españoles será fundamental para el
éxito del canje.
El segundo aspecto que interesa a Economía es la liquidación
de Ganancias de Repsol-YPF. La recaudación viene en picada y cada
vez parece más difícil que el Gobierno pueda cumplir las
metas fiscales del segundo trimestre. Sin embargo, la ex petrolera estatal
podría darle una buena mano a Cavallo, ya que trascendió
que estaría por pagar 440 millones de pesos delsaldo de Ganancias,
contra los 105 millones integrados en mayo de 2000. Ese salto espectacular
-producto de las fuertes utilidades que obtuvo Repsol-YPF por sus operaciones
en Argentina- explicaría el aumento de la recaudación de
este mes. Salvo el aporte de los españoles, las otras fuentes de
ingresos siguieron sin mostrar recuperación.
Para el ministro también fue un desahogo que el gobierno español
haya destrabado un desembolso que forma parte del blindaje financiero.
España fue el único país que se sumó, pero
más que por una cuestión de solidaridad con su ex colonia,
para ayudar a sostener a un país donde sus principales empresas
están haciendo negocios millonarios.
RODOLFO
TERRAGNO SEÑALA LOS ERRORES COMETIDOS
Entregada a sus competidores
Por Claudio Scaletta
El ex jefe de Gabinete Rodolfo
Terragno, aunque no está hoy vinculado directamente con la situación
por la que atraviesa Aerolíneas Argentinas (AA), es recordado por
su propuesta pre privatizadora cuando ocupaba el Ministerio de Obras
y Servicios Públicos en el gobierno de Raúl Alfonsín
de elegir un socio estratégico para la todavía
aerolínea de bandera. En diálogo con Página/12, recordó
aquel proceso y sugirió posibles alternativas para superar el actual
conflicto.
¿Por qué, durante la gestión de Alfonsín,
se decidió privatizar Aerolíneas?
Aerolíneas era una empresa que no daba pérdidas. El
fundamento de su privatización no era ahorrarle un déficit
al Estado. En aquel momento, a fines de la década del 80, el negocio
de la aeronavegación se estaba globalizando, era el momento de
las megafusiones de las grandes compañías. Era muy claro
que a corto plazo iban a desaparecer, como desaparecieron, todas las empresas
chicas o medianas.
¿Por qué se eligió a SAS como potencial socio?
Nosotros hicimos varias aproximaciones, con Japan Airlines, con
Quantas, con SAS. SAS parecía tener las condiciones ideales porque
sus rutas eran exactamente complementarias. Era y es una de las compañías
más eficientes del mundo. Y además porque era la única
que aceptaba una condición básica: poner 204 millones, en
efectivo y no en papeles, por el 40 por ciento de la empresa, pero firmar
un contrato que lo firmó por el cual bajo ningún
concepto podía comprar más acciones, es decir hacerse con
el control de la compañía. Tampoco podía vender,
hipotecar, ceder o prendar las suyas.
¿Cuál fue el objetivo al introducir esa obligación?
Que la única manera en que SAS pudiera recuperar la inversión
fuera mediante la expansión y las ganancias de Aerolíneas.
Y sólo hubiese podido recuperar su dinero si AA ganaba un promedio
de entre 80 y 100 millones de dólares anuales durante 10 años.
Y esto no fue un proyecto proyectos hay muchos, fue un contrato
firmado. Lo que pasa es que después el Senado argentino lo rechazó.
¿Cuál era el interés de SAS por Aerolíneas?
Sobre eso hay una anécdota muy interesante. Esto mismo se
lo pregunté en un almuerzo al presidente de SAS. Y él me
dio tres razones: por su posición en el mercado, por sus pilotos
y por sus técnicos. Ellos valoraban mucho al personal.
¿Cuál fue el principal error de la licitación
posterior?
Las desprolijidades y los errores fueron muchos y conocidos, pero
el principal fue que Iberia era una empresa con rutas competitivas a las
de Aerolíneas, lo que afectó la evolución comercial
de la empresa. Esto siguió con la incorporación de American
Airlines. La empresa quedó en manos de dos de sus competidoras.
Era claro que ninguna de las dos tenía interés en desarrollar
a Aerolíneas. Solo así se explica el abandono de rutas.
Es decir que participar en Aerolíneas tenía sentido
sólo en la medida de que no existieran cielos abiertos
(desregulación de rutas aéreas).
Los cielos abiertos eran una exigencia de Estados Unidos.
Esta tesis tentaba mucho al ministro de Economía (Machinea), al
canciller (Rodríguez Giavarini), a De Santibañes (titular
de la SIDE) y al Secretario de Turismo (Lombardi). Todos ellos creían
que así se conseguiría aumentar el turismo externo, bajar
las tarifas y aumentar la competencia. En aquel momento, la tesis que
teníamos junto con (el ex ministro de Infraestructura, Nicolás)
Gallo, es que por la ubicación geográfica de la Argentina
muy apartada del mundo, con una gran extensión geográfica
y baja densidad de población necesitábamos una línea
de bandera, con obligaciones de cubrir todo el territorio, porque si no
lo que ocurre es lo mismo que ocurrió con los ferrocarriles.
Sin embargo, el Plan Director de la SEPI fue presentado cuando usted
era jefe de Gabinete.
Cuando los españoles vinieron con el famoso Plan Director,
yo los recibí en Casa de Gobierno y la primer cosa que les dije
fue díganme cuál es la verdad, porque la impresión
que tenemos es que ustedes están esperando las elecciones en España,
donde la quiebra de AA tendría un efecto negativo y nosotros no
queremos perder tiempo.
Por su experiencia en negociar con los españoles, ¿cuál
cree que son sus objetivos?
No quiero entrar en especulaciones, pero me parece que a esta altura
ellos, que son los principales inversores extranjeros en Argentina, sólo
quieren evitar el escándalo y el descrédito.
¿Qué debería hacer el Estado argentino?
Preguntarse si quiere o no tener aerolínea de bandera. Si
la respuesta es afirmativa, hay que ver si esto se puede conseguir sobre
bases nuevas o sobre una Aerolíneas Argentinas transformada. Y
luego sentarse con empresas que puedan tener interés en una asociación
estratégica.
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