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GOBIERNO Y OPOSICION BUSCAN MAS FACULTADES PARA LA POLICIA
Por una Federal con superpoderes

En la reunión para acordar un proyecto para dar mayores facultades a la Federal se presentaron ministros del gobierno nacional y del provincial. El justicialismo hasta quiere que la policía pueda hacer actas sin testigos. Aún no hay acuerdo cerrado.

Jorge de la Rúa, Dámaso Larraburu, Melchor Cruchaga, Enrique Mathov y Jorge Casanovas, presentes.

Por Eduardo Videla

El Gobierno y la oposición jugaron fuerte ayer en su intento de sancionar una ley que le otorgue mayores facultades a la Policía Federal y aunque los diputados de la Comisión de Legislación Penal aún no lograron ponerse de acuerdo en un proyecto único, los bloques mayoritarios coinciden en que el proyecto será aprobado la semana próxima. El propio ministro de Justicia, Jorge de la Rúa, y el secretario de Seguridad, Enrique Mathov, se hicieron presentes en Diputados para defender el proyecto oficial. El ministro de Justicia bonaerense, Jorge Casanovas, también aportó lo suyo, como para que su jefe, Carlos Ruckauf, no quedara afuera de la movida. El Gobierno propone que la policía pueda interrogar al sospechoso de cometer un delito en el lugar del hecho y, además, que inspeccione la ropa, efectos personales o el vehículo de cualquier persona. El peronismo también quiere que la policía, “en circunstancias especiales”, pueda hacer actas sin necesidad de testigos, algo que la mayoría de los diputados aliancistas –y algunos del PJ– rechazan de plano.
El proyecto oficial, presentado en noviembre último, dormía en la Comisión de Legislación Penal hasta este fin de semana, cuando una banda de delincuentes mató a mansalva a dos policías en el barrio de Once. Como si una cosa tuviera que ver con la otra, el proyecto fue reactivado desde el Ejecutivo: el domingo, durante el sepelio de los policías, Mathov comenzó la campaña por su aprobación. La orden desde el gobierno fue terminante: el proyecto debía ser aprobado, en lo posible, esta semana. Los diputados de la Alianza, entonces, buscaron el consenso del justicialismo: sin los votos de la oposición no podría conseguir dictamen de comisión o preferencia para tratar el tema en la sesión de mañana. Para el presidente de la Comisión de Legislación Penal, el peronista Dámaso Larraburu, fue una suerte de reivindicación: la misma Alianza que ahora buscaba consenso le había bochado, hace dos años, un proyecto similar en la Cámara de Diputados.
El apuro político con el que se manejó el tema –nada menos que la reforma al Código de Procedimientos Penal– quedó en evidencia en la reunión de la comisión: la mayoría de los diputados no había leído el proyecto ni estaba enterado de que se iba a tratar el tema. En contra de esa premura se manifestaron los diputados Franco Caviglia (Acción por la República) y María del Carmen Falbo (PJ), aunque en el fondo, no estaban en contra de la modificación.
En cambio, Ramón Torres Molina (Frente para el Cambio) y María Biglieri (Democracia Progresista) se pronunciaron en contra. Los más entusiastas con la aprobación fueron Marcelo Stubrin, Carlos Raimundi y Víctor Fayad, de la Alianza, además de Larraburu.
El ministro De la Rúa argumentó que el proyecto del Ejecutivo apunta a la que la policía “pueda actuar preventivamente con eficacia”. El funcionario explicó que la posibilidad de requisar a los ciudadanos se limitará a los casos en los que “existan indicios que puedan vincular a la persona con un delito, siempre que el procedimiento se haga en un lugar público”.
Casanovas pasó su propio aviso, al argumentar que esa misma reforma se hizo en su provincia, con el consenso de la oposición, y a su criterio, dio muy buenos resultados: “En 1999 teníamos en la provincia 1200 presos con prisión preventiva; en el 2000 llegamos a tener 14.000 en esas misma condición”, argumentó. La diputada Falbo replicó que no era esa la única causa del fenómeno: “En la provincia rige un nuevo Código, que agilizó los procedimientos”, dijo.
Según el funcionario bonaerense, la necesidad de darle mayores atribuciones a la Policía Federal se reforzó a partir de las reuniones que mantienen los funcionarios del área de seguridad de la Nación y de la provincia, desde febrero, que culminaron la semana pasada en el inicio de operativos sorpresa conjuntos entre la Federal, la bonaerense y otrasfuerzas: “Allí vimos que en territorio bonaerense se pueden requisar vehículos, pero en la Capital no, porque la Policía Federal no está autorizada”, afirmó.
Torres Molina argumentó su oposición con otro dato de la realidad: “En la provincia de Buenos Aires se le ha dado más facultades a la policía y lo que se ve es que no sólo el problema de la seguridad se ha agravado sino que han aumentado los casos de torturas y maltrato policial”. “Si esta norma se propusiera en Holanda, yo la apruebo, pero con esta policía, no”, dijo el legislador.
Stubrin defendió la modificación al sostener que apunta, más que a darle atribuciones a la policía, “a evitar las nulidades de las causas que se producen cuando los policías interrogan o hacen una requisa”.
La presencia en la reunión del fiscal de la Cámara de Casación, Raúl Plee, y de su par de la Cámara del Crimen, Ricardo Sáenz, estuvo dirigida casi exclusivamente a apuntalar la propuesta de eliminar el requisito de la presencia de testigos en un procedimiento policial, en “circunstancias excepcionales”. “Hay circunstancias en que es imposible encontrar testigos, como en un procedimiento en una villa a las tres de la mañana. Queremos evitar que ese procedimiento después quede nulo”, argumentó Plee.
La presencia de los fiscales coincidía con el intento de Larraburu de introducir su polémico artículo en un borrador, en el que pretendía consensuar su propio proyecto con el del gobierno. “Si no fuera posible encontrar ningún testigo, el acta será válida con la sola firma de los funcionarios actuantes, quienes deberán dejar expresa constancia de los motivos que les impidieron la obtención de testigos”, dice el polémico artículo.
El borrador fue tratado anoche por el bloque de la Alianza, que en su mayoría rechazó ese punto. La diputada Falbo –ex secretaria de Justicia de Eduardo Duhalde– también se manifestó en contra de esa modificación. Finalmente, las dos bancadas acordaron que el tema sea consensuado en la comisión, para sacar un dictamen único que, seguramente tendrá media sanción el próximo miércoles.

 

Qué dice el proyecto

El proyecto que el Poder Ejecutivo presentó en noviembre de 2000, propone, en tres artículos y dos carillas:
Que en los delitos de acción pública, la policía podrá “recibir del sospechoso y en el lugar del hecho, noticias e indicaciones sobre circunstancias relevantes para orientar la investigación. Esta información no podrá ser documentada ni tendrá valor alguno en el proceso”.
Que los funcionarios de la policía y fuerzas de seguridad, “sin orden judicial, podrán inspeccionar externamente la vestimenta o efectos personales que lleve consigo una persona, y el interior de vehículos de cualquier clase, con la finalidad de hallar cosas probablemente provenientes o constitutivas de un delito o de elementos que pudieran ser utilizados para la comisión de un hecho delictivo”.
Esta requisa podrá realizarse solo “sobre la base de presunciones o indicios previos que razonable y objetivamente permitan justificar la medida, y se haga en la vía pública o en lugares de acceso público”.

 

Nada que ver con la pobreza

Tras apoyar el otorgamiento de mayores facultades, “porque los delincuentes hoy están con determinadas ventajas” respecto de la policía, el jefe de la Federal, comisario Rubén Santos, sostuvo que la pobreza no tiene vínculo alguno con el reciente incremento de delitos violentos. “El tema económico incide en violencia en grado cero”, dijo. En cambio, atribuyó la agresividad con que actúan los delincuentes al “efecto de estupefacientes”.
“El que tiene problemas económicos no es violento. Podrá tener un estado de desesperación puntual, pero no llegar a la violencia que nos preocupa y llega inclusive a la muerte. No veamos a la pobreza como sinónimo de la delincuencia”, argumentó Santos en diálogo con una radio. “La droga es un elemento que está haciendo estragos en la gente; por ella se dan actos que son realmente bestiales, brutales, inimaginables”, agregó.
“No tengo la menor duda de que los que asesinaron el sábado a nuestros hombres debían estar bajo el efecto de estupefaciente o algo en sus cuerpos, porque la agresividad que han tenido es absolutamente irracional”, agregó.
El titular de la Policía Federal se manifestó a favor de la ampliación de las facultades de los efectivos de la fuerza, aunque recalcó la importancia de “saber acotar la responsabilidad de cada uno” para “tener en consideración los excesos que se puedan cometer”.

 

Eugenio Zaffaroni *.
“Barbaridad”

“Hay ciertos temas que se deben tratar con seriedad: darle vía libre a la policía para que allane sin orden judicial, o para que realice requisas y secuestros sin testigos me parece una barbaridad, representaría un retroceso en materia de leyes. El mayor inconveniente detrás de este tema es que no se trabaja a fondo sobre los problemas de inseguridad en nuestro país, sino que se intenta sacar ventajas políticas o económicas a partir de esta situación. Es fundamental analizar el cuadro de situación, sacarlo del ámbito de la política partidaria y de los intereses pecuniarios que pueda haber en el medio. A los políticos que deben ocuparse del tema les diría que se sienten a pensar antes de tomar decisiones apuradas; corremos el riesgo de que esta ‘ampliación de facultades’ genere una zona liberada para los policías corruptos, que puede desalentar al resto de la institución, formada por policías honrados. Es cierto que el conflicto social no se resuelve en un par de días, pero estas medidas apuntan a beneficios particulares, y eso no es otra cosa que una inmoralidad”.
* Criminólogo. Titular del Instituto Nacional contra la Discriminación.

Diana Conti *.
“No basta”

“El año pasado, la Policía Bonaerense obtuvo facultades ampliadas, y sin embargo esta modificación no redundó en una rebaja de la inseguridad. Modificar una ley no basta para lograr eficacia en el combate de la delincuencia ni para dar más seguridad a las personas, por eso son necesarias las políticas de prevención, que apunten a brindar una mayor contención social. En sí mismas, las nuevas facultades no generan la violación de garantías individuales, siempre y cuando el policía las aplique con responsabilidad. Creo que el interés del gobierno nacional en ampliar las facultades tiene que ver con un reclamo de mayor seguridad no solo de parte de la gente, sino también por parte de la policía, que se siente sola frente a la delincuencia. Pero los policías tienen que tener claro que las garantías individuales quedan en sus manos, y de ellos depende que no sea inconstitucional lo que realicen. Por eso, la mirada del secretario de Seguridad y del jefe de la fuerza esté puesta en cómo se aplican estas facultades, y que en caso de un abuso, se aplique un castigo duro y ejemplar”.
* Subsecretaria nacional de Derechos Humanos.

Juan Pegoraro *.
“Una guerra”

“Esta intención de ampliar las facultades de la policía se da en un marco de alarma social generalizada basada en una permanente sensación de inseguridad, que a mi entender no se resuelve otorgando mayor poder a las fuerzas de seguridad, por dos motivos: en primer lugar, porque hoy en día la institución policial está profundamente sospechada, y no se caracteriza precisamente por respetar los códigos procesales. Y en segundo lugar, porque está demostrado que el endurecimiento de los códigos o de las leyes no baja el delito, eso lo pueden ejemplificar los países donde se ha instaurado la pena de muerte. La política de aumentar el poder de la policía forma parte de una concepción histérica de la seguridad, que es laque engendra esta idea de una ‘guerra contra el delito’. A mi entender, en vez de ampliar las facultades, se deberían buscar medios para revertir la terrible situación de desigualdad social que atraviesa nuestro país, y que deriva en un grado de frustración que muchas veces lleva al delito. Si no, caemos en un círculo vicioso, generando medidas paliativas que terminan llevando a nuevos delitos”.
* Sociólogo, investigador del Instituto Gino Germani.

 

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