No podría
afirmarse que la inauguración de los cursos de la Escuela Superior
de Peronismo haya sido lo que a Carlos Menem le gusta definir como “exitosa”.
Pese a la presencia del novio de Cecilia Bolocco, la concurrencia resultó
tan escasa que buena parte de los asientos del salón de actos de
la sede del Consejo Superior Justicialista, en Matheu y Alsina, quedó
vacía. Pero lo más sorprendente ocurrió cuando el
acto llegaba a su fin con la ritual entonación del himno partidario.
Antes de que sonaran los primeros acordes, una mujer repartió entre
los asistentes un papel. No era un panfleto, ni una guía de las
materias a dictar: lo que recordaba el texto era la letra de la Marcha
Peronista.
No podría
afirmarse que la inauguración de los cursos de la Escuela Superior
de Peronismo haya sido lo que a Carlos Menem le gusta definir como “exitosa”.
Pese a la presencia del novio de Cecilia Bolocco, la concurrencia resultó
tan escasa que buena parte de los asientos del salón de actos de
la sede del Consejo Superior Justicialista, en Matheu y Alsina, quedó
vacía. Pero lo más sorprendente ocurrió cuando el
acto llegaba a su fin con la ritual entonación del himno partidario.
Antes de que sonaran los primeros acordes, una mujer repartió entre
los asistentes un papel. No era un panfleto, ni una guía de las
materias a dictar: lo que recordaba el texto era la letra de la Marcha
Peronista.