Por José
Natanson
El martes, el Gobierno cedió
a los reclamos de los piqueteros: ofreció 7500 planes Trabajar
y el reconocimiento de 6200 beneficios adeudados. El acuerdo fue aprobado
por los manifestantes ayer por la tarde. Sin embargo, había una
última condición: que fuera refrendado por autoridades de
peso, para que no se olvide en poco tiempo. Anoche, en una reunión
en la sede de la Municipalidad, la ministra de Trabajo, Patricia Bullrich,
y el vicegobernador bonaerense, Felipe Solá, pusieron su firma
en el acuerdo y los desocupados de La Matanza se comprometieron a levantar
el corte de la Ruta tres. Fue el final de un conflicto que se dilató
por más de dos semanas, que reveló una serie de desinteligencias
dentro del Gobierno y que terminó con un claro triunfo de los piqueteros.
El tema estaba resuelto desde el martes, cuando el Gobierno realizó
la oferta de planes Trabajar y beneficios adeudados a cambio de que los
desocupados se comprometan a un reempadronamiento. Los programas comenzarían
a pagarse en los primeros días de junio y se complementarían
con otras concesiones: becas, asfalto y arreglos para escuelas. Fue una
victoria de los piqueteros, que incluso consiguieron el compromiso de
Solá de mejorar las condiciones de detención del preso social
Emilio Alí.
Aunque la propuesta fue discutida el martes, los representantes de los
piqueteros decidieron aguardar hasta la asamblea de ayer. Por eso, con
el acuerdo avanzado, el día amaneció mucho más tranquilo.
Lejos de los duros cruces de las últimas semanas, por la mañana
Bullrich explicó por qué el Gobierno insiste con el reempadronamiento.
Los planes Trabajar son parte de un crédito internacional.
Cuando uno no cumple con las condiciones del plan, pueden darlo de baja.
Por eso para nosotros era importante no caer en incumplimientos de ningún
tipo. Poco después, el concejal Luis D Elía,
uno de los líderes de los desocupados, aseguraba: Estamos
mucho más cerca de encontrar una solución, hay una lucecita
de esperanza, pero como hay mucha interna palaciega quiero ser prudente
y esperar.
A las cuatro de la tarde, los piqueteros realizaron una asamblea sobre
la ruta y aprobaron el acuerdo. Sin embargo, conscientes de las idas y
vueltas del Gobierno a lo largo del conflicto, decidieron esperar hasta
la firma antes de levantar el corte. Y, para asegurarse de que la cosa
va en serio, pidieron la presencia de autoridades importantes.
Por la noche, Bullrich se hizo un rato en medio de las negociaciones por
Aerolíneas y se acercó a La Matanza junto al secretario
de Empleo, Horacio Viqueira. Allí los esperaban el vicegobernador
bonaerense, Felipe Solá, el ministro de Trabajo de la provincia,
Aníbal Fernández, el intendente Alberto Balestrini y los
representantes de los piqueteros. A las diez de la noche, el acuerdo estaba
firmado. Salvo algún contratiempo de último momento, hoy
se levantaría el corte.
Superado el conflicto, en el Gobierno analizaban con preocupación
la posibilidad de que desocupados de otras zonas imiten la actitud de
los piqueteros de La Matanza. Las quejas apuntaban al gobierno provincial.
No sólo no hicieron nada para solucionar el tema, sino que
además embarraron la cancha, tratando de responsabilizarnos a nosotros.
Y en eso actuaron conjuntamente con los piqueteros, acusaban en
el Ministerio de Trabajo. Y agregaban que la estrategia es funcional a
las intenciones de Carlos Ruckauf, quien según esta especulación
estaría buscando un aumento de la conflictividad social para forzar
un adelantamiento de las elecciones. Casualidad o no, ayer Ruckauf insistió
en responsabilizar a De la Rúa. El Gobierno firmó
un convenio y no lo cumple. Desde entonces se están peleando para
ver quién lo arregla: un día De la Rúa dice que va
su secretario privado, otro día duda y dice que vaya la ministra
de Trabajo, el ministro el de Interior. Mientras tanto sigue la crisis,
y no es una deuda que haya asumido el gobierno provincial, aseguró
Ruckauf, recordando el cambio de interlocutor oficial: primero Bullrich,
después Leonardo Aiello y finalmente otra vez la ministra de Trabajo.
Más allá de los cruces, en la Casa Rosada estaban conformes
con la resolución del conflicto. Aunque advertían sobre
los riesgos de que el acuerdo dispare protestas en otros lugares, explicaban
que el efecto dominó podría neutralizarse a través
del reempadronamiento. Es clave para transparentar la distribución
de los planes y bloquear la posible utilización política
de los conflictos. Ayuda a que nadie saque réditos de las protestas,
que es lo que muchas veces dificulta las negociaciones, explicaban
en el Ministerio de Trabajo.
Cortes en solidaridad
Mientras ultimaban los detalles del acuerdo con el gobierno nacional,
los piqueteros de La Matanza recibieron un espaldarazo de otros
grupos de desocupados, que cortaron rutas y puentes en el resto
del conurbano. Olivos, Virrey del Pino y Valentín Alsina
fueron las zonas elegidas por la Corriente Clasista Combativa (CCC)
y por el Movimiento Sin Trabajo para solidarizarse con sus compañeros
de la Ruta 3.
En Puente La Noria, el dirigente de jubilados Raúl Castells
y un grupo de militantes de la CCC realizaron una protesta en
solidaridad con los compañeros piqueteros de La Matanza.
El Movimiento Sin Trabajo, en tanto, cortó la ruta 3 en el
kilómetro 35 por el mismo motivo. Y frente a la Quinta presidencial,
la CCC exigió una inmediata solución al
problema del corte en Isidro Casanova.
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CUATRO
MIL PERSONAS DECIDIERON EN ASAMBLEA
Si nos mienten, salimos a la ruta
El corte de la Ruta 3 ingresaba
en su decimosexto día; los piqueteros allí instalados ya
habían soportado la lluvia, el frío, la tensión y
la muerte de su compañera Luisa Alegre, luego de sufrir un infarto.
Después de varias postergaciones, a las 16 comenzó la asamblea
para tratar la oferta del gobierno nacional. Allí, Luis DElía
y Juan Carlos Alderete repasaron la propuesta y la sometieron a votación.
Los manifestantes, unos 4 mil según los organizadores, aceptaron
los 7500 planes Trabajar ofrecidos por el Ejecutivo, dándole además
un nuevo plazo para que cumpla con las otras promesas incumplidas desde
noviembre pasado. Eso sí; hasta que no esté firmado
nada, no se levanta el piquete, afirmó Alderete tras la votación.
Más de 400 carpas y toldos poblaron el asfalto y las banquinas
de la Ruta 3 y las vías del ferrocarril Belgrano Sur durante más
de dos semanas, a la espera de respuestas oficiales. Con el correr de
los días se fue sumando más y más gente, siendo los
fines de semana cuando se producía el pico máximo de asistencia.
Acá hay gente que tiene el gas y la luz cortada, que no tiene
trabajo, y viene acá al corte porque aunque sea no pasa frío,
dijo Mary, una de las piqueteras. Los planes por los que estamos
peleando son de 160 o 120 pesos. No alcanza para nada, pero es lo único
que tenemos, agregó.
En el piquete cada barrio tiene su olla popular; allí nos
juntamos, en grupos. Yo tengo en el piquete a mi esposo y a mis cinco
hijos. Acá estamos todos juntos, explicó Mary, y reveló
que cuando la asamblea votó la propuesta, todos nos pusimos
a cantar y a bailar. Esperemos que esta vez cumplan.
Con otra noche cayendo sobre la ruta, los piqueteros aguardaron la firma
del acuerdo con los gobiernos nacional y provincial para empezar a despejar
la zona. A nosotros ya nos mintieron mucho, mucho, afirmó
Mary. Pero como nosotros estamos acostumbrados a sufrir, si esta
vez también nos mienten, el mes que viene volvemos a la ruta,
advirtió.
Informe: Alejandro Cánepa
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