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LA CAMARA DE DIPUTADOS RECLAMO QUE DE EXPLICACIONES
Brinzoni tiene bloque propio

Jaunarena había ordenado a Brinzoni no hablar más de la guerra sucia. Pero la Cámara de Diputados votó por unanimidad que el jefe del Ejército explique lo que sabe sobre Margarita Belén.

El titular del Ejército, Ricardo Brinzoni, ahora cuestionado
por Diputados.

Por Horacio Verbitsky

El gobierno nacional pedirá explicaciones al jefe del Ejército sobre la masacre de Margarita Belén, en la que más de veinte detenidos políticos fueron asesinados en forma alevosa en diciembre de 1976. Así lo dispuso ayer la Cámara de Diputados al aprobar por unanimidad un proyecto de resolución presentado por una docena de legisladores, entre otros Elsa Quiroz, Jorge Giles, América González y Alfredo Bravo. Quiroz es chaqueña y Giles correntino y estuvieron detenidos en la cárcel de Resistencia después del golpe militar de 1976. Ambos forman parte del bloque disidente del Frepaso, pero su proyecto fue apoyado también por los diputados radicales y justicialistas, lo cual implica el primer límite que el sistema político coloca a la pretensión de Brinzoni de reivindicar la dictadura militar. Debido a la unanimidad, el proyecto fue votado sobre tablas, sin necesidad de dictamen de comisión.
Brinzoni era al momento de los hechos secretario general de la intervención militar en El Chaco. El Centro de Estudios Legales y Sociales anunció que está dando los últimos retoques a la denuncia que presentará ante la justicia federal de Resistencia, donde el juez Carlos Skidelnsky ya instruye una causa en averiguación de la verdad. Los cuerpos de las víctimas no fueron entregados a sus familias, salvo en unos pocos casos, en los que el Ejército entregó ataúdes sellados. Hace tres domingos, Brinzoni declaró al diario Norte de Resistencia que en Margarita Belén no se produjo un enfrentamiento, como dijo la versión oficial de entonces, sino “una operación militar para eliminar delincuentes terroristas” o “un fusilamiento”. Explicó que él había creído la historia oficial sobre el presunto enfrentamiento, que aquel día le contó el coronel Oscar José Zucconi. “Cuando pasó por mi oficina tenía en sus manos el comunicado oficial que se iba a dar a conocer a la población. Todos creímos en aquel entonces la versión oficial del enfrentamiento. Pero con el paso de los años comencé a escuchar otras voces que decían que, en realidad, no hubo tal enfrentamiento sino que había sido una acción deliberadamente planeada para eliminar a terroristas. Hoy yo también creo, a la luz de todo lo que he escuchado después, que lo de Margarita Belén no fue un enfrentamiento. Que fue una operación militar para eliminar delincuentes terroristas. Aquel hecho de Margarita Belén es uno de los muchos episodios penosos y lamentables frente a los cuales la institución Ejército va a asumir la responsabilidad que le compete”. Según Brinzoni escuchó los primeros comentarios sobre lo realmente ocurrido allí en Buenos Aires, en 1980 en la Escuela de Guerra. “Comencé a averiguar e investigar por mi cuenta. Así llegué a la triste conclusión de que jamás existió enfrentamiento alguno. Me cuesta decirlo, pero aquello fue un fusilamiento encubierto de detenidos que estaban en la U.7, los que fueron disimuladamente trasladados y eliminados durante el viaje”.
Según la resolución votada en forma unánime por la Cámara de Diputados, Brinzoni deberá explicar en qué consistió aquella investigación privada y qué pruebas recogió. También deberá entregar la nómina completa de los detenidos asesinados, que nunca se dio a conocer, la del personal militar, civil y policial implicado y de la autoridad judicial ante la que se presentó para comunicar sus descubrimientos. “Un presidente que se supone democrático y que en un estado de derecho es el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, tiene que dar una respuesta sobre esa tremenda confesión. No puede permanecer indiferente cuando su subordinado directo reconoce la masacre”, dijo Giles a este diario. Los familiares de algunos de los asesinados, con el patrocinio del abogado chaqueño Edwin Tissembaum y de los ex presidentes del CELS, Augusto Conte y Emilio Mignone denunciaron en 1984 a los militares responsables que estaban por ascender, entre ellos Brinzoni. “Si no insistimos luego fue porque la justicia impuso un orden jerárquico para los procesos. Primero procesó a Videla como comandante en jefe, después siguió con los jefes del Cuerpo II, generales Ramón Díaz Bessone y Leopoldo Galtieri. Antes de que pudiéramos llegar a la jerarquía de Brinzoni y los demás ejecutores se sancionó la ley de obediencia debida”, dijo Mirta Clara, cuyo esposo Néstor Carlos Salas fue uno de los asesinados. Luego de que el juez Gabriel Cavallo declaró la nulidad e inconstitucionalidad de esas leyes los abogados del CELS comenzaron a preparar la presentación que realizarán ante la justicia federal para que ahora se reanude la investigación interrumpida que sus fundadores impulsaron. El lunes 7 de mayo, Brinzoni se proponía ampliar para la prensa nacional los conceptos que había comunicado al diario chaqueño, pero el ministro de Defensa Horacio Jaunarena le ordenó que suspendiera esa convocatoria y que de ahí en adelante asumiera la conducción del Ejército de hoy y guardara silencio sobre la guerra sucia de ayer. “Se calla o se va”, fue la decisión de Jaunarena. Ahora, por decisión de la Cámara de Diputados, deberá impartir la contraorden. Se vaya o se quede, primero debe contar lo que sabe.

 

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