Por Irina Hauser
Las disputas que se vieron
ayer en el plenario del Consejo de la Magistratura, que tenía que
votar tres candidatos para ocupar el juzgado federal 12, revelaron un
nivel de acusaciones cruzadas tal que invita a poner en duda si el organismo
cumple con uno de los principales objetivos para el que fue creado: elegir
y remover jueces con independencia de criterio. Trece de los dieciocho
miembros presentes votaron, después de haber hecho algunos
de ellos malabares con sus propias opiniones, la terna encabezada
por el actual juez de instrucción Sergio Torres. La evaluación
de este aspirante fue cuestionada por un grupo de consejeros porque había
saltado del sexto lugar, que le había dado el jurado al evaluar
su examen y sus antecedentes, al primero.
Más allá del caso de Torres, si la riñas para consensuar
candidatos a juez se multiplican, como parece ocurrir en otros casos,
cada vez será más difícil vislumbrar cuándo
podrán cubrirse las 113 vacantes que hay en la Justicia. El Consejo
de la Magistratura, en funciones desde noviembre de 1998, elevó
ternas al Ejecutivo sólo para 21 cargos. La demora en la designación
está a su vez alimentada por el Senado, donde hay pésima
predisposición para prestar acuerdo a la decena de candidatos recibidos.
En una audiencia abierta, ayer fueron a presentarse en sociedad y contestar
preguntas los candidatos al codiciado juzgado federal que dejó
el ex juez Carlos Branca, destituido por encubrir contrabandistas. Apenas
terminó la seguidilla, estalló una polémica formal
y técnica en apariencia. En el fondo era una discusión política:
el futuro juez federal tendrá que investigar, como corresponde
al fuero, a funcionarios públicos.
Torres está preparado para el cargo. Es importante que el
Consejo facilite los votos para resolver de una vez esta cuestión,
dijo exaltado el diputado menemista Miguel Pichetto, ante el peligro de
que no se alcanzaran los dos tercios necesarios. No estamos eligiendo
un candidato sino una terna, replicó el abogado Eduardo Orio.
No nos podemos dar el lujo de esperar un año más para
cubrir esta vacante, dijo el juez Bindo Caviglione Fraga. Y el abogado
Mario Gersenobitz respondió: El único lujo que no
se puede dar el Consejo es elegir mal a un juez federal.
Cuando se escapaban al pasillo del cuarto piso de Tribunales, varios consejeros
enojados decían que Torres es el juez que quiere el Gobierno.
Acá corre el famoso plan canje, hoy algunos piden este, mañana
conceden otro, se quejó un allegado a la Comisión
de Selección. Otro imaginó un pacto entre radicales
y peronistas. Aunque nadie repetía ninguno de estos comentarios
en voz alta en el recinto, el representante del Poder Ejecutivo, Alfredo
Vítolo, aclaró que el Presidente no necesariamente elige
al candidato con más puntos.
Gersenobitz se refirió a uno de los problemas del caso Torres,
pero que reapareció en al menos otros cinco concursos: un sector
de la Comisión de Selección impulsa la modificación
de las calificaciones que pone el jurado. Algunos creen que, aunque la
ley lo permita, está mal cambiar la nota del jurado. Otros piensan
que sería mejor que haya un jurado estable. Por ahora, los jurados
se eligen por sorteo y van cambiando de composición.
En el concurso para el juzgado 12, Pablo Jantus, secretario de un tribunal
oral, había quedado primero con 140 puntos. Torres estaba sexto,
con 113 puntos. En la comisión Juan Geminiani, Humberto Quiroga
Lavié, el diputado Carlos Maestro (UCR), Pichetto y Vítolo,
firmaron un dictamen para modificar por arbitraria la calificación
recibida por Torres, y le agregaron 35 puntos. Con esta propuesta quedaron
ternados Torres, Jantus y al actual fiscal Daniel Morin. El dictamen opositor,
que no logró mayoría, lo suscribieron Orio, Gersenobitz
y los jueces Javier Fernández Moores y Bindo Caviglione Fraga.
Ellos pusieron a Jantus primero, segundo al secretario de Cámara
Omar Peralta y tercero a Daniel Spangenberg.
A pesar de la importancia del concurso, al momento de escuchar e interrogar
a los postulantes los consejeros no mostraron esmero. Lossenadores justicialistas
Augusto Alasino y Ricardo Branda implicados en la causa de los sobornos
del Senado se la pasaron cuchicheando y leyendo papeles. José
Antonio Romero Feris (Pacto Liberal de Corrientes) se quedó dormido
por unos minutos con su cabeza apoyada sobre la mesa. Más disimulado,
Horacio Usandizaga (UCR) entornaba los ojos.
Con tono de provocación, el mayor cúmulo de preguntas fue
dirigido a Torres y Jantus. Gersenobitz le preguntó al primero
cómo podía ser que no recordara que un tribunal le había
anulado la instrucción de una causa contra el Gordo
Valor; y le cuestionó que habiendo indagado al ex intendente Carlos
Grosso hace unos ocho meses, aún no hubiera resuelto si lo procesaba
pese que tiene un plazo de diez días para hacerlo y la causa podría
prescribir. El consejero también hizo notar que Torres instruye
una causa contra el ex jefe de la Side y amigo de Fernando de la Rúa,
Fernando de Santibañes por la compra dudosa de un campo en San
Martín de los Andes. El aspirante contestó con solvencia.
Una actitud similar mantuvo Jantus cuando Quiroga Lavié le preguntó
sobre la figura del agente encubierto.
Antes de votar, varios consejeros impulsaron un cuarto intermedio para
ponerse de acuerdo y evitar el papelón de dejar caer el concurso
ante la amenaza de que no alcanzaran las voluntades para votar la terna
liderada por Torres, en virtud de la pelea por los favoritismos. Así
fue que hubo sorpresas: Caviglione Fraga apoyó a Torres, a pasar
de que en comisión había avalado lo contrario y de que a
sus espaldas lo insultaban por dentro miembros de la Asociación
de Magistrados a la que adscribe. May Zubiría, que en un comienzo
postuló a Torres, votó a Jantus. Usandizaga, que tiempo
atrás objetó la revisión de las notas del jurado,
apoyó el dictamen mayoritario. Ausentes: el presidente del cuerpo,
el riojano Julio Nazareno, y la menemista Lelia Chaya, que también
había criticado la revisión de las notas del jurado. Por
la salteña hizo acto de presencia su nueva ayudante de prensa,
la escultural ex conductora de ATC que alguna vez habló públicamente
de su romance con Carlos Menem, Leila Aidar.
La terna para camarista
Otras dos noticias importantes surgieron ayer de las reuniones
del Consejo de la Magistratura:
En la Comisión
de Selección se votó un dictamen que postula para
ocupar un lugar vacante en la Sala I de la Cámara Federal
otro tribunal que resuelve casos referidos a funcionarios
públicos en el primer puesto a Héctor Magariños
(juez del tribunal oral 23) en el segundo a Jorge Rimondi (juez
de instrucción), y en tercer lugar al juez federal Gabriel
Cavallo. En el cuarto puesto está Manuel Garrido, ex secretario
de esa misma sala y actual director de Investigaciones de la Oficina
Anticorrupción. Los ternados serán entrevistados en
unos días por los consejeros y luego los evaluará
el plenario.
El plenario del Consejo
también elevó una terna para la Cámara Federal
de Comodoro Rivadavia, que quedó encabezada por Javier Leal
Ibarra, secretario de la Cámara Comercial y asesor del consejero
Javier Fernández Moores, que se excusó en el tema.
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