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PESE AL LOBBY DE EE.UU., SOLO HABRA CAMBIOS MINIMOS
El compre sigue nacional

Tras la queja de Walsh, el gobierno porteño aceptó modificar la ley de compre nacional, pero sin cambiar
�el espíritu de la norma�.

Aníbal Ibarra decidió mantener la vigencia del compre nacional.
Pero aceptó también escuchar las sugerencias del embajador.

Por Eduardo Videla

La ley que privilegia a las empresas nacionales en las compras que hace el Estado porteño resistió el embate de la Embajada de los Estados Unidos. La norma, sancionada hace tres semanas por la Legislatura, no será vetada por el jefe de Gobierno, Aníbal Ibarra, aunque sufrirá modificaciones que, según voceros del Ejecutivo y de la Legislatura, “no alteran el espíritu de la ley”. El embajador James Walsh le había pedido a Ibarra, a través de una carta, la “revisión” de la norma. Con el proyecto, consensuado con los legisladores de los principales partidos opositores, el jefe de Gobierno logró demostrar que está dispuesto a escuchar opiniones de esa magnitud, pero también a mantener las políticas que privilegian a las empresas locales. La modificación será aprobada por los legisladores en la sesión de hoy.
La ley 590, aprobada casi por unanimidad –sólo se opuso la izquierda– estaba a punto de ser promulgada cuando se conoció el reclamo de la embajada norteamericana. Haciéndose eco de las quejas de empresas de su país, Walsh asoció la demanda a la licitación del mobiliario urbano de la ciudad, una concesión vinculada con el manejo de la publicidad en la vía pública, que representa un negocio de 500 millones de pesos en 10 años. En ambos casos, las empresas extranjeras dicen que se sienten discriminadas, dada la preferencia prevista para las firmas locales.
El tema generó encontronazos en el gabinete porteño. Por un lado, el secretario de Presupuesto y Hacienda, el radical Miguel Pesce, se mostraba proclive a una modificación más drástica del proyecto. “Más allá de la nacionalidad del capital, lo que se debe estimular es el trabajo argentino”, argumentó Pesce. Por otro, el secretario de Desarrollo Económico, Eduardo Hecker, pugnaba para que las modificaciones no alteraran en lo esencial el proyecto original.
La ley sancionada hace tres semanas apunta a privilegiar a las empresas locales en operaciones que involucran unos 700 millones de pesos anuales. La norma dispone que para las compras y contratos de servicios que haga el Estado porteño se adopte, ante una igualdad de ofertas, el siguiente orden de preferencia: las micro y pequeñas empresas radicadas en la ciudad; las empresas nacionales radicadas en la ciudad; las pymes nacionales; las demás empresas nacionales, y por último, las extranjeras. Las ofertas de las pymes serán aceptadas, incluso, si superan en un 5 por ciento a la mejor propuesta. La norma, además, establece que cuando la mejor oferta sea de una empresa extranjera, la firma nacional mejor ubicada tendrá el derecho a ganar si puede igualar a la mejor propuesta.
Las modificaciones, que fueron consensuadas con los legisladores de la oposición merced a la gestión del jefe del bloque de la Alianza, Ariel Schifrin –uno de los mentores del proyecto– son las siguientes:
En el orden de preferencias, se establece una distinción entre las empresas extranjeras: primero estarán las que produzcan bienes en el país y en último lugar, las que los traen del exterior.
La posibilidad de igualar ofertas no será ilimitada: sólo podrán hacerlo las empresas cuyas ofertas hayan superado en un determinado porcentaje a la mejor propuesta. Ese porcentaje será determinado por el Ejecutivo, cuando se reglamente la norma.
Se elimina la exigencia de que las empresas, para ser beneficiarias de la norma, no deben formar parte de grupos económicos internacionales, porque eso hubiera impedido la conformación de uniones transitorias de empresas (UTEs), tan habituales en las contrataciones de obras y servicios.
En cambio, se mantiene la exigencia de que el capital accionario mayoritario sea propiedad de asociados radicados en el país. Esto excluye a empresas extranjeras, aunque tengan filiales en el país.
“Las modificaciones son atendibles y no cambian la esencia de la ley”, dijo a Página/12 el titular de la Comisión de Desarrollo Económico de laLegislatura, Enrique Rodríguez (Encuentro por la Ciudad), al adelantar el apoyo a los cambios propuestos por el Ejecutivo.

 

�Sin variar el espíritu�

“Las modificaciones no afectan el espíritu original de la ley. Sólo le dan mayores precisiones al texto inicial”, dice el secretario de Desarrollo Económico, Eduardo Hecker. Para el funcionario porteño, la norma no viola los tratados bilaterales con los Estados Unidos, “que también tienen sus leyes para privilegiar su producción local”.
–¿El gobierno cedió a la presión de la embajada norteamericana?
–No. Las reformas que se le harán a la ley son operativas y no modifican el espíritu de la ley. La embajada de los Estados Unidos hizo lo que tenía que hacer, defender a las empresas de su país. Lo cual no quiere decir que tenga razón.
–¿El reclamo estaba relacionado con la licitación del mobiliario urbano?
–Son dos cosas distintas. La licitación del mobiliario urbano no es una compra sino la concesión del espacio público, que no implica erogación para el Estado. Por lo tanto, no está incluida en el Compre Nacional.
–Se habló de que la ley podría ser vetada parcialmente, como consecuencia de las objeciones recibidas
–El Ejecutivo tenía diez días hábiles para promulgar la norma. Por iniciativa de los legisladores, se llegó a un acuerdo con la oposición para tratar las modificaciones mañana (por hoy) sobre tablas.
–¿Qué modificaciones se le harán a la ley?
–Se harán básicamente dos precisiones: una, que la posibilidad de igualar ofertas para las empresas nacionales sea limitada a un porcentaje de la diferencia entre ambas propuestas. La otra: una empresa no nacional pero cuyos bienes son producidos en el país, tendrá prioridad por sobre aquella que es importadora.
–¿Cuándo se podrán ver los beneficios de esta norma para las empresas locales?
–Los resultados se van a ver en el mediano plazo. Por el carácter de las compras del Estado, las expectativas de las empresas no se alteran de un día para otro.
–¿Habrá beneficios para el Estado?
–La posibilidad de igualar ofertas puede tener un efecto en la disminución de los precios que paga el Estado. Una empresa extranjera, si sabe que una local le va a poder igualar la oferta, va a tener que pasar presupuestos más ajustados si pretende ganar.

 

DONACION DE 400.000 PESOS A IMPA
Al rescate de una fábrica

Por E. V.

Por primera vez, una comisión de diputados porteños funcionó fuera de la Legislatura. Fue ayer, en la fábrica IMPA, una cooperativa que funciona en el barrio de Almagro, donde la Comisión de Desarrollo Económico aprobó un proyecto para otorgarle a esa industria un subsidio de 400 mil pesos, en carácter de donación con cargo. “Este aporte permitirá que la empresa, actualmente en convocatoria de acreedores, pueda triplicar su producción y salir de la situación en que se encuentra”, dijo a Página/12 el titular de la comisión, Enrique Rodríguez.
La iniciativa para rescatar la empresa, que hoy emplea a 150 trabajadores, tuvo una convocatoria inusual: participaron del encuentro el jefe de gobierno, Aníbal Ibarra; la vicejefa, Cecilia Felgueras, y el secretario de Cultura, Jorge Telerman.
El proyecto, que sería aprobado la semana próxima por la Legislatura, prevé además la realización de un programa de actividades culturales, que incluye la puesta en escena de obras de teatro, espectáculos musicales y talleres de pintura, música y actividades circenses. También se contempla la instalación en el lugar de una incubadora de microemprendimientos, la realización de planes de educación cooperativa y ecológica, y la cesión de cuatro salas para ser utilizadas como consultorios de atención primaria de salud.
La fábrica, Industria Plástica y Metalúrgica Argentina (IMPA), está en la calle Querandíes 4290. Fundada en 1910, se dedicó a la laminación de aluminio. En 1997, cuando facturaba 10 millones anuales y tenía 500 empleados, se presentó en concurso preventivo. Tras un virtual vaciamiento, los 50 empleados que sobrevivieron a la catástrofe crearon en 1998 una cooperativa que logró reabrir la planta. Su facturación actual es de 3 millones anuales.

 

OPINION
Por Vilma Ibarra *

Una conquista progresista

La Legislatura porteña ha aprobado la llamada “Ley de Defensa del Trabajo Argentino”, que reglamenta el derecho de prioridad –establecido constitucionalmente– para los proveedores de bienes y servicios de producción nacional. A partir de su vigencia, cuando el Estado porteño compre bienes y servicios dará prioridad en estas compras a los productores nacionales. Esto es apoyar con una medida muy concreta y efectiva la reactivación y expansión de la estructura productiva local.
Se han alzado voces críticas que afirman que esta norma discrimina a las empresas y productos extranjeros. No es cierto. Así como la ley de cupo femenino no discrimina a los varones, ni las prioridades o cupos especiales para discapacitados discriminan a las personas con plena capacidad, ni agravian la igualdad ante la ley, el “compre argentino” no discrimina a las empresas extranjeras, sino que prioriza, estimula y alienta la producción argentina.
Decenas de normas semejantes a la ley 590 rigen hoy en el mundo, todas ellas destinadas a la protección de sus industrias y de sus fuentes de trabajo.. En Estados Unidos, las leyes de fraccionamiento de compras a favor de las empresas más chicas; en Francia y Brasil, las leyes de compras gubernamentales que preferencian empresas locales.
Quienes siempre hemos hablado desde el progresismo de la aplicación de políticas activas para defender el empleo y la estructura productiva local encontramos en esta ley una herramienta eficaz que opera en un marco de globalización feroz, con condiciones de competencia sumamente desventajosas para las empresas y productos nacionales.
La aplicación del principio de preferencia permitirá a las empresas locales acceder a un cliente de envergadura, como es el Estado, ampliando su mercado y mejorando sus condiciones de competitividad. No se trata de dar subsidios transitorios o capacitaciones cuya efectividad es incierta. Esta política activa crea sustentabilidad y rentabilidad no ficticia, lo cual la constituirá en un verdadero motorizador de la economía. Todo ello, sin dudas, redundará en mejor y más empleo para nuestra gente.
El gobierno deberá reglamentar la capacidad de igualar ofertas. Pero no tengo dudas de que el contenido de esta ley constituye una conquista del progresismo ya que viene a auxiliar a los sectores dinámicos para el empleo y la economía, con la convicción de que es posible, en un mundo globalizado y aun en una economía abierta, diseñar un proyecto de país inclusivo, justo y solidario.

* Legisladora porteña.

 

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