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AUSSARESSES, O UNA TEORIA FRANCESA DE LA TORTURA
La batalla de Argel en Baires

El general francés que reivindicó torturas y asesinatos en la guerra de Argelia y el terrorista "Carlos" fueron interrogados en París sobre Pinochet, la Argentina
y el terrorismo de Estado del
Plan Cóndor.

Un tedeum con la Junta Militar argentina, protagonista del Plan Cóndor.

Por Eduardo Febbro
Desde París

Tal como lo anticipó hace unas semanas Página/12, los militares franceses que actuaron en la guerra de Argelia tuvieron efectivamente un papel preponderante en la formación ideológica, doctrinaria e instrumental de los represores argentinos. Por primera vez desde el inicio de las investigaciones en Francia sobre el Plan Cóndor y la desaparición de ciudadanos franceses en Chile y Argentina, la justicia interrogó al militar que sin dudas conoce mejor las “influencias” de los uniformados galos en la jerarquía militar argentina. Se trata del general Paul Aussaresses, el primer militar de alto rango que confesó las torturas, las ejecuciones sumarias y la desaparición forzada de personas a la que sus “servicios” sometieron a los argelinos durante la llamada batalla de Argel. El juez Roger Le Loire, a cargo del caso de cinco franceses desaparecidos en Chile y la Argentina, interrogó casi simultáneamente al general Aussaresses y al terrorista Carlos, actualmente detenido en Francia.
La audiencia más trascendental fue la del general Aussaresses. Concretamente, el juez Le Loire centró su interrogatorio sobre las actividades de Aussaresses a partir de 1975, fecha en que asumió el cargo de agregado militar en la Embajada francesa de Brasil. La fecha corresponde con uno de los peores momentos de la represión multinacional a la sudamericana llevada a cabo a partir del Plan Cóndor. Bajo una acusación preliminar de “apología de crímenes de guerra” por las escalofriantes confesiones aparecidas en el libro “Servicios especiales, Argelia 1955-1957”, Aussaresses se mostró asombrado por el hecho de que lo hayan vinculado “con una historia semejante”. Según su abogada, la doctora Gilbert Collard, el general, que hoy tiene 82 años, aseguró que durante sus misiones en Argelia “fue un general que actuó en el marco de órdenes republicanas”. El general francés agregó luego que era “un general republicano” y que “vomitaba y despreciaba profundamente al general Pinochet”. Durante las dos horas y media que duró la audiencia, Aussaresses no entregó al parecer ninguna información importante que lo implicara directamente, tanto más cuanto que su argumento principal fue decir que nunca estuvo al corriente de ninguna operación Cóndor, que sirvió “las órdenes de una República y no las de una dictadura”.
El ex jefe de los servicios de inteligencia durante la guerra de independencia argelina (1954-1962) fue el segundo en sentarse ante el juez Le Loire. El primero resultó el terrorista venezolano Illich Ramírez Sánchez, alias Carlos, a quien el juez convocó como testigo en la investigación abierta contra el general Pinochet. Le Loire quería saber de cuántas cosas estaba al corriente Carlos a propósito del Plan Cóndor. Carlos figura en varios documentos como uno de “los objetivos potenciales” de las garras del Cóndor y la justicia francesa tiene la convicción de que el terrorista conoce al menos la estructura operacional del Cóndor en los países del viejo continente.
Lo más esencial, sin embargo, es el interrogatorio a Aussaresses. La justicia abre así una página paralela a las investigaciones de los crímenes cometidos por los militares franceses en Argelia, pero que conduce derecho a la Argentina. Tal como lo reveló Página/12 en su nota, existen numerosas pruebas de la presencia de esos militares en la Argentina. Si el mismo Aussaresses no aparece directamente implicado, si uno de sus hombres, el Coronel Roger Trinquier. Profesor emérito en la Escuela de las Américas de EE.UU., Trinquier es el mayor ideólogo francésde la guerra sucia cuya prédica principal fue asegurar a partir de los anos ‘50 que “la tortura es un elemento importante en la guerra moderna contrarrevolucionaria”. La mayor parte de la estructura “anti revolucionaria” fue elaborada por Trinquier. Los historiadores de la guerra de Argelia y de Indochina y quienes establecieron los nexos entre las prácticas aplicadas durante esos conflictos y las que se vieron luego en la Argentina sacan una límpida conclusión: el perfeccionamiento de la picana eléctrica, la radiografía de las agendas de los detenidos, los secuestros en plena noche, la tortura sistemática, la guerra psicológica, el manejo de la desaparición, el uso de los ficheros y los vuelos de la muerte. Página/12 estableció en París que los tribunales franceses se interesan mucho en “el grado de conocimiento que Aussaresses puede tener del Plan Cóndor, del grado de compromiso que algunos militares franceses pudieron tener en él y de la filiación ideológica que comenzó a partir de los años ‘60 con los primeros viajes de los instructores franceses a Buenos Aires”.
Cabe recordar que existen dos documentos desclasificados que prueban que Francia estaba al corriente del Plan Cóndor en el momento de su ejecución. Apenas comenzado en siglo XXI, el general Paul Aussaresses y el juez Roger Le Loire abrieron uno de los capítulos más secretos de los estragos que causaron los oficiales franceses más allá de sus fronteras.

 


 

SOCIO DE MONTESINOS, EXTRADITABLE
Vladiarmas secretas

En las últimas semanas, los casos de ventas de armas vinculados con la guerra del Cóndor entre Ecuador y Perú ocuparon las tapas de los diarios argentinos. El caso que desde el lunes implica a la Argentina y Perú por el pedido de la extradición de un traficante, sin embargo, proviene en línea recta del escándalo de los vladivideos que provocaron la caída del régimen de Alberto Fujimori. Ilan Weil Levy, de 50 años, socio del prófugo ex asesor de inteligencia Vladimiro Montesinos y testaferro suyo en casos de compraventa de armas, fue arrestado en Buenos Aires en un hotel de lujo de Recoleta por Interpol. Corre la cuenta regresiva para que la Justicia peruana envíe la documentación por vía diplomática que llevaría a su extradición. A partir de ayer le quedan 9 días.
Según las primeras investigaciones de la Justicia en Lima, el detenido intervino en una compra de aviones MiG, en la cual se sospecha el pago de un soborno por 48 millones de dólares. Sobre Montesinos, el buscado “monje negro” de la fujicracia, pesan ya 28 procesos penales, en este caso seguido por el juez anticorrupción Saúl Peña Farfán. Los investigadores consideran que Levy sería una pieza clave en las averiguaciones para desentrañar la red de corrupción que une la cúpula militar, los vendedores de armas y Montesinos.
El detenido es un empresario de origen israelí y nacionalidad peruana, que logró su fortuna merced a los contactos de Montesinos para suministrar equipos de combate y sistemas de comunicaciones. Levy quedó a disposición del juez federal Juan José Galeano y arrestado en el Escuadrón Buenos Aires de la Gendarmería (policía de fronteras), tras ser identificado en la Dirección General de Terrorismo Internacional y Delitos Complejos. El cargo bajo el cual se produjo la detención es “corrupción agravada en perjuicio del estado peruano”, emitida por el juzgado número seis de Lima en noviembre último, según informaron las fuentes policiales.
Levy integra un grupo de proveedores de armamento y equipamiento de guerra de fabricación israelí, que vendió a las fuerzas armadas y de seguridad del régimen fujimorista. La captura internacional había sido pedida por el procurador José Ugaz, quien determinó su participación en la venta a la fuerza aérea de tres cazas MiG-29-SE, en julio de 1998. Fue en Suiza donde la justicia peruana encontró cuentas a su nombre de Levy, vinculadas con las de Montesinos y otro socio suyo, James Stone Cohen.

 

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