Por Irina Hauser
y Adriana Mayer
Sí, claro que
existió una maniobra ilegal, dijo ayer el ex canciller Guido
Di Tella, después de ser indagado por el juez Jorge Urso en la
causa por la venta ilegal de armas a Ecuador y Croacia. Ante las preguntas,
se remitió a un escrito que llevó preparado, donde argumenta
que se enteró de todas las irregularidades por los medios. En el
texto responsabiliza a Juan Carlos Olima, uno de sus viejos subordinados,
y dice que los decretos que facilitaron la operación tuvieron
origen y fueron propiciados por el Ministerio de Defensa.
Relación, ninguna, fue la frase que usó para
describir su vinculación con Emir Yoma. Aunque socialmente
lo saludaba, añadió. Con el ex presidente Carlos Menem,
declaró, recién habló del tema cuando estalló
el escándalo público. A pesar de que no va a ir preso, sería
procesado como partícipe de la asociación ilícita
que habría comandado su jefe, Carlos Menem. Aunque tiene prohibido
salir del país, pidió permiso para ir a dar clases a la
Universidad de Oxford.
Di Tella está procesado por la falsedad ideológica de los
decretos que señalaban a Panamá y Venezuela como los países
destinatarios del material bélico, que en realidad fue enviado
en forma clandestina a Ecuador y Croacia. También se le cuestiona
no haber entregado a la Justicia el cable que remitió el 13 de
febrero de 1995 al Palacio San Martín el entonces embajador argentino
en Perú, Arturo Ossorio Arana, en el que advertía que armas
argentinas iban a ser destinadas a Ecuador en plena guerra del Cóndor.
Ahora, Urso analiza también si lo procesará como integrante
de la asociación ilícita que concertó la maniobra,
tal como indicó la Sala II de la Cámara Federal, un castigo
que no necesariamente lo llevará a la cárcel.
No hay absolutamente nada que haya demostrado que Di Tella tuviese
conocimiento hasta bastante tiempo después de que las armas salieran,
aseguró León Arslanian, defensor del ex funcionario. El
ex camarista y su socio, Carlos Beraldi, no fueron los únicos que
le hicieron compañía en tribunales: también con él,
el ex vicecanciller Andrés Cisneros, el ex secretario de Asuntos
Institucionales, Daniel Castructio, y su ex y actual vocero Jorge Raventos.
En el escrito con el que se ahorró un extenso interrogatorio, Di
Tella dice que para firmar los controvertidos decretos no ingresé
a ninguna organización ilícita, no tomé parte en
una siquiera accidentalmente, no supe de su posible existencia, desconocí
por completo la ejecución de maniobras que tuvieran por finalidad
enviar ilegalmente armas a otros países que no fueran las que figuraban
en el decreto, no conocí ni conozco a las personas involucradas
en tales maniobras con excepción de mis pares en el gabinete y
algún otro alto funcionario.
Con todo, sus argumentos centrales no se condicen con la obligada intervención
de la Cancillería en toda operación de venta de armas. Di
Tella asegura que se enteró de la venta ilegal por los diarios
y que los cancilleres no leen todos los cables que llegan al Ministerio
de Relaciones Exteriores. Sin embargo, el cable enviado por Ossorio
Arana llegó al Palacio San Martín con copia para su responsable
máximo, según consta en el expediente. El ex canciller sólo
reconoció la existencia de las comunicaciones de alerta que mandó
Yugoslavia, pero adujo que tampoco pasaron por su despacho.
Tal como previeron los investigadores, los imputados del caso se acusan
mutuamente durante sus declaraciones. Ayer, Di Tella dijo que el ex jefe
del Ejército, Martín Balza, miente cuando afirma que le
comentó que había elevado un informe secreto sobre las armas
al entonces ministro de Defensa, Antonio Erman González.
Al enumerar sus justificaciones, señaló que las gestiones
para la venta de armas se inician en la Dirección de Fabricaciones
Militares, un ente autárquico, y que los tres decretos tuvieron
origen en el Ministerio de Defensa, que fue quien propició
las operaciones de venta. Sólo tomé conocimiento
de ellas añadió cuando me fueron remitidos para
surefrendo, sin que ninguno de los organismos técnicos que debían
intervenir hubiese formulado objeciones. Reposé en
la labor de control de los órganos técnicos que intervenían,
tanto de Defensa como de Cancillería, sostuvo. Y alegó
que en la comisión tripartita encargada de controlar las exportaciones
de armamento, el representante de la Cancillería, Olima, que era
el subsecretario de Relaciones Exteriores y Asuntos Latinoamericanos,
dio su visto bueno. Por ende pide, con ironía, que se le conceda
la misma buena fe que la Cámara acordó a Juan Carlos
Olima, quien había estado procesado por falsedad ideológica
y fue beneficiado con falta de mérito por ese tribunal de alzada.
TODO
EL MENEMISMO SALIO A HABLAR DE LA CAUSA
Solidaridad con el Jefe en cadenas
Los principales operadores de
Carlos Menem, e inclusive el ex presidente, salieron ayer a hablar sobre
la causa de la venta de armas a Ecuador y Croacia. Menem confirmó
ayer que el 13 de julio se presentará a declarar ante el juez federal
Jorge Urso y negó que vaya a pedir asilo en otro país: En
cadenas, pero en mi patria, parafraseó a Simón Bolívar.
Recién llegado a La Rioja, también dijo que tras leer los
fundamentos del fallo que llevó a la cárcel a Antonio Erman
González concluyó que el juez Julio Speroni dictó
un auto de procesamiento provisorio, no definitivo ni mucho menos.
Por su parte, el senador Carlos Corach aseguró que Menem está
preocupado por la detención de Erman y que siente
la necesidad de creer en la absoluta inocencia de los implicados.
Alberto Kohan, en cambio, sostuvo que el hombre está ocupado,
pero no preocupado por la causa.
Voy a estar el 13 de julio ante el juez de la causa para ejercer
mi defensa, porque la declaración indagatoria es para que los imputados
se defiendan como realmente marca la ley, dijo el ex presidente
horas antes de casarse con la conductora chilena Cecilia Bolocco.
Consultado sobre la detención de su ex ministro, Menem opinó
que no se compadece con la verdad y la realidad de los hechos
y adelantó que los abogados defensores de González están
preparando la apelación correspondiente para agotar las instancias
judiciales en el marco de la investigación. Siempre
creí en la Justicia, enfatizó Menem, quien aclaró
que deja de creer cuando se politiza. Respecto de la causa,
reiteró que hay tres decretos firmados de la misma forma
en la que se firmaron desde el 83 en adelante y sobre la declaración
de su ex esposa Zulema Yoma, quien se presentó el miércoles
ante el juez Jorge Urso, manifestó que no agrega nada nuevo.
Son declaraciones que desde hace mucho viene realizando Zulema y los jueces
sabrán qué hacer con ellas.
El senador Carlos Corach, por su parte, admitió que el ex presidente
Carlos Menem está preocupado por la detención
de Erman González, y sostuvo que, al igual que él, siente
la necesidad de creer en la absoluta inocencia de quienes hoy aparecen
involucrados en la causa de venta ilegal de armas. Además, Corach
afirmó que Menem confía en la aptitud y la eficiencia
de la Justicia argentina para develar la investigación de
esa causa.
Alberto Kohan, en cambio, se negó a reconocer la preocupación
de Carlos Menem. Está ocupado, está atento, por supuesto
que esto tiene mucha difusión y de todas maneras está tranquilo
porque está tranquilo de su proceder. Es un hombre que ha pasado
muchas cosas en su vida, estuvo cinco años preso en la dictadura.
Esta es una circunstancia injusta, pero de todas maneras tenemos que respetar
porque estamos en el sistema y es la Justicia la que tiene que decidir.
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