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DIPUTADOS RECHAZAN LA EXHIBICION DEL FALCON
Piden que cierren el Museo

Un grupo de legisladores solicitó
�el desmantelamiento� del Museo
del Ejército, el pase a retiro de los responsables y que el jefe de la fuerza, Ricardo Brinzoni, dé explicaciones sobre la muestra del Ford Falcon.

Página/12 denunció que en el Museo del Ejército se exhibe un Falcon, el móvil de los grupos de tareas.

La exhibición de un Ford Falcon en el Museo Histórico del Ejército con un cartel en el que se lee “transporte de personas” no provocó sólo el rechazo público de políticos oficialistas y opositores. También dio origen a tres proyectos de ley que se presentaron en el Congreso en los que se pide el desmantelamiento o traslado del museo, el pase a retiro de los funcionarios que autorizaron su instalación, la investigación de la posible apología del crimen en que habrían incurrido los militares a cargo del predio –donde funcionó un centro clandestino de detención durante la última dictadura– y la citación al jefe del Ejército Ricardo Brinzoni para que brinde explicaciones.
“Que el propio Ejército, como institución, se ufane de los crímenes exhibiendo símbolos de la represión ilegal resulta, de por sí, intolerable para los principios y valores de nuestro sistema democrático y más grave aún que lo haga en un predio donde funcionó durante la última dictadura militar uno de los tristemente célebres centros clandestinos de detención”, dice en los fundamentos de la iniciativa de, entre otros, los diputados socialistas Jorge Rivas y Alfredo Bravo y los frepasistas Eduardo Macaluse y Marcela Bordenave. Este proyecto propone “instar al presidente Fernando de la Rúa para que ordene el desmantelamiento y/o traslado del ‘Museo Histórico Argentino’ ubicado en el predio del Grupo de Artillería I en la localidad bonaerense de Ciudadela y el pase a retiro de los oficiales que autorizaron su instalación”.
Los mismos legisladores reclamaron que Brinzoni se presente ante la Comisión de Derechos Humanos para que responda, entre otras cosas si “como jefe del Estado Mayor del Ejército no ha considerado que la instalación de un museo donde funcionó una cárcel ilegal y un centro de torturas no constituye una provocación a las miles de víctimas del terrorismo de Estado y una ofensa a los valores y principios de nuestra Constitución nacional, a la cual las Fuerzas Armadas le deben obediencia”. Este no es el único tema por el que tiene que responder el jefe del Ejército. El miércoles la Cámara de Diputados dispuso por unanimidad que el gobierno nacional le pida explicaciones a Brinzoni sobre la Masacre de Margarita Belén, en la que en diciembre de 1976 fueron asesinados más de veinte detenidos políticos.
El tercer proyecto es del senador justicialista Jorge Yoma, quien solicitó que el procurador general, Nicolás Becerra, investigue si los funcionarios del museo incurrieron en apología del crimen al exhibir el auto que sirvió como herramienta de los grupos de tareas de la última dictadura militar.
El domingo, Página/12 reveló que el Ejército exhibe en el Museo Histórico de Ciudadela uno de los símbolos de la represión bajo un cartel que dice “transporte de personas”. En el mismo predio donde los estudiantes de la zona visitan el Ford Falcon funcionó un campo de concentración a cargo del coronel Antonio Fichera. Allí estuvieron secuestrados y de allí desaparecieron, entre otros, el historietista Héctor Oesterheld, el cineasta Pablo Szir y el sociólogo Roberto Carri. En ese lugar se organizan visitas escolares.

 


 

UNA TRIBUNA PARA UN DESAPARECIDO
En nombre de Zucker

La tribuna popular del Club Defensores de Belgrano llevará el nombre del desaparecido Ricardo “Pato” Zucker. Esa institución deportiva cumple 95º años y en un acto que se realizará hoy, a las 16, sus autoridades bautizarán ese sector de la cancha ubicada en Rivadavia 1420, frente a la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA).
En febrero de 1980 Zucker y su esposa Marta Libenson habían regresado al país y fueron apresados junto a Julio César Genoud. Volvieron a la Argentina como parte de un plan de la conducción de Montoneros, denominado “contraofensiva”, para tratar de reiniciar la lucha contra los militares. Había estado secuestrado entre marzo y mayo de 1977, y cuando lo liberaron se fue del país. A su regreso pasaba casi todos sus días en Defensores, del que era hincha fanático, jugando al fútbol y entrenando. Allí lo recuerdan como “Marquitos”.
En ese club también jugaba el hijo del represor Roberto Viola y cuando Ricardo desapareció su hermana Cristina y su papá Marcos lo fueron a ver porque era Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas. El militar los recibió pero ante sus reclamos les contestó que “los desaparecidos están en las alcantarillas”.

 

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