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Los infractores tendrán ahora su
propio prontuario en la ciudad

Quienes cometan infracciones de tránsito figurarán en un registro de antecedentes.
No se aumentarán las velocidades máximas.

Aunque se pague la multa, la infracción quedará anotada.
Los que tengan antecedentes pagarán multas más caras.

Por Eduardo Videla

Los automovilistas porteños que no respetan las normas de tránsito tendrán ahora su propio prontuario: la Legislatura aprobó ayer la creación de un Registro de Antecedentes de Tránsito para la ciudad, donde quedarán asentadas todas las infracciones cometidas por los conductores, hayan pagado o no la multa. La existencia de un registro permitirá agravar las sanciones a los infractores con más antecedentes, hasta llegar a la pérdida de la licencia para conducir. Los diputados, además, decidieron archivar el proyecto para aumentar las velocidades en algunas calles y avenidas porteñas, enviado por el Ejecutivo. Ahora, el gobierno estudia concretar esa modificación a través de una resolución, en forma experimental, por 90 días.
Hoy, la ciudad de Buenos aires no tiene un registro de infractores sino de deudores: cuando un automovilista va a renovar su licencia, se le pide un libre deuda de multas. Las infracciones que aparecen son sólo las que no fueron pagadas. El nuevo registro de antecedentes deberá contener “toda la información relativa a los pagos voluntarios, condenas y actos de rebeldía por infracciones a la legislación de tránsito de la ciudad”. Las faltas cometidas, dice la ley, quedarán registradas durante cuatro años.
“Con el registro, se termina el privilegio de aquellos que por tener posibilidad económica de pagar las multas, lograban quedar libres de antecedentes”, dijo a Página/12 el titular de la Comisión de Tránsito, Julio Vitobello (Encuentro por la Ciudad), uno de los autores del proyecto.
Este instrumento será útil para el nuevo sistema de Controladores de Infracciones que implementará el gobierno porteño, en reemplazo de la Justicia Municipal de Faltas. “Los controladores graduarán las multas o aplicarán inhabilitaciones de acuerdo con los antecedentes que tenga cada infractor”, dijo a este diario el subsecretario de Gobierno, Agustín Zbar. Como efecto indirecto, el registro será útil a las compañías de seguros “para aplicar distintos valores a las pólizas, de acuerdo con los antecedentes de cada automovilista, como ocurre en muchos países del mundo”, agregó el funcionario.
Por su parte, la directora de Seguridad Vial porteña, Leticia Piris, adelantó a este diario que el gobierno enviará un nuevo proyecto para que las inhabilitaciones a infractores reincidentes llegue a los 180 días o, en casos graves, a ser perpetua, como establece la ley nacional de tránsito. Hoy, el Código de Faltas porteño prevé inhabilitaciones de hasta 10 días.
La creación del registro de antecedentes complementó el paquete de proyectos sobre el tema que había enviado el Ejecutivo. El primero fue el que disolvió la Justicia de Faltas y la reemplazó por un cuerpo de Controladores de Faltas; la segunda, una modificación al régimen de multas que incluyó bajas en algunas infracciones, como mal estacionamiento, y subas en otras. El tercer proyecto, que proponía aumentar las velocidades en las avenidas General Paz (de 80 a 100 kilómetros por hora) Libertador y Figueroa Alcorta (de 60 a 70) y en las colectoras de la General Paz y la Dellepiane, de 40 a 60, fue descartado por los legisladores.
Los diputados no se pusieron de acuerdo en la conveniencia de aumentar las velocidades “cuando la tendencia en el mundo es a bajarlas, para prevenir accidentes de tránsito”, dijo Vitobello. “No hubo informes técnicos serios para fundamentar el cambio”, agregó.
“El Ejecutivo tiene atribuciones para implementar una medida de ese tipo en forma experimental durante 90 días, prorrogables por otros 90”, explicó el diputado Marcelo Vensentini (Alianza).
De hecho, la semana próxima, funcionarios de Gobierno y Tránsito se pondrán a trabajar en la redacción de la resolución para modificar las velocidades. “Si la experiencia tiene éxito, se enviará un nuevo proyecto a la Legislatura, con todos los informes técnicos”, adelantó a este diario el subsecretario de Gobierno. La idea de aumentar las velocidades apuntabaa desactivar verdaderas “trampas cazabobos” para los automovilistas, sorprendidos por las multas fotográficas.
La Legislatura, finalmente, le propuso al gobierno que una comisión de especialistas lo asesore sobre los lugares donde deben instalarse las controvertidas cámaras fotográficas.

 


 

FUNCIONA LA PRIMERA ESCUELA PUBLICA DE TEATRO
Para hacer drama en el cole

“Comedia, un policial, o algo de aventura... drama no. No da para hacer algo caído, prefiero algo que le guste a la gente. El drama le gusta, pero en este país, drama no. Ya hay mucho”, se despacha Nicolás. Tiene 17 años y cursa el bachillerato en la Escuela nº1 del barrio de Liniers, donde además de estudiar folklore, se da el gusto de despuntar su amor por el arte dramático, en la primera Escuela Pública de Teatro para el nivel medio. El programa, que en su primer ciclo lectivo cuenta con 35 alumnos, surgió de la necesidad de “revalorizar tres elementos muy desvalorizados: el arte, la juventud, y el trabajo”, según explicó a este diario la directora de Educación Artística del Gobierno de la Ciudad, Susana Martín.
Aunque la Escuela Pública de Teatro empezó a funcionar a mediados de abril, ayer se presentó oficialmente el proyecto, en la celebración por el 27º aniversario de la Escuela de Danzas nº1. A principios del año lectivo, la buena nueva para los amantes de Stanislavski no tardó en circular, y en apenas tres días los inscriptos completaron el cupo. “No todos estudiamos acá –explica Rosalba, de 16 años–, muchos nos enteramos por contactos con gente de la escuela, o porque somos del barrio”. Además de estar “cerca de casa”, la gratuidad de la escuela de teatro representa una gran ventaja: “Desde chiquita me gusta el teatro, pero antes no había podido estudiar porque no había lugares gratis”, explica Betiana, de 16.
Además de funcionar como secundario, la escuela está abierta a cualquier persona que quiera estudiar teatro. Hugo es uno de los nuevos. La noticia le llegó de su hija adolescente, que estudia danza clásica y bachillerato ahí en la escuela. Y es que Hugo es el más grande de todos los alumnos de la recién estrenada propuesta: tiene 60 años y, según confiesa, “una asignatura pendiente con el teatro”. “Los chicos se sienten pares míos; no me pongo en padre ni en abuelo. Jugamos los mismos juegos y yo trato de seguirles el ritmo”, explica.
“Lo valioso es que estos chicos, a través del arte, encuentran un lugar donde se sienten contenidos, donde se sienten útiles para la comunidad de la que forman parte, y además pueden pensar en una futura salida laboral”, consideró Susana Martín. Sin embargo, para Rosalba, la cuestión pasa por otro lado: “Yo lo hago como una satisfacción personal –explica–, y si después viene el trabajo, mejor. Pero no creo, está difícil. Además no agarraría cualquier cosa ‘porque sí’, buscaría un material que a mí me guste. No siempre la satisfacción tiene que ver con la plata”.
En el acto de presentación de la nueva escuela estuvieron los actores María Fiorentino, Cecilia Rossetto y Héctor Bidonde, además del secretario de Educación porteño, Daniel Filmus. Rossetto fue la encargada de romper el hielo de la charla, recordando con humor su propia experiencia: “Yo fui al conservatorio, con el delantal blanco, largo por los tobillos, y el director me preguntó: ‘¿qué película argentina vio usted? ¿qué obra de teatro fue la que más le gustó?’ y yo, que ni televisor tenía en casa, me fui con la cola entre las patas, porque sentía que no había hecho lo que debía. Y al otro día dudé, pero volví, porque era más fuerte mi amor por la actuación... Por eso, me gustaría que ustedes sepan –les dijo a sus futuros colegas– que aunque nunca llegue el gran productor, o la gran película, que el actor siempre puede hacer grandes cosas. Se pasan grandes privaciones, pero es muy divertido”.

 

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