Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira


LA HUELLA DE VLADIMIRO EN LA ARGENTINA
Encontrado en Tigre

Un cómplice del ex jefe de Inteligencia de la fujicracia peruana denunció que Vladimiro Montesinos invirtió dinero sucio en el Tigre. Página/12 cuenta cómo son las propiedades denunciadas.

Precio: Según el testaferro �arrepentido� que lo denunció, las propiedades que compró Montesinos estarían valorizadas �en 3 millones
de dólares�.

Vladimiro Montesinos, el prófugo
ex jefe de espías de Fujimori.
Invirtió en la Argentina dinero
sucio del tráfico de armas.

Por Carlos Noriega
Desde Lima

Vladimiro Montesinos, el prófugo ex asesor de Inteligencia del destituido presidente Alberto Fujimori, invirtió parte del dinero sucio que acumuló gracias a comisiones ilegales en las compras de armamentos, el cobro de cupos a narcotraficantes y otros delitos, comprando propiedades en la Argentina, país donde viajó en varias ocasiones en los últimos años y por el cual, al parecer, tenía una especial atracción. Página/12 tuvo acceso a la manifestación judicial de Víctor Alberto Venero, socio y testaferro de Montesinos detenido en un penal de Lima, en la que revela que el ex asesor de Fujimori compró dos pisos en una de las torres del condominio Marinas Golf, ubicada en la zona del Tigre.
“El señor Montesinos en un viaje que hace a la Argentina cuenta que queda totalmente enamorado de unas propiedades que quedan en dicho país, denominado conjunto habitacional Las Marinas Golf”, relata ante la Justicia Víctor Alberto Venero. Enamorado como estaba de esa zona del Tigre, “Montesinos compró en un inicio un departamento en el Pent House para terminar comprando todo el piso”, se lee en la manifestación judicial de Venero. Pero las ansias de compra del ex asesor de Fujimori no se quedaron ahí. También compró el piso de abajo. Lo mandó amoblar a su gusto y ordenó construir una piscina, en la cual poder relajarse durante su estancia en tierras argentinas. Víctor Alberto Venero ha declarado ante la justicia que esta propiedad de Montesinos tendría 1500 metros cuadrados y estaría valorizada “en 3 a 4 millones de dólares”.
agenciaperu.com señala que fue Luis Venero, hermano de Víctor Alberto Venero, quien compró para Montesinos la residencia en la cual el monje negro del fujimorismo pasaba sus días en la Argentina. Los hermanos Venero eran socios del ex asesor en los oscuros negocios de compra de armas, así como en otras actividades ilícitas. Luis Venero se encuentra prófugo, mientras su hermano, detenido en un prisión limeña luego de haber sido capturado en Miami y extraditado rápidamente al Perú, ha pedido acogerse a la ley de colaboración eficaz con la justicia para reducir su pena, y es en el marco de esa solicitud que ha revelado la existencia de las propiedades de Montesinos.
De acuerdo con la información de agenciaperu.com, Luis Venero adquirió los dos departamentos solicitando un crédito al Banco Provincia de Buenos Aires, a nombre de una de las empresas fantasma que la organización mafiosa de Montesinos formó en Panamá. Fue Luis Venero quien suscribió, como representante de esta supuesta empresa panameña, el contrato de compra venta. Los pagos al Banco Provincia de Buenos Aires se hicieron desde el Banco Bilbao Vizcaya de Panamá. Aunque en su declaración judicial Víctor Alberto Venero confirma la versión de que la compra se hizo a través de una empresa offshore establecida en Panamá, evita nombrar a su hermano como el testaferro de Montesinos. Según la declaración de Venero, la empresa fantasma panameña que adquirió en primera instancia la propiedad debió ser cambiada por otra porque “habría llegado la información de que alguien del Gobierno argentino tendría conocimiento de esta propiedad”, razón por la que Montesinos pide que sea “una persona solvente, pero extranjera” la que aparezca como propietario de esta nueva empresa offshore. El escogido como testaferro fue el suizo de ascendencia israelí Peter Yeny, socio de ellos en la compraventa de armas.
Pero estos lujosos departamentos no son el único nexo entre el hombre que formó y dirigió la organización criminal más grande en la historia del Perú y la Argentina. En 1998, Página/12 reveló que Vladimiro Montesinos tenía un documento de identidad argentino, el cual había adquirido ainicios de los años ‘80, cuando vivió en la Argentina cerca de dos años mientras en el Perú era buscado por la Justicia militar para ser juzgado por el delito de traición a la patria. Luego de haber sido dado de baja del ejército cuando tenía el grado de capitán, Montesinos fue acusado de vender información a la CIA sobre el armamento soviético que las fuerzas armadas peruanas adquirieron en los años ‘70. Luego de fugar a Ecuador, el ex capitán Montesinos terminó refugiándose en Buenos Aires. Desde entonces habría mantenido un contacto permanente con la Argentina. Esta información se confirmó en noviembre del 2000, cuando se detectó que Montesinos había abierto cuentas bancarias en Montevideo con un documento de identidad argentino y luego el gobierno de la Argentina confirmó que el Rasputín peruano tenía, efectivamente, un DNI argentino. Ahora se sabe que no sólo tenía el DNI argentino sino también lujosas propiedades.

 


 

COMO ES EL CONDOMINIO DONDE MONTESINOS TENDRIA DOS PISOS
Pertenecer (a la mafia) tiene sus privilegios

Por Pablo Rodríguez

El condominio Marinas Golf, donde el ex jefe del Servicio de Inteligencia Nacional (SIN) peruano Vladimiro Montesinos habría comprado dos pisos a nombre de su testaferro, Luis Venero (ver nota principal), está ubicado en el Tigre, a unos 10 kilómetros al noreste de la ciudad, en un sector del río Luján conocido como el Rincón de Milberg. Está rodeado de mucho verde y en una zona descampada, aunque no deshabitada. Cerca de allí está el Country Santa María de Tigre, y antes de llegar al complejo se halla el country del Club Náutico Hacoaj.
El acceso es por la avenida Santa María de las Conchas, que después se convierte en la ruta provincial 27. El terreno del Marinas Golf se despliega a lo largo del canal aliviador Guasunambí, donde son habituales los entrenamientos y las competencias de remo, y termina en las orillas del río Luján. Apenas cruzado el Guasunambí, un angosto camino de tierra hace una curva de 180 grados y por esa humilde entrada se accede al Marinas Golf.
Eso no quiere decir que todo connote “humildad”. En ese caminito aparece, al poco de andar, una barrera con un guardia. Los edificios de Marinas Golf están a 15 kilómetros de la barrera. Sólo pueden entrar quienes están incluidos en la lista de propietarios o posibles visitantes, y si alguien quiere caer a visitar a un amigo por sorpresa, tiene que esperar a que el amigo le dé el OK al guardia que le pregunta por teléfono si conoce al visitante. Claro que si uno es tan potentado como su amigo que vive allí, tiene otras dos opciones: llegar por barco, a través del río Luján, sobre el cual el condominio tiene un pequeño puerto, o con un helicóptero, ya que también hay un helipuerto.
El condominio Marinas Golf comenzó a construirse hace unos cinco años y tiene el respaldo financiero del Banco Provincia. Hay dos torres terminadas y una tercera en construcción, del total de seis proyectadas. La oficina de ventas está dentro del complejo y permanece abierta de 9 a 17 horas. Lo que tienen para vender es bastante lujoso. Los departamentos son de dos, tres y cuatro dormitorios, todos con balcón terraza y parrilla, cochera y amarra propia en el río Luján. Para solazarse y pasarla bien, las instalaciones sobran: un club house de 300 metros cuadrados con spa, una pequeña pileta de 900 metros cuadrados con bar acuático y jacuzzi, una cancha de golf (de allí el nombre del condominio), ocho canchas de tenis, cuatro de paddle y dos de fútbol cinco. Si de además de solazarse hace falta trabajar o hacer sociales, varios salones y un centro de convenciones están habilitados a tal fin.
Claro, es posible que alguien se pregunte qué pasa cuando alguien se olvidó de llevar los cigarros, o quiere comprarse un champagne (dado el supuesto nivel de sus supuestos habitantes, no se puede hablar de cigarrillos o de cerveza), o todas esas cosas que hace alguien con un mínimo de dinero en una ciudad, teniendo en cuenta que el centro de Tigre está a diez kilómetros. Bueno, estar en el Marinas Golf es como estar en la ciudad: se puede ir a cenar afuera porque hay un restaurant, se puede bajar a las tres de la mañana a comprar cigarrillos porque hay un drugstore, se puede sacar plata del cajero (si a uno no le alcanza el dinero que llevó) porque hay un banco, hasta se puede ir a tomar un café después de comer o por la tarde porque para eso está la confitería flotante. Y más aún: si se quiere usar el campo de golf, o la cancha de fútbol, o la de tenis, o la pileta, y no se llegó al Marinas Golf con la indumentaria adecuada, hay una casa de deportes para proveer lo que se necesite.
Jaime, un remisero que está acostumbrado a llevar y traer gente del Marinas Golf, relata que “hay sólo 12 departamentos ocupados en una torre y siete en la otra. Durante la semana no hay nadie acá porque nadie vive acá. Si ahora se ve un poco más de actividad, es porque hay un fin de semana largo. La gente viene los fines de semana, y la verdad es que sontodos tipos viejos de mucha guita que se vienen con unas pendejas infernales”.
Vladimiro Montesinos quizás haya sido uno de esos. O quizás no: después de todo, cuando se pegaba una vuelta por Buenos Aires, un hombre de su nivel necesitaba simplemente hacer negocios, y hacerlos en un lugar exclusivo, no en un hotelucho así nomás, como el Hyatt, máxime cuando había que acomodar también a su séquito de custodia. El séquito bien valía un piso y para ello habría comprado el piso 14 de la Torre I. El piso 15 era para él.

Informe: Mercedes López San Miguel.

 

PRINCIPAL