Parecía un toque completamente
ajeno a los contornos trágicos de la guerra y la paz en Medio Oriente.
Ayer, en el aniversario de la retirada israelí del sur del Líbano,
un avión civil Cessna libanés se adentró en espacio
aéreo israelí, quizá queriendo replicar el famoso
vuelo del alemán Mathias Rust en 1987 que terminó con un
increíble aterrizaje en la Plaza Roja. Pero tal romanticismo no
tiene cabida en la frontera libanesa. La Fuerza Aérea israelí
detectó y rodeó rápidamente al avión libanés,
y, después de una serie de advertencias, lo derribó 70 kilómetros
dentro de Israel. Temían que el piloto fuera un kamikaze en el
sentido original de la palabra, y planeara estrellar su avión (quizá
lleno de explosivos) en zonas pobladas del sur de Israel.
Pero parece que el diminutivo avión no portaba explosivos, y el
piloto era un deficiente mental que ni siquiera sabía del aniversario
de la retirada israelí. Pagó por su inocencia.
No podía ser de otra manera. Israel estaba en alerta máxima,
y por buenos motivos. La guerrilla libanesa Hezbollah había prometido
una ola de ataques para conmemorar la retirada del año pasado y
exigir la evacuación de las Granjas de Sheba todavía ocupadas.
Al mismo tiempo, su líder, el jeque Hassan Nasrallah, prometió
que atacaremos mucho más allá de las fronteras artificiales...
Podemos golpear en cualquier momento. La frontera estuvo en calma,
con sólo algunos disparos tras una manifestación de más
de un millar de mujeres libanesas. Pero en Jerusalén se impidió
una conmemoración mucho menos inocua del repliegue. La policía
israelí encontró y logró desactivar una muy poderosa
bomba colocada en la estación central de autobuses en Tel Aviv,
donde también hay un gran centro comercial, donde miles de personas
fueron evacuadas. Las autoridades no mencionaron posibles sospechosos,
y las agrupaciones palestinas Hamas y Jihad Islámica generalmente
utilizan atentados suicidas, por lo que no era para nada claro quién
podría estar detrás del ataque.
En todo caso, lo más notable de este interludio libanés
es lo poco que se destacó de la violencia más habitual de
la intifada. Medido en el número de víctimas, ayer los choques
en Cisjordania y Gaza seguían siendo el foco de la violencia en
la región. Oficialmente, seguía en pie el alto al fuego
declarado el martes por el premier israelí Ariel Sharon. Pero eso
no impidió que se registraran incursiones israelíes en Gaza
y tiroteos en Cisjordania que dejaron al menos dos palestinos muertos
y 10 heridos.
Sin embargo, las víctimas no excedían el mínimo promedio
de una intifada que ya causó más de 500 muertos. Lo verdaderamente
importante ayer eran las maniobras políticas en torno al informe
Mitchell que impulsa Estados Unidos y Europa. Yasser Arafat enfatizó
que la dirección palestina rechaza cualquier intento de aplicar
selectivamente las recomendaciones de la comisión Mitchell,
con lo que reiteraba su oposición a llamar a un cese al fuego antes
de que Israel prometa un congelamiento inmediato en la construcción
de colonias judías en Cisjordania y Gaza. Su jefe de Seguridad
Preventiva en Gaza, Mohammed Dahlan, fue aun más lejos y exclamó
que los palestinos sólo dejarían de disparar cuando se ordene
la evacuación total de los asentamientos.
El gobierno israelí considera que ya aportó su parte a detener
la violencia al ordenar un cese al fuego el martes, posición que,
más allá de sus méritos, está siendo respaldada
por Estados Unidos y la Unión Europea (UE). El canciller laborista
Shimon Peres la contracara pacífica del halcón
Sharon enfatizó ayer que Arafat no sólo no ha
llamado a un alto al fuego, sino que además instó a sus
seguidores que intensifiquen la violencia. Interrogado sobre la
cuestión de las colonias, Sharon respondió que una
cosa no tiene que ver con la otra (el cese al fuego). En ese sentido,
la pregunta ahora parece por cuanto tiempo más Sharon mantendrá
la tregua sin un gesto recíproco de Arafat. Ayer el premier habló
vagamente de mantenerlo unos días más. Pero
es probable es que la hubiera revocado ayer mismo si hubiera estallado
la bomba en Tel Aviv. En tanto que la Autoridad Palestina no proclame
algún tipo de cese al fuego, el futuro parece estar en manos de
las células terroristas palestinas.
EL
AVION ESPIA EN CHINA
Volando a ninguna parte
Estados Unidos y China se enfrentaron
nuevamente ayer sobre el destino del avión espía del primero,
al negar altos funcionarios estadounidenses las afirmaciones chinas de
que se había logrado un acuerdo para desmantelar el aparato retenido
por Pekín y repatriarlo por mar. Un portavoz del Ministerio de
Relaciones Exteriores chino dijo en Pekín que China había
dado su acuerdo a una propuesta estadounidense de desmantelar el EP-3
Aries II y transportarlo a Estados Unidos. El secretario de Defensa estadounidense
Donald Rumsfeld dijo, sin embargo, que Washington no propuso cortar
en pedazos el aparato sino desmontar las alas y embarcar el fuselaje
y las alas en uno o dos aviones cargo grandes. Las conversaciones
están en curso y no recibimos respuesta oficial respecto a esto,
dijo a los periodistas.
Este es el último giro en la agria disputa con China originada
por la colisión ocurrida el 1 de abril pasado entre el EP-3 y un
caza chino frente a las costas del sur de China. China, que perdió
un piloto y el aparato en la colisión, respondió reteniendo
a los 24 miembros de la tripulación EP-3 durante 11 días,
luego que el avión averiado aterrizara de emergencia en la base
aérea de Lingshui, en la isla de Hainan. Diplomáticos chinos
y estadounidenses tratan de alcanzar un acuerdo para el retorno del aparato
cuyo costo es de 80 millones de dólares, equipado con tecnología
de inteligencia de última generación. Rumsfeld dijo que
los chinos dudan que la pista de la base aérea permita el aterrizaje
del avión de transporte de la talla necesaria para llevar de retorno
al EP-3. Nuestra preferencia es recuperar el aparato de la manera
más eficiente, barata y mejor posible, dijo Rumsfeld. Funcionarios
chinos señalaron que si se permite que el avión salga volando
de China después de realizar una misión de espionaje, ello
dañaría la dignidad y sentimientos del pueblo chino.
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