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PANORAMA ECONOMICO
Por Julio Nudler

La esperanza de los pobres

Una vez que se conozca el resultado del canje, el 4 de junio, la próxima gran amenaza, salvo imprevistos, se correrá al 14 de octubre, día de las elecciones. Entre los financistas se teme que el veredicto de los comicios debilite aún más al Gobierno y lo deje tullido para el resto de su gestión. Pero como hoy no está muy claro quién gobierna realmente, tampoco puede saberse cuál sería un resultado dañino para la gobernabilidad. Si en la provincia de Buenos Aires, que es el distrito más importante, Acción por la República va aliada al justicialismo, ¿cómo leerían los operadores un triunfo de la Alianza? Positivamente, en tanto robustecería en cierto modo a Fernando de la Rúa, pero, al mismo tiempo, negativamente, porque constituiría un revés para Domingo Cavallo, el miembro más gravitante del Poder Ejecutivo. En tal caso, los mercados podrían interpretar los votos como un referéndum contrario a la política económica, precisamente en momentos (cuarto trimestre) en que Hacienda debería estar aplicando un ajuste severísimo para cumplir la meta de déficit fiscal. Obviamente, el caso no tiene remedio, desde el momento en que Cavallo, encarnación del oficialismo, a juzgar por la dosis de poder que maneja, se presenta por la oposición. Mientras tanto, en otros distritos habrá acuerdos similares, diferentes o no los habrá, al extremo de convertir el tablero político en un rompecabezas, fruto de una larga acumulación de fracasos económicos, que le ha hecho perder los estribos al electorado. Pero también el Fondo Monetario sabe perderlos.

Pasos hacia la perdición

Esto lo demostró recientemente Mr. Thomas C. Dawson, el director del organismo que se encarga de las relaciones externas, al dirigir una carta de tono más bien violento al editor de “The Observer”, dominical del diario londinense The Guardian. Reaccionó así contra el articulista Gregory Palast, quien había publicado una nota titulada “Los cuatro pasos del FMI hacia la perdición”. Según expresa Dawson, la capacidad de Palast para desinformar envanecería a Smiley (alusión al personaje de “El topo” y otros libros de John Le Carré sobre el espionaje en la Guerra Fría). “Sin embargo –añade–, como cualquier ávido lector de novelas de espionaje sabe, el “desertor” (en este caso el ex vicepresidente y economista jefe del Banco Mundial, Joseph Stiglitz) a menudo sabe menos de lo que pretende.”
Palast había comparado al arrepentido Stiglitz con el agente que viene del frío y desembucha horrores cometidos en nombre de una ideología obsoleta. Con datos aportados por su confidente y ciertos documentos internos, extraídos por otros contactos, Palast reconstruyó la estrategia acordada entre el FMI, el Banco Mundial y el Tesoro de Estados Unidos (dueño del 51 por ciento de aquél) para “asistir” a países en crisis. Presuntamente, el BM aduce diseñar cada auxilio tras una minuciosa investigación in situ, pero Stiglitz asegura –como ha venido haciendo desde que decidió saltar el cerco– que los enviados del organismo se limitan a alojarse en hoteles de cinco estrellas y a reunirse con el mendicante ministro de Finanzas de turno, que debe firmar un acuerdo de restructuración redactado de antemano.
El programa delineado por el Banco tiene, siempre, los mismos cuatro pasos, especie de baile al que llama “mambo monetarista”. El primero de ellos es la privatización. De acuerdo con lo que cuenta Stiglitz, quien presidió el consejo de asesores económicos del presidente Clinton entre 1993 y 1997, normalmente los políticos de los países pobres, en lugar de objetar la exigencia de rematar las empresas estatales, aprovechan la presión del BM para acallar a los críticos locales, mientras les brillan los ojos ante la oportunidad de embolsar jugosas comisiones.
Después de la privatización viene el segundo paso: la liberalización del mercado de capitales, teóricamente para que los fondos de inversión puedanentrar y salir sin obstáculos. A veces, según señala Palast, la plata simplemente se va. Stiglitz llama a esto “el ciclo del dinero caliente”. Los capitales ingresan para la especulación cambiaria e inmobiliaria y huyen al primer atisbo de problemas, drenando las reservas del país. En tales casos el Fondo Monetario ordena elevar las tasas de interés todo lo que haga falta, con lo cual se completa el desastre.
Se llega entonces al tercer paso, que consiste en imponer precios de mercado, en lugar de políticos, para así aumentar el costo de alimentos, garrafas o agua potable, lo cual provocará probables disturbios (Palast define a éstos como demostraciones pacíficas, dispersadas con balas, tanques y gas lacrimógeno), como ocurrió en Indonesia en 1998 y más recientemente en Bolivia y Ecuador. En la Argentina solía llamarse a esa política “sinceramiento de precios”. Un documento reservado del BM, que Palast ventiló en el programa “Newsnight”, consigna que los planes para Ecuador “podrían desatar desórdenes sociales”. Los informes secretos del organismo indican que el plan para dolarizar ese país precipitó al 51 por ciento de la población por debajo de la línea de pobreza. Estos son los perdedores. Según “The Observer”, del lado de los ganadores quedan los bancos occidentales y el Tesoro estadounidense.
Y finalmente el cuarto paso: el libre comercio, según las reglas de la OMC y el BM. Al amparo de ellas, europeos y estadounidenses arrollan las barreras comerciales en Asia, América latina y Africa, mientras blindan sus mercados contra los productos agrícolas del Tercer Mundo. Palast refiere que, así como en las Guerras del Opio Occidente se valía de bloqueos militares, hoy el BM puede ordenar un sitio financiero, que puede ser igual de efectivo y a veces letal.
“No responderé indirectas” (?), afirma Dawson, quien niega que el Fondo les aplique a todos los países el mismo programa de cuatro pasos. “El FMI está en constante cambio –asegura–, poniendo por ejemplo nuevo énfasis en la reducción de la pobreza. Seguimos creyendo, no obstante, que las soluciones de mercado, por imperfectas que puedan ser, ofrecen generalmente la mejor esperanza para los pobres.”


 

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