Por Cledis Candelaresi
El eficaz lobby de las constructoras
de origen extranjero radicadas en el país promovió al menos
dos cambios en el decreto especial que da marco al Plan Federal de Infraestructura.
Según estos retoques, firmas como Dycasa o Sade tendrán
idéntico tratamiento que las constructoras de Techint y Roggio
en las millonarias licitaciones de ese programa de obras. Los cambios,
consensuados entre el Poder Ejecutivo y el Congreso, están fundados
en una veintena de tratados bilaterales firmados durante la gestión
de Carlos Menem, que acotan irremediablemente la posibilidad de otorgar
una preferencia a las empresas nacionales.
Después de un engorroso debate en comisión, en noviembre
del año pasado Diputados dio media sanción al proyecto de
ley que fija las condiciones de licitación y financiamiento del
Plan de Infraestructura. En enero, antes de que el Senado se pronunciara
sobre el tema, Fernando de la Rúa promulgó un decreto de
necesidad y urgencia que respetó a pie juntillas el texto votado.
El Congreso lo ratificó luego, cuando se otorgaron a Domingo Cavallo
los poderes especiales.
Pero antes de esta ratificación, representantes de algunas constructoras
de origen extranjero ya habían iniciado gestiones ante el Congreso
para advertir acerca de la misma falta sobre la que meses antes había
llamado la atención el frepasista Ricardo Vago: no era posible
privilegiar de ese modo a las empresas nacionales sin vulnerar acuerdos
internacionales que Argentina firmó con países como España,
Inglaterra, Alemania, Estados Unidos o Suecia, entre otros varios.
Cuando se sancionó el proyecto enviado al Parlamento por el Ejecutivo,
los diputados aliancistas promovieron una cláusula que reservó
a las empresas nacionales aquellas licitaciones inferiores a los 45 millones
de pesos y resolvió que cuando una firma de capital nacional compita
con una extranjera (en obras superiores a aquel monto), tendrá
la posibilidad de mejorar su oferta, si la brecha entre ésta y
la que realizó su competidora no supera el 10 por ciento.
Los hombres de Dycasa y Sade, entre otras, recorrieron despachos del Parlamento,
argumentando que con estructuras estables en el país desde hace
varios años, también debía reconocérsele a
ellas el status de local. Del otro modo, la ley aparentaba
tener nombre y apellido, ya que discriminaba a favor de otras empresas
como Techint o Roggio, de las pocas firmas grandes que tienen capital
íntegramente argentino, argumentó ante este diario
uno de los diputados involucrados en la discusión.
En realidad, las empresas extranjeras con sede local no sólo aspiran
a tener las mismas prerrogativas que las definidas como nacionales por
la ley (más del 51 por ciento del capital debe ser argentino).
También quieren neutralizar la competencia, básicamente,
de firmas brasileñas, que asociadas a una pyme local y sin necesidad
de radicarse en el país, podrían alzarse con algunas obras.
Antes de delegar las atribuciones excepcionales a Cavallo, y antes de
que el ministerio de Infraestructura resucitara de la mano de Carlos Bastos,
diputados y senadores coincidieron con Chrystian Colombo en que había
que reparar el texto refrendado por un decreto excepcional. Así
se decidió el primer retoque que recogió el flamante decreto
676: será considerada como local una constructora de
capital nacional tanto como otra de propietario extranjero, siempre y
cuando esté radicada en el país.
De la mano de este cambio, sobrevino el otro: las constructoras locales
podrán mejorar sus ofertas, igualándolas a la de su competidora
extranjera sólo cuando ésta no esté amparada por
alguno de los veinte acuerdos bilaterales de inversión que firmó
el país. Estos tratados inhiben expresamente al Gobierno de privilegiar
a una empresa argentina en detrimento de la foránea amparada por
el tratado, concluyeron legisladores, Colombo y el propio Bastos.
El frente empresario continúa dividido. La Cámara Argentina
de la Construcción aún no fijó públicamente
posición sobre el decreto cuyocontenido, presumiblemente, poco
la convenza. Según aseguró ayer uno de sus dirigentes a
este diario, la CAC no habría sido consultada.
Las primeras licitaciones
El ministro de Infraestructura y Vivienda, Carlos Bastos, confirmó
que el gobierno pondrá a la venta la próxima semana
los pliegos licitatorios para una primera serie de obras viales
e hídricas contenidas en el Plan Federal de Infraestructura,
por un monto de casi 284 millones de dólares, cuya realización
se iniciará hacia fin de año. Entre tales proyectos
indicó como prioritarios las obras hídricas
en la Cuenca del Salado y a un conjunto de rutas de varias provincias
del interior. Los proyectos a licitar, confirmó Bastos,
corresponden a los que se encararán bajo el esquema de leasing.
Quien las realiza se hace cargo de la operación y el
mantenimiento, el Estado no paga nada hasta que la obra este construida,
y luego se paga en diez años mediante un canon anual,
detalló.
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