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EL MAYOR INICIO EN EL CIGARRILLO OCURRE AL EMPEZAR EL SECUNDARIO
Aprender a fumar huyendo del preceptor

Una encuesta en escuelas porteñas determinó que a los 14 años fuma el 22 por ciento de los chicos. Un año antes lo hacía el 4,6. La mayoría dice que se fuma para no quedar afuera del grupo. Habrá una jornada contra el tabaquismo.

El gobierno porteño lanzará un
programa contra el tabaquismo.
La encuesta se hizo en 37 colegios
públicos de la ciudad.

En los próximos años, el jardín de infantes será uno de los mejores lugares para atacar el consumo de tabaco. Aunque se trata de una ironía, Isidoro Hasper, coordinador del área “Salud o Tabaco” de la Secretaría de Salud porteña, asegura que habrá que empezar cada vez con más anticipación a desalentar el consumo de cigarrillos entre los más jóvenes. Una encuesta a la que accedió Página/12 marca en los 14 años el momento de más adhesiones juveniles al inicio en el tabaco. La investigación fue concretada en 37 colegios porteños, entre 1.391 alumnos de primer año, y determinó que el 22 por ciento de los chicos fuma. Este dato es indicador de un salto cuantitativo que alertó a los expertos: hasta sexto y séptimo grado sólo hay un 4,6 por ciento de chicos enviciados. Para construir un programa de desaliento sistemático al consumo del temido cigarrillo, se llevará a cabo aquí la III Jornada Buenos Aires sin Tabaco que se hará el jueves próximo, cuando se celebre en todo el mundo el Día Sin Tabaco.
La investigación entre los adolescentes de las escuelas porteñas fue diseñada en el área coordinada por Hasper y se desarrolló en los últimos meses del año pasado. Recién ahora están listos los resultados, que se presentarán el jueves en el marco de la jornada (ver aparte). El universo encuestado fue considerado como “altamente representativo, con un margen de error menor al cinco por ciento”. Aunque Hasper no duda de la muestra, aclaró que los entrevistados “son producto de los mejores perfiles: todos estudian y no estamos llegando a los sectores socioeconómicos más bajos, que son los más fumadores y además tienen más deserción escolar”.
La encuesta da cuenta de la relación de los chicos fumadores y no fumadores con el cigarrillo, pero además intenta sondear los disparadores del consumo, variable en la que se ha encontrado, por ejemplo, que el 77,5 por ciento de ellos –fumen o no– afirma que el cigarrillo se usa “para ser aceptado por el grupo de pertenencia”.
Esta motivación parece repetirse entre los adolescentes de todo el mundo. Juan Antonio Mazzei, ex director del Hospital de Clínicas y titular de Medicina Interna de la UBA, encuentra en esa explicación una de las razones principales del consumo adolescente. “Además, existen otros dos datos –agrega–: a esa edad aparece el deseo de parecerse a los adultos y además existe una necesidad muy alta de imitar a los padres”.
Sin embargo, en la encuesta llevada adelante por Hasper, la influencia de los padres fumadores no determina el consumo entre los chicos, aunque sí se manifiesta con más énfasis entre los adolescentes de cuarto año que fueron entrevistados un año antes. Mientras que para los de 16 y 17 es más clara la incidencia de los padres en el consumo juvenil, para un 49,2 por ciento de los chicos de 14 años son los amigos quienes más influyen.
A esta gran causa, los adolescentes le suman otros motivos. El 24,7 por ciento sostiene que fuma para reforzar la imagen y otro tanto considera el placer como estímulo. En tanto, sólo un 3,5 por ciento ve en la publicidad un modo de influencia. Esta falta de “capacidad crítica frente a los avisos –explica Hasper– es uno de los temas que se trabajará en las escuelas porque los chicos no perciben el modo de operar que tienen los medios de comunicación”.
Otro de los núcleos de la encuesta a los chicos de primer año confirmó una tendencia constante en el mundo de los jóvenes: “No relacionan enfermedad y muerte, con lo que a ellos les pasa, con los riesgos”, señala el especialista, que distingue entre fumadores y no fumadores para analizar el sentido del riesgo percibido. En el caso de los no fumadores, 81 por ciento reconoció los daños que el cigarrillo causa en la salud y entre los fumadores sólo lo admitió un 63,9 por ciento.
Para mejorar estos registros, una de las propuestas de Hasper será trabajar con estrategias similares a las del marketing. Como por ahora los chicos no piensan en la muerte, se buscarán valores que les molesten, por ejemplo la estética: “A esa edad, les interesa estar bien, por eso haremos hincapié en las manchas que produce el cigarrillo en la piel, en losdientes, además del mal aliento, la disminución de la capacidad deportiva, todos valores importantes para ellos”.
El sondeo a punto de difundirse arrojó como conclusión buenas herramientas para adultos y docentes que buscan una intervención casi quirúrgica en el mundo de los placeres púberes, donde el cigarrillo parece llevarse la mejor parte.

 

Cuando son las chicas las que fuman más

En el interior del micromundo adolescente investigado en las escuelas porteñas, apareció una distinción de género importante sobre el consumo del tabaco. En una de las encuestas hechas entre chicos de 16 y 17 años que cursan cuarto año del secundario, aparece una indicador de mayor consumo entre las mujeres. De acuerdo con los datos de Isidoro Hasper, entre las estudiantes de cuarto año –y según datos del ‘99–, hay un 39,9 por ciento que fuma mientras que los varones son un 31,6 por ciento. Esta relación aumenta con el paso de los años, dado que entre los adolescentes de 14 años el índice se mantiene en 22 para ambos sexos.
El mayor consumo entre las chicas resulta llamativo porque se trata de una tendencia inversa a los datos difundidos en el ‘97 por la Organización Mundial de la Salud. Juan Antonio Mazzei, ex director del Hospital de Clínicas comparó, en diálogo con este diario, el resultado de la encuesta de Hasper con los datos de la OMS. “Es muy alto el nivel de fumadoras -explica– si se tiene en cuenta que en Estados Unidos, en el ‘97, la población de mujeres fumadoras era de 22,5 por ciento y de hombres 27,7 por ciento”. Los datos no sólo marcan la inversión en los números sino que subrayan el alto grado de adicción que estaría apareciendo entre los jóvenes. Para analizar las dimensiones del fenómeno, Hasper menciona una tendencia observada en las escuelas medias de Estados Unidos, donde se ha comenzado a observar que creció al 30 por ciento el consumo de cigarrillo entre los chicos que pasan del nivel elemental hacia el adulto.

 

Una jornada contra el tabaco

La III Jornada Buenos Aires sin Tabaco será el cierre de un proceso que fue desarrollado durante este año por las secretarías de Salud y de Educación del gobierno porteño. El jueves 31, en el marco del Día Mundial Sin Tabaco, se presentará en el Instituto Félix Bernasconi, a partir de las 8.45, el resultado de las encuestas y de las líneas de trabajo propuestas por los docentes de cada escuela porteña para llevar adelante programas “horizontales” de prevención del tabaquismo.
El profesor Isidoro Hasper, coordinador de la Comisión “Tabaco o Salud” de la Secretaría de Salud, presentará allí el resultado de un documento que fue elaborado por la comisión y distribuido en los primeros meses del año en los colegios privados y oficiales de la ciudad. Los docentes de cada escuela darán a conocer en la jornada las coincidencias, discrepancias y modificaciones al documento para buscar políticas de acción concretas para las escuelas. La jornada es considerada innovadora por la articulación lograda con los docentes que ya a lo largo de este año podrán comenzar a trabajar en sus grados y años con el material discutido.

 

Claves

Sobre 1391 estudiantes de primer año del secundario de 37 escuelas públicas y privadas porteñas, un 22 por ciento fuma.
La edad de iniciación promedio es de 14 años.
El 46,7 por ciento de los fumadores quiere dejar y el 48,1 por ciento ya lo intentó.
El 17,6 del total tuvo al menos una vez en el año un exceso de alcohol: entre los fumadores fue el 40,3 por ciento mientras que entre los no fumadores los excesos aparecieron en el 5,8 por ciento de los casos.
El 6,1 por ciento del total consumió drogas alguna vez. Entre ellos, 21,6 por ciento son fumadores, un 3,2 de ex fumadores y un 0,7 es no fumador.
El 77,5 por ciento de los jóvenes afirma que se fuma para ser aceptado por el grupo de pertenencia.
Entre las causas, el 36 por ciento indica que por imitación, el 24,7 por ciento para aparentar, 49,2 por ciento porque los amigos fuman, un 3,5 por la publicidad, un 24,7 por placer.

 

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