un casamiento al que faltaron 
hasta los que no podian faltar

Por Luis Bruschtein

Primero, los dos �sí, quiero�. Luego, beso en una mejilla, beso en la otra. Y después lo que todos esperaban: el ex presidente Carlos Saúl Menem y la ex Miss Universo Cecilia Carolina Bolocco Fonck fueron declarados marido y mujer. Desde el punto de vista formal hubo casamiento y hubo festejo popular. Pero si se lo ve según la cantidad de famosos que iban a asistir y no lo hicieron, la ceremonia fue un termómetro de la situación política y judicial del flamante esposo.
La ceremonia civil se realizó en la residencia de los Gobernadores de esta provincia, sobre la avenida Perón, adornada desde hace varios días en su entrada con la bandera argentina y otra riojana, celeste y blanca atravesada por una banda roja, bandera federal parecida a la del Ejército de los Andes. Detrás de la residencia, en los jardines, se levantó una carpa blanca, similar a la usaron los maestros en la huelga de hambre durante el gobierno de Menem. Pero esta vez no fue para pasar hambre sino para el brindis íntimo de la pareja de prometidos con la familia y unos 80 invitados que llegaron a la provincia en autos, vuelos de línea y 21 aviones privados.
Periodistas de más de cien medios, sobre todo de Chile y Argentina, pero también de Miami y de otros países de América latina, comenzaron a apiñarse desde temprano sobre una reja frente a la entrada principal de la residencia, y poco a poco fueron llegando también muchos curiosos que querían ver a la pareja.
Menem llegó a las 10.15 en una camioneta cuatro x cuatro seguido por otros cuatro vehículos con guardaespaldas, que se sumaron a los que ya estaban en la residencia. De hecho, había más guardaespaldas y periodistas que invitados. Los periodistas y los curiosos se preguntaban en qué momento llegaría la novia, pero los periodistas chilenos, casi todos de la prensa del corazón, se sonreían misteriosamente: sabían que la novia ya estaba dentro de la residencia, donde había pasado la noche.
Los invitados comenzaron a llegar. Primero la familia Bolocco, los padres Enzo y Rosemarie y los hermanos Juan Pablo, Verónica y Diana. Después los hermanos Menem, Eduardo, Amado y Munir, con sus esposas. También estaban el diputado Daniel Scioli, César Arias, Armando Gostanián, Alberto Kohan, Jorge Rodríguez, Ramón Hernández, Claudia Bello, Carlos Spadone, Guido Parissier, la diputada Marta Alarcia, el abogado Oscar Roger y el gobernador riojano Angel Mazza.
Al llegar a La Rioja, dos días antes de la ceremonia, el mismo Menem advirtió que habría algunas sorpresas entre los invitados. Se dijo que vendría el empresario Francisco Macri, que habían sido invitados Alain Delon y Diego Maradona, el ex presidente de Estados Unidos, George Bush, que estarían varios gobernadores, además de Mazza, otros senadores y personalidades políticas. Pero Macri no vino, se dijo que Alain Delon había llamado para saludar y disculparse. Que Maradona también llamó para saludar, igual que el actual presidente de la Nación, Fernando de la Rúa, que aquí en La Rioja tiene poco rating. Y George Bush padre también llamó para disculparse por tener otras obligaciones, pero que seguramente estaría presente cuando se hiciera una ceremonia religiosa. Y tampoco pudo estar la modista de la novia, la colombiana Silvia Scherassi, quien a raíz de los cambios de planes debió hacer dos vestidos, uno pensado con el fondo del cerro Velazco y otro más sencillo para el Polideportivo Carlos Menem. Tampoco vinieron más gobernadores que el anfitrión y más senadores que el hermano del novio, y muchos de los que fueron sus ministros más importantes, como Carlos Corach y Eduardo Bauzá, pegaron el faltazo.
Y había otras ausencias aún más ominosas, como la del ex ministro de Defensa y de Economía de Menem, Erman González, encarcelado por contrabando de pólvora, y la de su ex cuñado y también socio y secretario particular Emir Yoma, también preso pero por la venta ilegal de armas. Y Carlos Alderete, el ex titular del PAMI, detenido por una causa de enriquecimiento ilícito. Tampoco estaba su hija Zulemita, para quien este casamiento es una frivolidad y cuya llegada a Anillaco en estos momentos es una sombra que persigue a la pareja.
La ceremonia se demoró más de una hora. Los invitados ingresaban por una entrada que estaba a cien metros de los periodistas, que apenas podían ver la parte de arriba de la carpa. Unos pocos medios chilenos y argentinos habían comprado la exclusiva de la ceremonia civil. Estaban los de Intrusos, los de Pettinato, los de El Bar, Figuretti y Camilo García con el pelo pintado de verde, que se convirtió en el personaje más famoso de la boda. La gente se aburrió y empezó a pedir autógrafos. Algunos periodistas comentaban en voz baja qué pocos personajes que había pero no lo podían decir en sus notas para no pincharlas. �Son las cosas del poder �comentó uno�, cuando estás arriba todos quieren estar, y cuando estás abajo te dan la espalda.� �Me parece que nadie quiere quedar pegado con la cuestión de las armas�, apuntó otro. Lo cierto es que la boda no fue un éxito de políticos y famosos, aunque sí por la gran repercusión en los medios. Los otros temas en discusión eran si Cecilia Bolocco iba a llevar el pelo suelto o recogido estilo Evita, cómo sería el vestido que llevaría y lo más importante de todo: si finalmente los novios se iban a dar un beso en la boca en público porque hasta ahora los dos habían sido esquivos y había habido demasiado mejilleo. El tema era fundamental porque permitía deducir el tipo de relación que sostiene a la pareja.
Estas disquisiciones fueron interrumpidas por la voz de Frank Sinatra que provenía de la carpa y los aplausos de los invitados. El casamiento de Carlos Menem empezaba con la voz de oro y �A mi manera�. El novio no se vistió de gaucho, llevaba un discreto traje de color habano tirando a verdoso, con corbata al tono. La novia llevaba un vestido color marfil y una especie de smoking con cuello de plumas del mismo color y el pelo suelto con unas hebillas de strass.
Cuando cortaron el disco de Sinatra, los novios se sentaron frente al juez de paz, escucharon el discurso de trámite y la pregunta del millón, dijeron el �sí quiero� y se dieron un beso en la mejilla, después en la otra y cuando ya parecía todo perdido, sucedió. Ella lo buscó y se dieron un piquito. Todos sabían que se iban a casar, pero el suspenso estaba en este detalle.
Otra vez aplausos y los invitados brindaron por los ex novios, ahora esposos y para los periodistas comenzó otra larga espera. Se había dicho que Menem podría hacer una conferencia de prensa, pero a esa altura el desorden era tan grande por la cantidad de medios que esa posibilidad quedaba descartada. Hubo movimientos de la custodia para revisar los autos de la caravana oficial, como si previnieran posibles atentados, hubo tironeos entre el cordón policial y los periodistas, hasta que finalmente la pareja salió a saludar. Rodeados por gran cantidad de guardaespaldas, uno de los cuales propinó un pisotón de más de cien kilos a la flamante señora de Menem, la pareja salió a la puerta principal y saludó con las manos entrelazadas.

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