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Por María Moreno


El �wedding� del Laucha
Promocionada como �the wedding� en las pantallas del mundo y como una versión de �El casamiento de Laucha� (célebre historia de Roberto Payró) en la picaresca popular, el casamiento de Carlos Menem y Cecilia Bolocco evoca otras bodas de resonancia de cuyo espectáculo se gozó en su momento.

De las intrusas

Menem no es el primer ex presidente que introduce como esposa a una extranjera. Don Marcelo Torcuato de Alvear se casó con la prima donna portuguesa Regina Pacini. Pero antes la asedió por todos los teatros de Europa: dicen que a cada aria de ella, él se refugiaba a llorar en el antepalco. Cuando se casaron, en 1906, Marcelo le regaló una villa cerca de París y Regina largó la lírica. Las niñas porteñas lloraron de despecho por el gran partido perdido a manos de una cómica, y se despidieron de una seducción con guantes Patito atrapable con una alianza de oro. Raras ascendencias tanas serían mezcladas en una purísima cepa nacional. Si Bolocco, para desencadenar las voces injuriosas, tuvo que envolverse en una bandera, a Regina le bastó con asistir a una velada con mucho escote y nada de mangas, para que las damas presentes la hicieran a un lado. Marcelo la defendió diciendo con ese vozarrón suyo: �No te preocupes, Regina, que yo les he levantado la pollera a todas éstas que están acá�. 
En tiempos de Alvear, las prima donnas eran un arquetipo femenino deseable por los señoritos de buena familia. Constituían una transacción entre la mujer artificial, la que interpreta la pasión mediante un abanico de técnicas adquiridas y la mujer natural. ¿Acaso no se dice que artista se nace? Era también una transacción entre la burguesa y la cocotte, la extranjera que viene al país por lo alto del teatro y no por lo bajo de la inmigración. ¿El relevo de la primma donna será hoy la periodista de televisión? 

De la reparación

Concubina, actriz de folletines, Evita no podía casarse en público sin despertar las mofas de los contreras. La solución fue aparecer casada, luego de una ceremonia civil realizada casi en secreto en el departamento que compartía con Perón en la calle Posadas. También Claudia Villafañe, esa ex madre soltera pero, no con padre desconocido, sino con padre demasiado conocido, apareció casada, pero lo hizo ante todo el país, a través de las cámaras de televisión. �Dalma Nerea y Giannina Dinorah participan a usted del casamiento de...� rezaba la invitación. Diego Armando Maradona no había rehusado el casamiento, lo había diferido. Durante la fiesta, celebrada en un estadio y filmada, se repartieron 50 ligas y 100 anillos entre los presentes. En el traje de civil de los novios había reminiscencias de uniformes navales. El novio se puso histérico: �déjenme tranquilo, la puta que los parió� dijo ante las cámaras que aceptó incluir, al parecer, para señalar la exclusión de los que estaban del otro lado. Una boda filmada no es antisistema, aunque inviten las hijas y se haga en un estadio popular. Al ocupar la imagen de todos los medios de comunicación en el momento en que una palabra (indulto) no parecía coagular en imágenes, ambas boda e indulto se superponían en un mismo mensaje: �reparación� del pasado mediante la alianza y la integración.

De la templanza

En la carta del tarot llamada La Templanza, el líquido vertido por dos cántaros �el hecho de que los cántaros sean diferentes parece sugerir que no contienen la misma sustancia� se fusiona en una misma corriente. Una vertiente crítica dispuesta a despejar las tradicionales claves esotéricas del peronismo podría encontrar en La Templanza la alegoría de unas bodas realizadas en Punta del Este el 11 de enero de 1991: las de RodolfoGalimberti con Dolores Leal Lobo. Otra vertiente crítica podría encontrar en esas mismas bodas una puesta en escena de la metáfora radical de los dos demonios en la que estos se funden en abrazo conciliador. En el capítulo �Travestismo y revolución� de su libro El mal y los malditos de la historia, Marcelo A. Moreno describe en esa fiesta custodiada por doce policías locales, veinte guardias privados y dos guardaespaldas personales del novio, el festejo alrededor del melón con jamón, el salmón ahumado, la brochete de langostinos y la paella acompañados por champagne que realizaron Jorge Born III, descendiente de uno de los hermanos en cuyo rapto estuvo involucrado el novio, el fiscal Juan Martín Romero Victorica, que investigó el destino de los 60 millones pagados por el rapto, el ex oficial de la ESMA Jorge Radice, implicado en el asesinato y desaparición de cientos de militantes montoneros, el empresario Jorge Antonio, con acciones altas tanto en el peronismo como en el menemismo, ex guerrilleros, actrices. Moreno registra chistes de época como el que sugería que la lista de casamiento había sido hecha en una armería o aludía a cómo ubicar el lugar de la boda: �Llegar a la residencia del casamiento es fácil. Tenés que ir a esperar a una casilla telefónica a que te llamen. Allí te mandan que busques detrás de un cartel donde hay una caja de zapatos y adentro hay un mapa para que te guíes y, por supuesto, la tarjeta de invitación�.
En la boda Menem-Bolocco la templanza es más flúo: se introduce a una extranjera en el territorio donde la xenofobia centra su blanco en los inmigrantes de países limítrofes, haciéndola cruzar por sobre los litigios de soberanía. Ella se hace la Evita a través de lo que David Viñas denomina �política capilar� y la María Julia al posar con la apariencia de estar desnuda bajo una piel (licencia kitsch: era la bandera argentina). De paso la boda entra por una ventana de la ley mientras parece que al novio se le puede cerrar una puerta. Involucrado en una acusación por venta ilegal de armas a Ecuador, Bosnia y Croacia, por lo que está citado a declarar el 13 de julio, es como si Menem dijera �Yo respeto la ley: ¿no ven que me caso?�.

 

 

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