Por Sergio Kiernan
Alto, ojos claros, voz grave, un hombre difícil de agitar. Antun Masle es un periodista croata que combatió en una guerra, cubrió la de Chipre y la de Chechenia, y se hizo famoso en su país como un dolor de muelas de su gobierno. En 1996 descubrió un escándalo de corrupción del Banco de Duvrobnik, su pueblo natal que había defendido armas en mano durante la guerra civil. Pueblo chico, banco chico del que desaparecían millones y millones. Masle escribió una serie de artículos, fue violentamente denunciado por el gobierno y, una noche en que salía de trabajar, cuando se subía al auto, recibió dos balazos a quemarropa a través de la ventanilla. Uno le rozó el hombro izquierdo, le raspó el esternón y se incrustó en el tablero del coche. El otro le atravesó el músculo del brazo y agujereó el volante. Masle entendió el mensaje pero siguió escribiendo: en 1998 el banco quebró, se evaporaron 500 millones de dólares �una cifra increíble para la pequeña economía croata� y el escándalo fue el final del gobierno de Franco Tudjman, que perdió las elecciones.
Esta semana, Masle estuvo en Buenos Aires reportando para la revista Globus de Zagreb sobre �los detalles� de lo que él llama �la venta de armas�, más conocida entre nosotros como el contrabando a Croacia. La diferencia no es sólo de nombres, sino de concepto: para Masle, para los croatas en general, las armas eran algo que necesitaban �desesperadamente, de cualquier origen. Nadie pensó demasiado sobre la legalidad de las compras�. Para explicar la situación, el periodista recuerda una batalla en la que él participó. En 1991, �el ejército yugoslavo rodeó mi pueblo, Dubrovnik, con 10.000 hombres, tanques y artillería. Nosotros teníamos 130 hombres con armas de mano, sin tanques ni cañones. todos mandamos nuestras familias afuera. Yo mandé a mi hijo de cuatro años y a mi mujer en un barco con capacidad para 1000 pasajeros que llevaba 5000. Pensé que nunca más los vería�.
¿Quién compró las armas? �Todo el mundo, nadie. Ya teníamos un estado y las compras las hizo mucha gente, croatas en la diáspora, organizaciones estatales, individuos. Hubo muchas fuentes, yo entrevisté a algunos después de la guerra y me contaron cómo pasaron buques a través del bloqueo de la OTAN. Usaban papeles falsos, pero en el Adriático, que es tan chico y estrecho, creo que los de la OTAN cerraron los ojos.� Los buques que evitaron el bloqueo aéreo y naval pertenecían a Croatia Lines, la mayor compañía estatal dueña, hasta su quiebra el año pasado, de 70 buques.
¿Quién pagó por las armas? �Asumimos que venía mucho dinero de las comunidades en el exterior�, explicó Masle. �Mucho de ese dinero desapareció, sin que se sepa cómo.� El periodista, ducho en las corrupciones de su país, aclaró que no tiene nada de particular mezclar negocios con guerra. �El presidente Tudjman privatizó el país durante la guerra: cuando la mitad del país estaba en las trincheras, un grupito se quedó con todo. También le vendíamos nafta al enemigo durante la guerra, le comprábamos armas y parece que en 1993 un cargamento argentino de armas llegó a Bosnia vía Croacia... ¡cuando estábamos en guerra con Bosnia!�
�Sabíamos desde 1992 que había armas argentinas�, explica Masle. �Los soldados le decían a sus fusiles Arguentinka, que simplemente quiere decir �argentina�. También llegaron militares, como un tal Saavedra que hoy es ciudadano croata y oficial del ejército. Ellos no vinieron a entrenar a nadie, ni a enseñarnos a usar cañones. Nosotros no teníamos armas pero sí teníamos oficiales y soldados entrenados. Los argentinos vinieron como voluntarios para pelear.�
�Yo nos llamaría �voluntarios�... tal vez �mercenarios�.
�Ok (se ríe). Pero nosotros los llamamos voluntarios. Es nuestro punto de vista.
�Entiendo, pero soldados como Saavedra no fueron como voluntarios para combatir por
la patria croata de sus abuelos, ¿no? Seguramente cobraban.
�Probablemente. Pero nosotros necesitábamos a todos los que fueran a combatir por nosotros.
�¿Sabían qué clase de personas eran? ¿Carapintadas? ¿Golpistas?
�La verdad, no sé. Escuché que eran de las fuerzas especiales.
En Croacia nadie investigó penalmente los embarques de armas. Los tremendos escándalos de corrupción acabaron apenas con dos o tres figuras muy menores en prisión. Y a los medios como Globus, que escribían del tema, les negaban información: �Se negaban a darnos hasta el pronóstico del clima�.
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