Por José Natanson
El sábado que viene, las principales figuras del Frepaso volverán a reunirse, aunque �después de dos fallidas experiencias� ya ni siquiera se plantean la posibilidad de crear una mesa chica que asuma la conducción de la fuerza. Simplemente se trata de seguir analizando la realidad partidaria luego de las últimas declaraciones de Carlos �Chacho� Alvarez, de las que recién ahora, dificultosamente, han comenzado a recuperarse.
Chacho. �Está buscando su lugar�, responden los frepasistas cuando se los consulta por su líder. �La catarsis le hizo bien�, dicen, recordando las declaraciones en las que anunció su retiro de la �actividad partidaria� y su virtual pase a la oposición. Hoy, Chacho se dedica a leer, está retomando el hábito de la escritura y sigue con sus clases en la Universidad de Quilmes. Casi no va a la Casa del Frente y está desconectado de la realidad de su partido, aunque no del todo: Marcos Makón, por ejemplo, conversó largamente con él antes de aceptar volver al Gobierno. La pregunta es obvia: ¿hasta cuándo durará su silencio? Según sus amigos, hasta después de las elecciones. �Está muy disconforme. Piensa que desperdició mucho capital político y cree que el giro a la derecha de De la Rúa es irreversible. El no quiere estar en este proyecto pero también es consciente de que sus tiempos no son los mismos que los de su partido, por eso desaparece�, explican cerca de Alvarez. �Después de las elecciones el panorama se va aclarar. Ahí Chacho va a volver�, concluyen.
Juampi.
Quiere diferenciarse desde la gestión, dice que quiere construir una �autoridad social�, pero tiene un presupuesto limitado y, para colmo, debe lidiar con la herencia de Graciela Fernández Meijide. Igual no pierde la esperanza. Este fin de semana terminará de diseñar el Seguro del Niño: un subsidio de 100 pesos a las madres (no padres) indigentes, contra la garantía de escolaridad y de controles pediátricos de los chicos, para 150 mil familias. El presupuesto anual sería de 180 millones de pesos y se financiaría con fondos del Ministerio, partidas de otras carteras y créditos de organismos internacionales. Aunque sabe que es un momento de estrechez, Cafiero cree que a la hora de discutir los fondos cuenta con un aliado de peso: Domingo Cavallo. Desde que llegó al Ministerio, el frepasista construyó un buen diálogo con el economista cordobés, diálogo que se apoya en una certeza. �Cavallo conoce las prácticas clientelísticas de muchos radicales y por eso muchas veces prefiere que gestionemos nosotros. Tenemos una coincidencia estratégica�, asegura un dirigente del Frepaso. �Juampi está decidido a empezar a dar pelea política por los fondos esta semana�, aseguran muy cerca del ministro.
Graciela y la provincia. En el Frepaso se le atribuye todo tipo de ambiciones. Por ejemplo, que quiso ser embajadora en Francia. O que quiere presidir la mesa nacional. Nadie apuesta a que conseguirá el cargo, pero todos coinciden en que el ocaso de Graciela Fernández Meijide revela un dato insoslayable: la falta de un dirigente de alto perfil en el distrito más grande del país. Esto, por supuesto, no impide que los distintos referentes se trencen en disputas intestinas. Tanto, que ayer el Frepaso bonaerense estuvo a punto de terminar en una interna. Un sector, que creció a la sombra de Graciela, está liderado por Rodolfo Rodil y Alejandro Mosquera. Fue acusado �entre otros, por el mismísimo Chacho Alvarez� de apuntar a un armado al estilo tradicional. �Este es el sector que nos llevó al actual divorcio entre el partido y la gente, que hizo política en base a los fondos institucionales�, acusa el diputado Carlos Raimundi, que integra �junto a Juan Pablo Cafiero y Eduardo Sigal� una de las líneas opositoras.
Darío y el bloque. Desde la renuncia de Alvarez, Darío Alessandro se ocupó de pilotear la relación con los radicales y con el Gobierno, además del complicado trabajo de contener al bloque de diputados. Es el principal referente chachista, un dato que quedó claro en las reuniones en la Casa del Frente: en la cabecera de la mesa, que antes ocupaba Chacho, sesentaron dos personas: Alessandro y Aníbal Ibarra. Sin embargo, es innegable que las últimas declaraciones de Alvarez lo dejaron en un lugar un tanto incómodo, tratando de reemplazar a un jefe que está en desacuerdo con su propio partido. Además, tuvo que soportar una nueva escisión dos semanas atrás, cuando siete diputados decidieron crear un sub-bloque que integran, entre otros, Rafael Flores, María América González y Marcela Bordenave. �La idea no es crear una instancia orgánica sino empujar a discutir determinadas cosas dentro del bloque�, explican los rebeldes.
El interior. El Frepaso es un partido inorgánico, construido en torno a un puñado de líderes carismáticos, que carece de estructura, figuras y votos en muchos distritos. Sin embargo, con el paso del tiempo fue logrando cierta presencia en algunas provincias, instalando a un puñado de dirigentes que buscan asumir un rol más importante en la conducción: la semana pasada, los jefes de distrito se reunieron en la Casa del Frente en busca de una política común. Pero ocurre que las necesidades e intereses los dividen en dos grandes grupos: por un lado, aquellos que �como el santacruceño Rafael Flores o el pampeano Pablo Fernández� aún están lejos de ganar una elección en sus provincias, lo que los empuja a asumir posiciones más duras, disputando con la UCR los votos opositores. En el otro grupo se anotan dirigentes como el neuquino Oscar Massei (foto), el intendente de Cipolletti, Julio Arriaga, o el cordobés Horacio Viqueira: algunos aspiran a convertirse en senadores en octubre y otros en gobernadores en el 2003. Apelan a un discurso más moderado, requieren recursos y, sobre todo, defienden con energía la alianza con la UCR.
Aníbal. Encabezó los encuentros con el resto de los intendentes frepasistas �los tres del conurbano más el rosarino Hermes Binner y el rionegrino Arriaga� consciente de que buena parte del futuro del partido recae en sus espaldas. De todos modos, Aníbal Ibarra se viene manejando con precaución y no cedió a la tentación de buscar ocupar el lugar de Alvarez (lo que hubiera desatado una guerra civil en el frente). Por el contrario, mantiene una buena relación tanto con Chacho como con el Gobierno. Por supuesto, esto no le impide emitir algunas señales diferenciadoras: la última, audaz y sorpresiva, fue el cambio de Gabinete que catapultó al alfonsinista Aldo Neri como secretario de Salud en reemplazo de un delarruista. Todo un gesto a favor de eso que cada vez más frepasistas llaman �la Alianza original�, en oposición a la otra alianza, la que está en el Gobierno.
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