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“LOS QUE TORTURARON A MI HIJA SON LOS QUE TORTURAN EN LAS CARCELES”
Para Bonafini la culpa es de Ruckauf

La titular de Madres de Plaza de Mayo culpó al gobernador bonaerense por las torturas que sufrió su hija. �Cuando una provincia está en manos de un asesino como Ruckauf,� dijo, �ocurren cosas como éstas�.

Por Laura Vales

Hebe de Bonafini responsabilizó al gobernador bonaerense, Carlos Ruckauf, por el ataque que sufrió su hija Alejandra el viernes pasado, en la casa de La Plata donde viven juntas. “Los que torturaron a mi hija son los mismos que torturan en las cárceles y matan a los pibes por la espalda. Cuando una provincia está en manos de un asesino como Ruckauf, ocurren cosas como éstas”, le dijo ayer a Página/12. Esta mañana habrá una conferencia de prensa para denunciar la agresión y se preparan actos de difusión en el exterior, con marchas frente a las embajadas. La titular de Madres reveló que hace cinco meses recibió amenazas advirtiéndole que “me iban a tocar donde más me duele, y lo hicieron”.
Aunque al principio no estaba para nada convencida de la utilidad de denunciar la agresión, Alejandra finalmente se presentó en la fiscalía de turno para declarar sobre el brutal episodio sufrido. Acompañada por un abogado, la hija de Hebe también entregó al fiscal Marcelo Martini las tiras con las que los dos agresores la ataron y la bolsa de plástico que usaron para sofocarla, aplicándole la tortura conocida con el nombre de submarino seco. Una instructora de la fiscalía recorrió el barrio en busca de testigos que pudieran aportar datos sobre los dos hombres, pero los vecinos –dijo el fiscal Martini– no habían visto gran cosa. Alguno apenas recordó haber notado, unos días atrás, a operarios telefónicos en la zona. Todavía no está claro si efectivamente se trató de empleados o si fueron cómplices de los atacantes que estaban vigilando los movimientos de la casa de Bonafini.
El ataque contra la hija de Hebe tuvo características muy peculiares: los agresores sabían que desde la casa se había pedido asistencia a Telefónica y se presentaron como técnicos de esa empresa, lo que indica que son o están vinculados a aparatos de inteligencia; una vez adentro, todas sus acciones tuvieron un carácter vejatorio y no robaron nada; el instrumento con que golpearon a Alejandra parece haber sido una cachiporra o una de las típicas mangueras con arena y además de ahogarla con la bolsa de plástico la quemaron con cigarrillos. Para María del Carmen Verdú, de la Coordinadora contra la Represión Policial (Correpi) “son todos elementos que solemos ver en los casos donde está metida la mano de alguna fuerza de seguridad”.
En la fiscalía dijeron que hasta ahora hay pocos elementos para identificar a los agresores. Dentro de la vivienda no se levantaron huellas digitales, en parte porque todo volvió a ser acomodado después del ataque por Alejandra y los amigos que fueron a auxiliarla, cuando su madre estaba en Brasil. En parte porque Hebe no quiere de ninguna manera que la policía entre a su casa. “Ya estuvieron el viernes, ¿qué huellas van a encontrar ahora?”, dijo la titular de Madres de Plaza de Mayo para indicar sus sospechas de que la policía bonaerense tuvo que ver en el episodio. “Ellos son dueños de todo, saben qué hacemos porque tienen los teléfonos tomados, la casa y la vida”. También ratificó que no quiere custodia policial.
Las Madres de Plaza de Mayo, junto a HIJOS Buenos Aires y Chaco, la Correpi, Familiares de Víctimas de Gatillo Fácil, la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos y el Movimiento Judío por los Derechos Humanos, entre otras organizaciones, convocaron a la conferencia de prensa para hoy a las once de la mañana en Hipólito Yrigoyen 1582. “Responsabilizamos a las autoridades provinciales y nacionales, y repudiamos tan criminal hecho”, señalaron las Madres en un comunicado de prensa que lleva la firma de su secretaria, Evel de Petrini.
La policía bonaerense no emitió información oficial. El radicalismo de la provincia, a través de su titular, Leopoldo Moreau, calificó al ataque de “criminal y mafioso”. “Sería un grave error encuadrar este hecho en la ola de inseguridad y violencia que vive la provincia, por la impunidad con que han actuado” señaló Moreau. Vilma Ripoll, del MST-Izquierda Unida,advirtió que “estos ataques están alentados por la impunidad de los genocidas” y llamó a “no dejar pasar semejantes aberraciones.”

OPINION

Por Eduardo Jozami *

El crimen del tren

Pasan los días, pero todavía cuesta aceptarlo. ¿Cuántos de los pasajeros reaccionaron indignados cuando la madre boliviana con su hijo fueron arrojados del tren en movimiento? ¿Cuántos siguieron viajando sin preocuparse demasiado? ¿Cuántos se sumaron a las agresiones verbales contra la “boliviana de mierda”? En un sentido, lo menos importantes es la personalidad de quién empujó a la mujer: asesinos ha habido siempre. Lo realmente inquietante es que estos crímenes puedan cometerse con la complicidad activa o pasiva de muchos, que no haya provocado una fuerte reacción en la opinión pública, que el tema haya desaparecido rápidamente de los medios de comunicación.
La Argentina de la Constitución que se ofrece generosa a todos los hombres de buena voluntad que quieran habitar su suelo tiene una tradición discriminatoria y hasta racista que no siempre recordamos: el exterminio del indio y de tanto gaucho del interior, la Ley de Residencia para expulsar los activistas obreros extranjeros, el lamento de Sarmiento en sus últimos años contra una inmigración que no habría traído lo mejor de Europa del Norte sino la resaca del Mediterráneo. El incremento de las migraciones desde los países limítrofes y del Perú ha provocado una exacerbación de esos sentimientos discriminatorios. El fenómeno nada tiene de original, cuando no hay trabajo antes que reflexionar sobre las verdaderas causas es más fácil echarle la culpa al extranjero.
En nuestra tarea en la Comisión Municipal de la Vivienda nos enfrentamos diariamente con esas actitudes discriminatorias que cuestionan la inclusión de los extranjeros residentes entre los adjudicatarios de vivienda. Se banaliza, además, la grave emergencia habitacional que vive la ciudad cuando se reduce el problema de las casas tomadas a la práctica de “grupos de peruanos delincuentes”. Quizá resulte más tranquilizador responsabilizar del hecho a una invasión de extranjeros ilegales para negar la evidencia del incremento de la pobreza y la degradación en las condiciones de vida de las capas medias: la mayoría de los habitantes de casas tomadas son argentinos que hoy carecen de ingresos como para sostener el alquiler de una vivienda.
El discurso discriminatorio siempre supone la violencia, la supresión del Otro, a quien se le niegan los derechos. No hay tantas distancias entre el criminal que empujó del tren a madre e hijo y los que a diario atribuyen todos nuestros males a la proliferación de paraguayos, bolivianos o peruanos. Aunque no se haya podido establecer ninguna relación significativa entre los migrantes y el incremento de la delincuencia, es comprensible que el discurso de la mano dura se acompañe del que predica el odio al extranjero. Son componentes necesarios de un pensamiento autoritario que penaliza la pobreza y castiga a los excluidos pero, paradójicamente, penetra cada vez más entre aquellos que aún tienen algo que defender, aunque se trate de trabajadores tan pobres como los que viajaban en el vagón del Roca que fue escenario del crimen.

* Subsecretario de Vivienda del gobierno de la Ciudad.

 

 

 

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