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CARCELES: LAS DETENCIONES SE TRIPLICARON EN UN AÑO
“La situación es descarnada”

Lo dijo el secretario de Política Penitenciaria al trazar un diagnóstico de la situación carcelaria. Construirán celdas para 220 reclusos y repartirán preservativos en unidades penales.

Por Cristian Alarcón

Con los penales federales saturados, el sistema de salud en crisis, los guardias formados con planes de estudio medievales, y una población cuyo crecimiento se triplicó en lo que va del año, el secretario de Política Penitenciaria, Alvaro Ruiz Moreno, está a punto de poner en marcha una serie de reformas que van desde la construcción de cuatro nuevas cárceles hasta la creación de un instituto universitario para guardias. “Nosotros desnudamos la realidad en toda su crudeza. En las cárceles hay drogas, hay sida, y hay relaciones que contagian sida y enfermedades de toda índole”, dijo Ruiz Moreno, en una entrevista con Página/12, antes de anunciar que su gestión repartirá gratuitamente preservativos en las cárceles. “Sincerando la realidad es que podemos desarrollar un plan estratégico”, argumentó.
El funcionario niega los altos costos de la remodelación de su despacho –denunciado por un semanario– y muestra, eso sí, su nuevo hobby, una colección de facas, púas y hasta una boleadora carcelaria. Las requisas que se han hecho en las cárceles federales, donde se alojan siete mil de los 43 mil detenidos que hay en todo el país, dejaron este botín oficioso que ahora se expone tras una vitrina en su despacho. No debe haber símbolo más cabal de la alta conflictividad y tensión que se vive en los penales argentinos. Ruiz Moreno, que muestra su recién terminado Documento Base del Plan de Gestión de Política Penitenciaria 2001, rodeado de asesores, está listo, dice, tras cinco meses de silencio, a reconocer que “la situación es descarnada”. “Hicimos un estudio de diagnóstico y nos encontramos con enormes déficits –admitió–. Se vive en condiciones de hacinamiento que no dan cumplimiento a la Constitución.”
–La derogación del dos por uno, apoyada por el Gobierno, va a causar un aumento fuerte de la población carcelaria –le planteó este diario.
–Esa situación es real y la vamos a enfrentar a través de un programa que ya iniciamos de construcción de cárceles nuevas con el cual pretendemos ponernos al día. Además de que ya reforzamos la seguridad en todos los penales, recordamos el sangriento motín que hubo cuando (el intendente Luis) Patti propuso eliminarlo.
No sólo la levadura que implica para el sistema penitenciario la derogación de una ley que acorta las condenas es lo que empuja al gobierno a construir más cárceles. El aumento de la pobreza y la profundización de la crisis económica en curso son motivos suficientes para la preocupación oficial. Las estadísticas del Ministerio de Justicia marcan la tendencia: durante los cuatro primeros meses del 2001 se triplicó la cantidad de presos federales que se sumaron a las cárceles. Entre enero y abril del año pasado fueron detenidas más de cien personas acusadas de narcotráfico o contrabando. Este año ya son más de 350. “En materia de criminalidad, el crecimiento de la pobreza es directamente proporcional a la cantidad de ilícitos que se cometen; en el caso de los delitos federales no es diferente a los comunes y su relación con las consecuencias de esta crisis”, admite Ruiz Moreno.
Esos índices se repiten a lo largo del país, pero no hay zona más caliente que las fronteras norte, tanto con Bolivia como Paraguay. Por eso el gran cuello de botella del SPF está en Salta y Jujuy. Hace dos semanas se supo que la Gendarmería Nacional tuvo la demasiado pragmática idea de crear celdas en contenedores, tal como los que existen en el puerto de Buenos Aires, pero en Salta, para desagotar de esa manera la saturada cárcel provincial. Ruiz Moreno negó la autorización para que esas celdas sean inauguradas.
–¿Qué alternativa ofrecen ustedes?
–Pensamos trasladar a presos a otras cárceles, en el resto del país.
Hasta que podamos poner en marcha la cárcel de Güemes y la de Coronda.
En Güemes, Salta, se construirán 25 mil metros cuadrados. El complejo tendrá capacidad para 300 varones y 208 mujeres. Es el lugar en el que más espacio para ellas se previó: la tendencia indica que sigue creciendo lacantidad de mujeres y menores apresados por delitos de narcotráfico. “Las mulas son casi todas de la zona”, indica el funcionario. Coronda, en el litoral-centro, donde aún no existe un penal federal, tendrá espacio para 256 varones y 48 mujeres. Como aumenta también la cantidad de jóvenes adultos que caen por ese delito, en Marcos Paz se construirán dos nuevos módulos con capacidad para 128 internos cada uno. Pensada sólo para condenados, la futura cárcel de Mercedes, albergará a 864 hombres y 312 mujeres. En total, los proyectos de cárceles suman más de 2200 plazas e implican una inversión de más de 85 millones de pesos.
–¿Bajo qué concepto están diseñadas las próximas cárceles?
–Ideamos una política de desarrollo arquitectónico que posibilite el cumplimiento de lo que manda la ley, que es el proceso de rehabilitación y tratamiento. La arquitectura penitenciaria tiene como fundamental misión tener dimensión humana, de modo tal que se pueda hacer el tratamiento en forma personalizada, pequeños grupos no mayores de 30, agrupados a su vez en minicárceles de no más de 300, y articulados con otros establecimientos de lo que son complejos penitenciarios.

 

 

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