Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira


INTI ILLIMANI EN EL PARQUE CENTERNIO
Víctor Jara no callaV

En una noche ideal, más de seis mil personas se dieron cita en el Parque Centenario para recordar al músico chileno en un emotivo homenaje, que incluyó un video alusivo y la presencia de Joan Jara.

Por Cristian Vitale

Amar la patria es amar Latinoamérica, es amar a los excluidos del mundo. Este aforismo, simple, básico, universal, debería operar como un axioma en cualquier sociedad que se pretenda humana. Este aforismo, hermano de aquel mundo sin fronteras imaginado por Lennon, padre o hijo de la América hecha por indios y mestizos, negros y blancos que el Che nunca olvidó remarcar en sus discursos, es precisamente el que no opera hoy en gran parte de los americanos en general, tentados fácilmente por la neo xenofobia nacionalista o por la trastornada globalización neoliberal. Necesario es entonces que aquel Víctor Jara –asesinado por la dictadura de Pinochet en 1973– vuelva a nacer siempre si es que alguna vez murió, igual que el Che, igual que Lennon. El sábado, en Parque Centenario, sucedió una de esas mágicas resurrecciones: corporizado en los ocho músicos que integran hoy la treintañera agrupación chilena Inti Illimani, el creador de “Te recuerdo Amanda” volvió a cantar presente. Ante más de 6 mil personas, en una tarde-noche hermosa y primaveral, ambas expresiones del más hondo canto popular americano se fundieron en un solo corazón.
Antes del show, un documental sobre el homenajeado mantuvo en silencio a todo el público. Retazos de su vida –su vínculo con el clan Parra en los primeros ‘60, su paso por Quilapayún, su amistad con Inti Illimani y su compromiso inquebrantable con la causa de Salvador Allende– pudieron eclipsar su absurda muerte ocurrida en los túneles del ex estadio Chile. Y pudieron eclipsarla, precisamente porque su canción pudo más que esos fusiles anónimos y cobardes. Esa persistente presencia de la no muerte explica por qué entre el final de la película, las palabras de su viuda Joan Jara, y el comienzo del recital de Inti Illimani, no hubo corte, sino continuidad, plena e integradora.
Con una hora y media de genuina expresión de eclecticismo folklórico -cueca, huayno, carnavalito, vallenato, candombe– y logrado ensamble coral, el grupo de los hermanos Coulón, Horacio Salinas y compañía desplegó un repertorio musical sin desperdicio. No faltó la ternura de “Juanito Laguna remonta un barrilete”, tampoco la coherencia ideológica de “América novia mía” o “Canto de las estrellas”, ni el viaje a las profundidades de la América aborigen, al son de charangos, quenas y sikus, en “Bailando, bailando” o “Mi chiquita”. Pero el cenit de la velada llegó, claro, con la emotiva, aunque breve, reinterpretación de los clásicos de Jara, que abrió con una bellísima versión de “La partida”, siguió con la realista descripción de aquel Chile pobre, de niños morados, que el cantor intentó cambiar con su arte –”Luchín”– y concluyó con el vigliettiano “El arado” –uno de sus primeros temas– y “El aparecido”. “Quiero reconocer a León Gieco y a Los Cadillacs, que tuvieron la hermosa idea de nombrar a Víctor en sus canciones, cuando aún estaba prohibido en Chile”, recordó Jorge Coulón al terminar el bloque.
Otro de los momentos festejados –ni un espectador dejó de saltar, cantar y hacer flamear sus banderas– llegó con el festivo “Sanba Lando”, tema en el que Inti Illimani, además de mostrar buen gusto melódico y rítmico, recuerda la esencia de su mensaje: “Hoy día alzamos la voz/ como una sola memoria”, cantaron, dando cuenta de un activismo presente que excede el mero sentimiento de nostalgia. Recordar que un camino sin fronteras puede ser posible es el mejor remedio para curar la enfermedad racista que acosa a América: ninguna bandera puede arrogarse el derecho de pisar al inmigrante que, en este contexto social, económico y cultural, escapa de una miseria para integrarse (¿integrarse?) en otra. Por eso, la multitud que se dio cita en el corazón de la ciudad pareció certificar su voluntad de que renazcan, todos los días, todos los Víctor Jara que quisieron un mundo mejor, justo e igualitario, y que dieron su vida por eso. Inti Illimani, con su música, su historia y su mensaje, intenta no olvidarlo nunca.

El adiós de Del Guercio
El homenaje a Víctor Jara fue el último acto de Emilio del Guercio como funcionario principal de la Dirección General de Música del Gobierno de Buenos Aires. “El 1º de junio es mi último día”, dijo el ex Almendra a Página/12. Las causas de su alejamiento tienen que ver con un proyecto de reorganización del área, “un cambio en el que yo no tengo cabida”. Pero otra de las razones está ligada a cierta incomodidad para llevar a cabo determinadas tareas como, por ejemplo, la misma presentación de Inti Illimani: “Hay mucha burocracia para realizar este tipo de eventos, uno, tienes que atravesar un pantano”, expresó Del Guercio. Para el futuro, el músico y funcionario recibió una propuesta de llevar la cultura a todos los barrios de Capital. “Lo estoy pensando, aún no me decidí”, concluyó.

 

 

PRINCIPAL