Era
una conferencia de prensa, pero el aula magna de la Universidad Popular
de las Madres de Plaza de Mayo estaba colmada de jóvenes y viejos
militantes que llegaron para brindarle un abrazo solidario. Desde allí,
Hebe de Bonafini no dudó en sostener que los atacantes de su hija
Alejandra en realidad pretendían secuestrarla: Lo que no
saben es que cuando uno se cae se levantan mil para alzar su voz,
advirtió en medio de una ovación.
Fue un discurso duro, directo, del estilo de Bonafini. También
fue un discurso con mucha bronca por el pasado que se repitió el
viernes cuando dos hombres atacaron y torturaron a su hija mientras ella
se encontraba en Brasil: Buscan sembrar el miedo actuando como en
los mejores tiempos de la dictadura, señaló antes
de remarcar que este tipo de intimidaciones están dirigidas a acallar
a las Madres, por eso les pido que tengan cuidado porque mientras
estén sueltos estos monstruos (por los ex represores de la dictadura),
esto va a seguir pasando.
Algunos en el salón de la Universidad esperaban que Hebe identificara
con nombre y apellido a los atacantes. Ella, en cambio, prefirió
ir más allá al afirmar que el enemigo está
empeñado en que nos callemos. Pero el enemigo no son sólo
los militares, el enemigo es el gobierno de (Fernando) De la Rúa,
es el gobierno de (Carlos) Ruckauf, son los jueces corruptos y cómplices
que no condenan, es la burocracia sindical, indicó.
Por si había algún confundido en el aula magna de la Universidad
que ella fundó y dirige, advirtió: Ojo, que no mezclen
la seguridad que quieren De la Rúa, Ruckauf, (Enrique) Mathov y
compañía con lo que pasó en mi casa.
La inseguridad se vive cuando hay Cavallos en el gobierno,
la inseguridad se vive con (Fernando de) Santibañes, la inseguridad
se vive con De la Rúa, que fue el primero que votó las leyes
de Obediencia Debida y Punto Final, enumeró para luego señalar
que la inseguridad se vive con Ruckauf en el gobierno, con (Ramón)
Verón a la cabeza y con todos los milicos vendiendo
las comisarías por millones de pesos de acuerdo a la droga que
vendan o a la prostitución con la que negocian.
No nos van poder, no nos van a callar, gritó Bonafini
ante un auditorio donde sobrevolaba la idea de trasladar a la calle el
repudio al ataque. Fue allí donde advirtió que no va a atender
ni a las comisiones de Derechos Humanos del Gobierno, ni a todos los forros
que ahora quieren decir que están arrepentidos.
Tal como ella exigió, la subsecretaria de Derechos Humanos, Diana
Conti no fue a verla, pero igual repudió el ataque y las torturas:
El hecho vandálico padecido por la hija de Hebe de Bonafini
merece el máximo de los repudios. La ex diputada del Frepaso,
que supo promover la anulación de las leyes de obediencia debida
y punto final, destacó que no sólo es violencia intolerable
sino asimismo una nefasta metodología que retrotrae a nuestro triste
pasado terrorista.
La titular de Madres reiteró además que no quiero
que me pongan un policía en la puerta de mi casa e hizo alusión
a la actitud con la que su hija habría tomado el hecho: cada
uno seguirá haciendo su vida, contó Bonafini que fue
la respuesta de Alejandra.
La joven, de 35 años, sufrió un violento ataque en la casa
que comparte con su madre en La Plata. Mientras Hebe se encontraba en
Brasil, dos hombres ingresaron por la fuerza a la casa, la golpearon.
Uno de ellos intentó violarla. La quemaron con cigarrillos y le
pusieron una bolsa plástica en la cabeza para asfixiarla. Por los
golpes, Alejandra se desvaneció. Los represores la reanimaron al
tiempo que le exigían que cuente hasta 100 si no querés
ser boleta. Una comunicación que recibieron por un handy,
le salvó la vida.
Los organismos de Derechos Humanos, muchos de los cuales mantienen diferencias
políticas con Bonafini, también repudiaron el ataque que
consideraron una canallada y una verdadera amenaza a
un símbolo de la defensa de los derechos humanos (ver aparte).
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