La
participación de las empresas extranjeras en las licitaciones del
Plan de Infraestructura volvió al centro de la escena. La publicación
en el Boletín Oficial de la norma que cambia el status anterior
no tardó en provocar reacciones. La Cámara Argentina de
la Construcción (CAC) se reunirá orgánicamente hoy
para discutir su posición sobre la modificación de dos aspectos
que considera centrales: el porcentaje máximo de acciones que podrán
tener las firmas extranjeras que integren las UTEs que participen de las
licitaciones y la posibilidad de mejorar las ofertas de las empresas de
terceros países. Fuentes de la CAC señalaron a Página/12
que estaban sorprendidos por el decreto presidencial.
El debate por el margen de participación de las empresas extranjeras
en la obra pública ya había sido objeto de arduas controversias
en el Congreso y entre el gobierno y el sector empresario. En el primer
round, el lobby de las constructoras locales logró introducir restricciones
al ingreso de las extranjeras. Entre ellas, la posibilidad, para las firmas
nacionales, de mejorar las ofertas cuando lo ofrecido por las de terceros
países no superase el 10 por ciento del precio ofertado. También
se había conseguido que la participación nacional en las
Uniones Transitorias de Empresas (UTEs) entre firmas nacionales y extranjeras
fuera siempre mayoritaria. Pero la discusión se reflotó
cuando el gobierno, como parte de la negociación con su par español
para hallar una solución al conflicto de Aerolíneas, dictó
una modificación al decreto reglamentario ampliando las ventajas
para las empresas de países con convenios de protección
recíproca de inversiones con Argentina.
De acuerdo con la óptica de los directivos de firmas locales, las
empresas del exterior traerían a sus técnicos, ingenieros
y tecnología discriminando contra la mano de obra local. Además,
sostenían aquéllos, las extranjeras acceden a financiamiento
a costo internacional, lo que supone una desventaja competitiva para las
argentinas que deben abonar tasas de interés muy superiores. En
contraposición, desde distintos sectores se advirtió el
riesgo de que las empresas nacionales aprovechasen una virtual reserva
de mercado para obtener mejores precios. Cualesquiera fueran sus justificaciones,
el triunfo de las constructoras locales fue efímero. Y el segundo
round fue el último.
El decreto 676/2001 (que modifica al 1299/2000) elimina la posibilidad
de igualar la oferta de las empresas extranjeras cuando el adjudicatario
estuviese constituido por firmas procedentes de países con los
cuales Argentina haya celebrado tratados de protección recíproca
de inversiones. Cabe destacar que entre esos países se encuentran
España, Italia y otros países europeos, así como
Estados Unidos. Es decir, la casi totalidad de los de origen de las empresas
potenciales competidoras de las locales.
Además, el decreto gubernamental establece que las firmas extranjeras
no radicadas en el país (las radicadas no estarán
sujetas a restricciones) podrán tener hasta el 51 por ciento de
participación accionaria de las UTEs, esto significa que podrán
controlarlas. Según dijeron a este diario fuentes de la CAC, esta
posibilidad reduce el rol de las empresas locales a meras acompañantes
formales, a un trámite burocrático por el que deberán
pasar las empresas extranjeras. Vamos a estar pintados y lo único
que nos quedará será poner la palita y las carretillas,
graficó a Página/12 un miembro de la CAC.
Aunque prefieren mantenerlo en reserva, la gente de la CAC se siente traicionada
por Domingo Cavallo. En conversaciones habituales previas a su nueva gestión
al frente del Ministerio de Economía, Cavallo habría reconocido
como un error el requisito de que, para las privatizaciones las firmas
locales hayan debido presentarse junto a operadores internacionales. Tal
habría sido el origen de la extranjerización de las principales
firmas locales. Ahora está pasando lo mismo, destacó
un empresario de la cámara. Para los grupos locales que se deshicieron
de sus porcentajes en las privatizadas, vale recordar sin embargo, el
negocio fue brillante.
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