Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira


“GRAN HERMANO” DESCONCIERTA CON SUS DECISIONES
El programa es mío, mío, mío

Un supuesto complot lo llevó a anular votos, pero ¿ocurrió o fue producto de una edición interesada? Los familiares están que trinan.

Por Julián Gorodischer

“Gran Hermano” comenzó a quebrar sus propias reglas, y no está asustado de la provocación. Parece gustarle ese rol: volverse polémico e incluso arbitrario y que todos le discutan sus medidas. El sábado castigó a un complot de “malvados” (Gastón, Eleonora y Fernando) por conversar sobre una nominación (la de Tamara, la India) y les anuló sus votos. Los familiares presentes en el programa casi se sublevaron: denunciaron una edición parcial de los hechos y aportaron pruebas respecto a cómo otros complots no fueron castigados por el ojo omnipresente. Para colmo Gran Hermano anuló los votos del grupo de los tres por estar acordados, pero no se los comunicó, dejándolos desconcertados. Los rumores de la calle dicen que la rubia Tamara es la favorita de la casa.
Según parece, resulta imposible respetar el slogan del programa en su inicio: la vida en directo las 24 horas. Es duro, a esta altura, con más de 80 días de programa, liberar a las criaturas, que nunca tienen demasiado para decir excepto sobre la dinámica de su propio grupo. Los estímulos, a cambio, son cada vez más ostentosos. Los pactos se modifican, pero nadie avisa sobre el revés. Y, entonces, el show ya no queda reservado a una tarjeta repartida al atardecer (con un tópico) que estimula la conversación, o a las extravagantes pruebas semanales consistentes en correr en la cinta como gaucho o apretarle la mano a un oso panda. La tele pide más, y debe ser complacida. Si Diego Maradona entró y les dio da besos en la boca a los participantes ¿cómo no romper otras reglas y bajar desde una grúa a los expulsados de la casa con la excusa del compromiso de Gastón y Eleonora? Y, más aún, ¿por qué no probar con un poco de información falsa?
El sábado, terminó una etapa en “Gran Hermano”: aquélla en que todavía era posible creer en cierta ideología del género. La apuesta por generar tensión hizo que el castigo del Supremo (que terminó con la nominación imprevista de Eleonora y Fernando) fuese conocido por el público y no por los participantes. ¿El resultado? Una de las mayores inyecciones de dramatismo (el llanto de Eleonora, su odio a Tamara, el desconcierto de Gastón), de la historia del ciclo. Todos tuvieron algo para decir: los familiares, en el piso, reclamaron que se hiciera transparente lo ocurrido, por razones de seguridad (el padre de Tamara), y que no se envilezca más a sus hijos (el de Eleonora) y hasta recordaron que “otras veces no se tomaron medidas...qué casualidad” (la madrina de Fernando).
Una desconcertada Soledad Silveyra se amparaba en un después que todo lo repararía (fuera de cámaras)mientras los foros, en Internet, se inundaban de pedidos del público: ¡Que les digan lo que pasa! La revuelta en el estudio fue importante, a tal punto que la conductora tuvo que poner el pecho, dos o tres veces consecutivas. “En la casa vive el Anticristo”, gritó el padre de Tamara. A Gastón, el villano del programa, se le atribuye la idea del complot. “El tiene claro que está jugando en una competencia; no vino a realizarse como ser humano”, lo defendió una amiga. Eso mismo había dicho Juan Alberto Badía en el programa de debate sobre “Gran hermano”. A la cara de desconcierto de Gastón (cuando se nominó a Eleonora), una claque en el estudio respondió con una carcajada general que se escuchó hasta en la casa. El aislamiento fue vulnerado.
Los últimos sucesos del “Gran Hermano” argentino varían el contrato del principio, aunque el espectáculo, qué duda cabe, mejore con el cruce de acusaciones y reclamos, y con un padre indignado lanzando, desde la tribuna, su sermón religioso. El demonio vive adentro y teje a su antojo: así se ha decretado. Vuelven, también, recursos conocidos: conejillos que ya no deciden ni siquiera con su voto, y no se enteran (frente a las cámaras) de las penas que se les aplican, y son forzados a jugar la partida del mal contra el bien que tanto conviene a una trama. La TV interviene, y la India suma adhesiones. A la pareja Gastón-Eleonora , en cambio, podría esperarle un linchamiento a la salida. “Así no vale”, gritan los familiares desde las gradas. “Estas –responde Solita, la vocera del Supremo– son las reglas”.

 

PRINCIPAL