Fernando de la Rúa es
egresado del Liceo Militar de Córdoba. El dato es harto conocido,
pero él no sólo se encargó de recordarlo ayer en
el acto conmemorativo del Día del Ejército, sino que además
ese pasado quedó además reflejado en sus palabras y su forma
de pensar. De la Rúa elogió a Ricardo Brinzoni y lo ratificó
al frente de esa fuerza a pesar de que anteayer fue denunciado por su
responsabilidad en la masacre de Margarita Belén. Es ajeno
al episodio, aclaró el Presidente, y tampoco cuestionó
la presencia del represor indultado y con pedido de captura internacional
Leopoldo Fortunato Galtieri entre otros integrantes de la dictadura
en la ceremonia, con el argumento de que no pesa ninguna condena
ni ninguna sanción en su contra. Para rematar, en su discurso
saludó al personal en retiro que sigue aportando su experiencia
al desarrollo de la institución, una franja donde se ubica
a numerosos militares acusados de violaciones a los derechos humanos.
Quiero expresar mi satisfacción por la capacidad demostrada
al frente de esta institución para seguir avanzando en la construcción
del Ejército del futuro, dijo De la Rúa al hablar
durante la ceremonia que se realizó en el Colegio Militar, en lo
que fue su primer respaldo al jefe de esa fuerza.
Frente a los periodistas, lo defendió después en el caso
de la Masacre de Margarita Belén: Toda la información
del Gobierno sostuvo es que el general Brinzoni es ajeno al
episodio. De la Rúa desacreditó así los testimonios
que llevaron al Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) a pedir la
apertura de una investigación penal para esclarecer la ejecución
en Chaco, así denominada, de 22 detenidos durante la dictadura.
Brinzoni figura entre los acusados porque al momento de la matanza se
desempeñaba como secretario de la intervención en esa provincia.
En tren de defender a Brinzoni, el Presidente agregó que ha
pasado varias veces por los acuerdos del Senado cuando fue propuesto como
jefe del Estado Mayor de la fuerza. También señaló
que el titular del Ejército ha emitido una opinión
crítica de aquella tragedia (sic) y ha podido conocer los datos
accediendo a los expedientes judiciales y que ya ha dicho
que está dispuesto a concurrir a cualquier citación que
se le formule.
En su contacto con la prensa posterior a la ceremonia por el aniversario
del Ejército, De la Rúa también se refirió
a Galtieri. Al llegar al Colegio Militar el Presidente se encontró
con el ex dictador, de traje gris y corbata bordó, que estaba en
las gradas reservadas a los generales retirados, a pocos metros del palco
desde el cual presidió el acto junto a su esposa Inés Pertiné
y Brinzoni.
Galtieri no fue el único integrante de la dictadura presente: en
el sector reservado a las delegaciones extranjeras estuvo también
el ex ministro del Interior de Jorge Rafael Videla, Albano Harguindeguy,
y entre los asistentes figuró también el ex gobernador de
las Islas Malvinas durante el conflicto del Atlántico Sur, Mario
Benjamín Menéndez.
De la Rúa trató de tomar distancia de la presencia de Galtieri
y explicó que la organización del acto corre por cuenta
del Ejército y las invitaciones son amplias. Voceros de esa
fuerza dieron crédito a sus palabras y explicaron después
que por una cuestión protocolar se invita a todos los oficiales
superiores que no hayan sido expulsados del Ejército. El
punto es que De la Rúa no se quedó en eso de que las invitaciones
son amplias, sino que en cierta medida justificó la
presencia de Galtieri en el acto, al destacar que no pesa sobre
él ninguna condena ni ninguna sanción. En esa línea,
agregó que después queda en la conciencia de cada
uno asistir o no.
Los funcionarios que acompañaron a De la Rúa fueron los
ministros Horacio Jaunarena (Defensa), Ramón Mestre (Interior)
y Héctor Lombardo (Salud). A su lado estuvieron también
el canciller Adalberto Rodríguez Giavarini, compañero de
habitación de Brinzoni durante su paso por el Colegio Militar,
el secretario general de la Presidencia, Nicolás Gallo, yel titular
de la SIDE, Carlos Becerra. Entre los presentes también sobresalieron
los jueces federales Juan José Galeano, Jorge Urso, el fiscal Carlos
Stornelli, el ex magistrado Adolfo Bagnasco y el jefe de la Policía
Federal, Rubén Santos, así como los funcionarios bonaerenses
Esteban Caselli y Ramón Verón y el intendente de San Miguel,
Aldo Rico.
Todos escucharon del orgullo que dijo sentir De la Rúa
por comandar el Ejército y los elogios que formuló a la
tarea que desempeña esa fuerza. También fueron testigos
de su saludo al personal en retiro que sigue contribuyendo en su
participación a la consolidación del destino de nuestro
Ejército. En retiro revistan, precisamente, numerosos
militares acusados de violaciones a los derechos humanos o también
todos los integrantes del Foro de Generales Retirados, que agrupa a los
más fervientes defensores de la dictadura militar.
OPINION
Por Horacio Verbitsky
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Absoluciones
El problema es más grave de lo que se creía. El presidente
y comandante en jefe de las Fuerzas Armadas absolvió ayer
al general Ricardo Brinzoni. Según Fernando De la Rúa,
el ex secretario general de la intervención militar en el
Chaco no tuvo responsabilidad en la masacre de Margarita Belén,
producida en la madrugada del 13 de diciembre de 1976. Por lo menos
22 presos políticos fueron extraídos de cárceles
y unidades militares del nordeste y ejecutados de madrugada con
el pretexto de un inverosímil intento de fuga.
El lunes, el Centro de Estudios Legales y Sociales había
incluido a Brinzoni en una querella presentada ante el juzgado federal
de Resistencia. Como es obvio, será el Poder Judicial el
que determine la culpabilidad o inocencia de Brinzoni, y no el Ejecutivo,
entre cuyas atribuciones no se incluye la de firmar certificados
de inocencia.
Brinzoni ha condenado esa tragedia, agregó De
la Rúa. Doble confusión. No se trató de una
tragedia sino de un alevoso homicidio múltiple, sobre el
cual Brinzoni guardó absoluto silencio durante 25 años.
Recién hace tres semanas, y en respuesta a la proliferación
de testimonios de ciudadanos chaqueños que pusieron en evidencia
su responsabilidad, el Jefe de Estado Mayor del Ejército
solicitó que el diario Norte le efectuara un reportaje, en
el que intentó asumir el papel de observador neutral. Había
creído la versión oficial, pero en 1982 realizó
una investigación privada y supo que el presunto enfrentamiento
nunca había existido, dijo. Cuando el juez federal Carlos
Skidelsky abra la querella presentada el lunes, el CELS presentará
pruebas irrefutables en contrario de esta historia rosa que hoy
cuenta Brinzoni. El CELS lo denunció como uno de los autores
mediatos o instigadores de la masacre, pero su propia confesión
ya lo ubica como mínimo en el rol de encubridor. Desde 1982
transcurrieron diecinueve años, en los que Brinzoni se guardó
los resultados de su presunta investigación.
Parte del grupo escultórico que conmemora la masacre en Margarita
Belén fue volado en octubre del año pasado, horas
antes de la ceremonia castrense que Brinzoni presidió en
el Regimiento de Infantería de Monte 29 de Formosa. A 500
metros hay un puesto policial. En el pedestal del monumento se pintaron
leyendas reivindicatorias de la masacre y una que delata la mano
militar: Balza traidor.
El presidente no tuvo empacho en mostrarse junto al ex dictador
Leopoldo Galtieri y al ex ministro de la dictadura Albano Harguindeguy.
Galtieri fue otro de los responsables de Margarita Belén,
como comandante del Cuerpo II. Estaba preso por ello, cuando lo
rescató la ley de obediencia debida del ex presidente Alfonsín.
Harguindeguy estaba detenido también, con prisión
preventiva confirmada, no por la represión de la dictadura,
sino por secuestro extorsivo a dos empresarios textiles, a quienes
se les pidió como rescate que renunciaran a un negocio en
favor de un competidor. Lo indultó el ex presidente Menem.
De este modo, De la Rúa no sólo absolvió a
Brinzoni, sino también a la dictadura militar.
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