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La muerte de la estudiante en
La Plata pudo haber sido por error

Los investigadores evalúan como dato que el asesino podría haber querido matar a su hermana o a una amiga que vivía con ellas. El caso sigue en la oscuridad.

Más de cien personas acompañaron a la familia en Carmen de Patagones en el entierro de Marcela.

Por Horacio Cecchi

Si las presunciones sobre los motivos que llevaron a la muerte a la estudiante de abogacía Marcela Aravena eran hasta ayer difusas y lejanas, tras el testimonio de un amigo íntimo, terminaron por desmoronarse, dejando a la resolución del caso envuelta entre tinieblas. Por el momento, las expectativas de encontrar la punta del ovillo se concentran en el entorno de la víctima y en un dato que, de corroborarse, por sí solo estremecería: que Marcela Aravena haya sido asesinada por error. Fuera de esta hipótesis, por el momento de difícil comprobación, los investigadores no tienen absolutamente nada. Incluso ayer, una versión que vinculaba la muerte de la estudiante con la de la pareja de Bahía Blanca a través de los padres de las dos chicas, ambos policías, fue descartada de lleno: no había punto de vinculación entre ellos.
Nora Trinidad Aravena, de 32 años, y hermana mayor de Marcela, es estudiante de abogacía y trabaja como baby sitter. Ambas vivían en un edificio poblado de estudiantes, en el 1254 de la calle 15, entre 58 y 59, departamento 1º C. Hace alrededor de un mes, después de una prolongada ausencia, regresó a vivir con ellas Carmen Peiretti, abogada. Ambas, Nora Aravena y Peiretti, quedaron ubicadas ahora en el ojo de los investigadores. No ellas precisamente sino cualquier relación que significara una pista potencial para resolver el crimen. “Algún cliente, algún caso en el que hayan estado trabajando –arrojó esperanzado un investigador–. Un crimen por error”.
“El caso está muy dificultoso. Es muy pronto para que podamos pensar en resultados. Ahora estamos investigando el entorno”, confirmó ayer a Página/12 el fiscal platense Marcelo Martini. “Por el momento no hay otro dato”.
Una versión que ayer circuló insistentemente fue desmentida desde la propia fiscalía: se vinculaba el asesinato de Aravena con el doble homicidio de Horacio Iglesia-María Victoria Chiaradía, la parejita de Bahía Blanca que apareció muerta de dos balazos en la nuca hace más de nueve meses en un campo cercano a Coronel Suárez. La versión tuvo su origen en la visita a La Plata realizada por los fiscales bahienses Eduardo D’Ampaire y Claudia Lorenzo, que investigan el doble homicidio.
El viaje dio lugar a la especulación: en ninguno de los dos casos hubo violación y las víctimas fueron asesinadas de modo semejante. Pero además, el padre de Iglesia es comisario de la Bonaerense y Raúl Aravena, padre de Marcela, también fue policía. Según la versión, ambos habían estado vinculados más allá de haber actuado en la misma fuerza. “(Aravena) se retiró hace más de diez años, como suboficial, pero no de la Bonaerense sino de Río Negro, en Viedma –desmintió una fuente policial de Bahía Blanca–. Ahora atiende su panadería en Carmen de Patagones.”
El crimen pasional es la otra punta que aún se mantiene en la expectativa de los investigadores. La relación idílica y abundantemente relatada vía e-mail entre Marcela y el chofer del Hogar Andrea Ibáñez Marín, casado y con su esposa embarazada, no termina de descartarse pero tampoco se encuentra demasiado para avanzar.
Mientras los investigadores se debaten en las tinieblas por dilucidar el caso, en Carmen de Patagones, los Aravena se internaban en otras oscuridades, acompañados por más de un centenar de personas para dar sepultura a Marcela.

 


 

DEPORTACION FRENADA CONTRA RELOJ
Una madre en apuros

Por Eduardo Videla

La Dirección Nacional de Migraciones ordenó la expulsión del país de una ciudadana dominicana, sin tener en cuenta que la mujer era madre reciente de una niña de nacionalidad argentina. Ignorando una comunicación de la defensora del Pueblo porteña, Alicia Oliveira, Migraciones dispuso ayer la detención de la mujer, para quien ya tenía reservado un lugar en el vuelo de American Airlines de anoche a las 22, con destino a República Dominicana. Por supuesto, sin su beba, que tiene apenas dos meses. Una gestión de último momento de Oliveira –un hábeas corpus ante la Justicia y un reclamo al ministro del Interior, Ramón Mestre– impidió la deportación.
Altagracia Jáquez Paniagua (29) llegó hace tres años desde la República Dominicana. En su país dejó a sus dos hijas mayores, de 3 y 9 años, al cuidado de sus familiares, a quienes envía dinero cada vez que puede. Hace dos años vive con Ramón Silva (30), argentino, y desde hace unos meses habita un cuarto de hotel en el barrio de Constitución. Altagracia fue detenida por la policía a mediados del año pasado y entonces se inició en Migraciones el trámite para su deportación.
La resolución llegó el 26 de marzo último: con la firma del entonces director de Migraciones, Angel Roig, se ordenaba “la expulsión del territorio nacional y la prohibición de su reingreso”. Cuatro días antes, la mujer había dado a luz, en la Maternidad Sardá, a su hija Milagros Michelle. Como tantos chicos de condición humilde, la nena no tenía documentos porque su madre no pudo afrontar el costo del trámite.
De la mano del Departamento de Migraciones del Arzobispado porteño, el caso llegó a la Defensoría del Pueblo. Alicia Oliveira inició la actuación 4356/01 y envió, con fecha del 21 de mayo último, una comunicación a Migraciones donde notifica que Paniagua había sido madre de una niña. “Si bien la beba no tenía documentos, es argentina. Y así como una ciudadana argentina no puede ser expulsada de su país, tampoco una beba puede ser separada de su madre”, dijo Oliveira a Página/12.
La mujer fue detenida ayer a las 3.40 de la madrugada y alojada en la comisaría 16ª. Desde la misma seccional dieron aviso a la Defensoría, que desde la mañana se ocupó del caso: el abogado Diego Morales presentó un recurso de hábeas corpus en el juzgado de Wilma López, al tiempo que envió nuevas notas a Migraciones y al Ministerio del Interior. Por la tarde, funcionarios de Migraciones dijeron a este diario que desconocían la maternidad de la ciudadana dominicana. A última hora, cuando la jueza Wilma López se disponía a resolver el hábeas corpus, el Ministerio del Interior dio la orden de dejar sin efecto la expulsión y disponer la libertad de la mujer.

 

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