Por Cledis Candelaresi
Al futuro de Aerolíneas
lo estamos contando en horas, fue la dramática expresión
que utilizó ayer la ministra de Trabajo, Patricia Bullrich, para
referirse a la delicada situación de la empresa. En el incierto
futuro de la línea de bandera caben varias opciones. Desde la más
dramática y menos factible, cual es la quiebra y desaparición,
hasta la utópica de que la Sociedad Estatal de Participaciones
Industriales, accionista mayoritario, aporte fondos frescos e instrumente
un plan operativo consistente con una aerolínea rentable. El menú
de alternativas incluye otra en apariencia no menos osada, como la transferencia
de la aerolínea a un grupo privado local, encabezado por Eduardo
Eurnekian. En cualquier caso, la resolución es política
y obligará al Estado argentino a intervenir mucho más allá
de lo que le corresponde por 5 por ciento de acciones en su poder.
En cualquier alternativa, además, la Aerolíneas sobreviviente
no zafará de una reconversión drástica, con un ajuste
de costos y refinanciación de pasivos. Con una deuda desproporcionada
en relación a su patrimonio, una flota cara y obsoleta para ganar
en un mercado ferozmente competitivo, y en el medio de la dura recesión
del mercado local, la empresa no es económicamente viable y está
técnicamente quebrada. De ahí a la quiebra legal hay un
paso, por cierto muy breve, pero que quizás ni a la propia Sepi
le convenga demasiado. Las alternativas son las siguientes:
Quiebra. En esa situación,
el holding español conseguiría eludir algunas obligaciones
con sus proveedores locales (incluyendo Repsol YPF o Aeropuertos Argentina
2000), amén de los compromisos con los trabajadores. Pero difícilmente
el estado español consiga hacer lo propio con las entidades financieras
que le descontaron documentos contra la garantía de la caja de
la empresa. La quiebra es, en sí misma, una variante de opciones
múltiples. A semejanza de lo que ocurrió con la venezolana
Viasa, la aerolínea de bandera podría dejar de operar definitivamente
y, progresivamente, sus rutas ser cubiertas por sus actuales competidores.
Otra vía alternativa dentro de esa opción es que el Estado
rescate la concesión de las rutas, las vulva a licitar en bloque
como una eventual reprivatización, incluyendo el rescate
de la marca, que debería ser liberada por el juez.
Esto significaría, entre otros inconvenientes, dejar en la calle
si no a todos a gran parte de los casi siete mil trabajadores que hoy
integran el staff de AA. El camino de una transferencia negociada a otro
u otros accionistas parece menos traumática, aunque no evitaría
ni ajuste de costos irritante, ni liberaría a la Sepi de afrontar
aunque sea una porción de su millonaria deuda.
Nuevo accionista. Con
su pasivo reducido y un ajuste de costos semejante al propuesto en el
Plan Director de los españoles, podría haber interesados
en asumir el control de Aerolíneas, transformando radicalmente
el management y aportando recursos frescos para un imprescindible reequipamiento.
Quizás la salida más airosa que le cabe a la gestión
hispana, totalmente desinteresada en seguir operando Aerolíneas.
En este esquema, los 350 millones de pesos que, según Patricia
Bullrich, Sepi estaría dispuesta a aportar a condición
de un acuerdo amplio con los gremios podría ser un aporte
al saneamiento, previo a su venta o transferencia.
Hace un año el entonces ministro de Infraestructura, Nicolás
Gallo, analizó con especialistas del sector un plan que preveía
esa transferencia a un grupo de empresas integrado, entre otras, por Eurnekian
y Repsol YPF: ambas son acreedoras de Aerolíneas y podrían
ingresar fácilmente a la sociedad capitalizando la deuda. Pero
en los últimos meses, se sumaron otros nombres recurrentes al concierto
de firmas locales que podrían acudir al salvataje de la aerolínea
de bandera: Fortabat, Pérez Companc y Macri. El único que
admitió su interés fue Eurnekian, candidato natural por
razones obvias: como operador del sistema nacional de aeropuertos le conviene
que sobrevivan aerolíneas prósperas. Pero habría
otra razón más contundente para esta candidatura. A través
de un reciente decreto elEstado acaba de rebajar no sólo las tasas
que cobra la Fuerza Aérea sino las de aterrizaje y estacionamiento,
que recauda AA2000, sin que éste consorcio levante una queja. Indicio
de que hay una negociación en marcha que presumiblemente trascienda
a la concesión de las estaciones aéreas.
Plan Director de la Sepi.
Los españoles propusieron su programa para ajustar costos en 140
millones de pesos anuales, que incluyó el controvertido capítulo
de bajar sueldos y flexibilizar condiciones de empleo. También
exige al Estado varios esfuerzos que éste hizo, como su propio
aporte a la capitalización, la desregulación del servicio
de rampas y la baja de tasas aeroportuarias. La propuesta hispana también
contempla reprogramar la deuda para alivianar el costo financiero de corto
plazo. Saneada, los españoles aspiran a vender la compañía.
Plan de los gremios.
Varios de los sindicatos aeronáuticos, entre ellos los díscolos
Apta y AAA, presentaron al gobierno una iniciativa que contempla, además
de un ambicioso plan de expansión de rutas, el eventual auxilio
financiero del BID o la emisión de Obligaciones Negociables, la
incorporación de un nuevo operador o socio estratégico (posiblemente
Delta Airlines) y el aumento de la participación accionaria de
los trabajadores. El plan fue diseñado con el asesoramiento del
experto norteamericano que comandó, como piloto, el salvataje de
United: en este caso, los empleados canjearon beneficios previsionales
o salario por acciones.
Protestas en continuado
Ayer, nuevamente, trabajadores de la Asociación de Personal
Aeronáutico demoraron la salida de un vuelo de Iberia hacia
Madrid y lograron que unos 100 pasajeros optaran por cambiarse a
un vuelo de Aerolíneas Argentinas. El vuelo de Iberia, el
número 6840 programado para las 14.15, salió finalmente
con casi media hora de demora, mientras casi un centenar de pasajeros
accedió al pedido de los trabajadores de Aerolíneas
para endosar sus pasajes para el vuelo 1130, que partiría
a las 21. En tanto, los principales gremios aeronáuticos
anticiparon que continuarán con las protestas en reclamo
del pago de los sueldos atrasados y que, en particular, intentarán
convencer a los pasajeros de Iberia para que no vuelen por esa compañía.
Las protestas continuaron con manifestaciones en el hall del espigón
internacional del aeropuerto de Ezeiza, el campamento que desde
hace quince días realizan los maleteros en el acceso a Aerolíneas
en Aeroparque y la toma pacífica de la sede central de la
empresa en Rivadavia y Perón. Además, los trabajadores
de la empresa juntan firmas en distintos puntos de la ciudad, solicitando
el apoyo de la gente para evitar la quiebra. Por su
parte, el secretario General de la Asociación de Personal
Técnico Aeronáutico, Ricardo Cirielli, convocó
a quien quiera salvar a Aerolíneas para hoy a
un acto en la Plaza de Mayo.
|
VIRULENTAS
PROPUESTAS DE BOICOT ANTIHISPANO
Negocio para no españoles
Por Julio Nudler
Mediante comunicados y declaraciones
a la prensa, o armando cadenas por Internet, sindicalistas, algunos diputados
y desconocidos con iniciativa están fomentando un boicot que no
se limitaría a atacar a Iberia. En distintas variantes, debería
afectar también a otras ex empresas estatales argentinas que pasaron
a manos españolas, a las compañías hispanas en general
o, incluso, a cualquier producto de ese origen. Esa pretendida discriminación,
que se propone perjudicar a los intereses españoles, favorecería
por contrapartida a otros intereses. Por caso, Ariel Basteiro, secretario
de la Asociación de Personal Aeronáutico (APA), no insta
a dejar de hablar por teléfono sino a pasarse de Telefónica
a Telecom, lo cual beneficiaría a los italofranceses. Curiosamente,
mientras unos buscan sembrar sentimientos antihispanos, otros miles de
argentinos siguen procurando la documentación necesaria para emigrar
a España en busca de trabajo.
Además de Basteiro, cuatro diputados del Frente para el Cambio
Alicia Castro, Alfredo Villalba, Ramón Torres Molina y Gustavo
Cardesa sostuvieron ayer que las empresas en manos españolas
lucran con el esfuerzo de los argentinos, manejando las mismas como un
negocio oneroso de ganancias (sic). Los legisladores se pronuncian,
por ejemplo, contra Repsol-YPF, pero, al no proponer ninguna abstinencia
automovilística, inducen a cargar el tanque en surtidores de Shell,
Esso y otras. No aclaran, sin embargo, si estas petroleras conducen su
actividad en el país con ánimo solidario en lugar de crematístico.
Otros promotores del boicot, que se valen de e-mails que siembran en la
red como libelos, incluyen consignas virulentas y acusaciones terribles
contra los empresarios españoles. Mientras tanto, en España
el affaire Aerolíneas no es un tema del que se ocupen los telediarios
ni la prensa escrita. Sólo lo hacen los periódicos económicos,
Cinco Días y Espansión. Por tanto, la cuestión no
existe para la opinión pública. Sólo en el pequeño
círculo de las personas muy informadas hay alguna posición,
y ésta tiende a culpar de la impasse a la tozudez de los
sindicatos. En cuanto a la SEPI, dueña de Aerolíneas,
no armó ninguna campaña de comunicación sobre el
conflicto. Según parece, antes que instalar en los medios una particular
lectura del litigio, prefiere que éste siga pasando inadvertido
para la población. Iberia tampoco abre la boca, como si el desastre
no la incumbiese.
Esta compañía no goza en España de mayor prestigio,
ya que los pasajeros están hartos de los retrasos y de la anulación
de vuelos, además de los frecuentes incidentes técnicos
y el extravío de equipajes. Pero, al mismo tiempo, se ve a los
tripulantes aéreos como un gremio privilegiado e insaciable, capaz
de parar en los momentos en que más daño pueden causar.
Respecto de los argentinos en general, flota cierto prejuicio que los
identifica genéricamente como verseros y psicoanalizados, del tipo
Jorge Valdano. Pero hace ya unas dos décadas, desde que cesó
la inmigración de los perseguidos por la dictadura militar, que
los argentinos dejaron de suscitar sentimientos especiales en los españoles.
Hoy es mucho más visible (incluso por sus rasgos físicos)
la presencia de peruanos y ecuatorianos, que inspiran mucha simpatía.
Contrariamente, negros y moros (árabes y magrebíes en general),
además de los gitanos, deben soportar los sentimientos racistas
y xenófobos que proliferan en la sociedad.
CIRIELLI
RESPONDE A LAS SOSPECHAS
No conozco a Eurnekian
Por Claudio Scaletta
Los gobiernos de Argentina y
España lo señalan como el principal responsable de que no
se alcance una solución a la crisis de Aerolíneas Argentinas.
Como en toda contienda, no son pocas las sospechas lanzadas sobre sus
motivaciones personales. En diálogo con Página/12,
Ricardo Cirielli se mantuvo inflexible. El camino es mantener el
no, demostrar lo que el gobierno español quiere ocultar. Si Aerolíneas
quiebra, no será porque los sindicatos no se avienen a flexibilizar,
sino por el desmanejo y el vaciamiento de la compañía durante
más de 10 años, disparó.
¿Usted está trabando la solución en Aerolíneas
Argentinas?
No. Nosotros la estamos buscando. Quienes la traban son los españoles
de la SEPI. Por eso buscan excusas y responsabilizan a un sindicato, que
no es el responsable del déficit de la compañía ni
de que no paguen los salarios de abril.
¿Por qué APTA es el único gremio que no acepta
renegociar las condiciones laborales?
No es así. No somos el único, también está
el de Aeronavegantes de Alicia Castro, que tampoco acordó. Son
cinco los que acordaron. Y de esos cinco, los pilotos no firmaron nada
este año. A ellos les respetaron el convenio del año 99.
Pero el convenio que tienen ustedes es de 1991.
Del 91 y el 92. Fue renegociado por la anterior gestión
menemista del sindicato, después de la privatización y por
exigencia de Iberia.
¿Es preferible mantenerse intransigente y arriesgar la fuente
de trabajo de 1300 personas de su gremio, cuando no las de 7000 empleados
de la compañía?
Nosotros estamos defendiendo los derechos de los trabajadores y
las fuentes de trabajo. Además sabemos muy bien que aunque trabajásemos
más horas por día y aceptásemos una rebaja salarial,
esa no va a ser la solución de AA ni de Austral. Lo que está
haciendo España con AA es lo mismo que hizo con la venezolana Viasa
en el 96 y en el 97. Allí se flexibilizó a los
trabajadores y rebajó salarios, los sindicatos lo aceptaron y a
la empresa se cerró igual.
¿Aerolíneas Argentinas va a la quiebra?
Si el gobierno argentino no frena el proceso que está aplicando
España, sí. Porque el Plan Director ya se está aplicando.
Consiste en que nadie hable del vaciamiento y de la administración
fraudulenta que hubo en AA durante estos diez años. Implica que
no se hable de las causas que ya hay en la Justicia. El Plan Director
es una etapa más del plan de desguace de AA. Parece que ahora el
responsable es Cirielli y no Manuel Morán, Abdo Menehem, Dromi
o Cavallo.
¿Por qué entonces hay gremios que lo aceptan?
Los gremios que lo aceptaron quedaron como cómplices. Fíjese
lo que les pasa a los que firmaron. No les pagaron los sueldos, quedaron
mal con sus bases, perdieron credibilidad y ahora están en la encrucijada
de si rompen lo que firmaron.
¿Cuál cree que es el proyecto que el gobierno Español
tiene para AA?
Acá hay leyes, paritarias y convenciones colectivas. Ellos
armaron este Plan Director y quieren salirse de las leyes nacionales,
que aceptemos todo lo que ellos quieren. Esto no es una negociación.
Es una imposición y fuera del ámbito de una negociación
colectiva. Nosotros les hemos hecho una reestructuración del área
técnica y mejoras en productividad eliminando toda la burocracia
que tiene el área de mantenimiento.
¿Por qué Bullrich dice que usted es poco transparente?
Eso habría que preguntárselo a ella. Pero puedo decir
que yo no me reúno a solas con Pedro Ferreras. Ni ceno con él.
Nosotros tomamos decisiones en asambleas públicas, como la del
martes 22 en Unione e Benevolenza. ¿Qué responde a
las versiones que dicen que usted juega a favor del proyecto de Eurnekian
de quedarse con Aerolíneas?
A Eurnekian no lo conozco. Nosotros defendemos los derechos de los
técnicos aeronáuticos. Nuestra tarea no es elegir el dueño
de la compañía. A cualquiera que viniese le vamos a plantear
lo mismo que planteamos ahora. Además yo me pregunto para quienes
juegan los que apoyan este plan que llevan adelante los mismos que robaron
varios miles de millones de dólares de Aerolíneas desde
su privatización, precisamente los mismos a los que defiende la
ministra de Trabajo.
Cirielli
no tiene una intención transparente
Apenas se bajó del avión
que la trajo desde Madrid, Patricia Bullrich ilustró con tono dramático
la situación por la que atraviesa Aerolíneas, tras el fracaso
de las negociaciones que encabezó en Madrid. El futuro de
la empresa lo estamos contando en horas, advirtió. Acto seguido,
la ministra de Trabajo atacó a Ricardo Cirielli, titular de APTA,
el gremio que se niega a firmar el acuerdo con los empresarios españoles,
a quien responsabilizó por la eventual quiebra de la línea
de bandera. Y hasta dudó sobre sus verdaderas intenciones en el
conflicto: Me pregunto qué hay detrás de su negativa.
No tiene una intención transparente, acusó. Anoche,
minutos antes de exponer el caso en el Senado, Bullrich reveló
que mañana el directorio de la SEPI discutirá la capitalización
de Aerolíneas. Pero, reiteró, ello sólo ocurrirá
en caso de que los gremialistas díscolos acepten la flexibilización.
Bullrich llegó al aeropuerto de Ezeiza bien temprano a la mañana,
pero prefirió eludir a los periodistas que la aguardaban. Primero
puso al tanto de la situación a Fernando de la Rúa, en la
Casa Rosada. Y recién tuvo contacto con la prensa media hora después
del mediodía. Su estrategia quedó clara no bien se inició
la rueda de prensa. Primero, despegarse del fracaso de las negociaciones
con los dueños de Aerolíneas y del hecho de que haya regresado
con los bolsillos tan vacíos como cuando viajó a Europa.
Y, en segundo lugar, responsabilizar al dirigente gremial Cirielli por
el recrudecimiento de la crisis y de la suerte que vaya a correr la empresa.
Durante la conferencia realizada en Gobierno, Bullrich no ocultó
su enojo. No sé si soy ingenua o si como dice Cirielli
tengo la altura para ser ministra. Pero le creí. Creí que
él viajaba a España a buscar la solución. Pero hizo
un show que no sirvió para nada, se descargó.
En ese momento, la ministra detalló los términos en que
habían quedado las negociaciones con la estatal española
SEPI, dueña del 95 por ciento del paquete accionario de Aerolíneas.
Al respecto, repitió que el Gobierno cumplió con su parte:
adelantar los aportes que le hubiera correspondido efectuar entre este
año y el próximo (un total de 16 millones de dólares),
desregular el servicio de rampas y abaratar las tasas aeroportuarias,
tal cual lo reclamó la SEPI. Faltó cumplir con la última
condición pedida por los españoles para desembolsar 350
millones de dólares y así capitalizar la compañía:
que los siete gremios aeronáuticos adhirieran al Plan Director,
por el cual se flexibilizarían los contratos laborales y se reducirían
los salarios a cambio de mantener la actual plantilla de empleados al
menos durante los próximos dos años.
La negativa de los técnicos de mantenimiento de APTA impidió
la firma de este acuerdo y de allí que se profundizara el conflicto
que dejó a Aerolíneas al borde de la quiebra. Este
acuerdo garantiza la estabilidad de los trabajadores. No habrá
despidos en ningún área de la empresa, aseguró
la ministra. No obstante, admitió que, llegado el momento, se abriría
una lista de retiros voluntarios.
Les pido a los técnicos (de APTA) que sean solidarios con
los cinco mil trabajadores restantes, que ganan mucha menos plata,
solicitó Bullrich, intentando meter cuña en la interna sindical.
La mayoría de los empleados quiere encontrar una salida pero
un gremio no ayuda. No se respeta la voluntad de la mayoría,
inquirió. Justamente, ese fue el argumento elegido por Trabajo
para justificar su pedido para quitarle la personería gremial APTA
(ver página 4). Esto no me gusta, pero no nos quedó
otra alternativa, sostuvo, al explicar la presión que se
le está ejerciendo al sindicato intransigente.
El otro tema que volvió a quedar sin respuestas fue el salarial.
A pesar de que la propia ministra le había dicho a Página/12
que durante esta semana se acreditarían los pagos,
ayer ni siquiera pudo sostener esa promesa. Bullrich justificó
la demora en problemas técnicos.
Por último, y cuando un periodista le recordó su promesa
de investigar el vaciamiento de Aerolíneas hasta las últimas
consecuencias, Bullrich prefirió no apuntar el foco hacia
la SEPI. Y sí hacerlo hacia la gestión menemista. Esta
fue la peorprivatización de la historia y se están analizando
en la Justicia, dijo.
Hacerse el oso
El ministro Domingo Cavallo descartó ayer desde Nueva York
la posibilidad de que el Gobierno se haga cargo de Aerolíneas
Argentinas y volvió a insistir con el argumento de que el
problema es meramente empresario y no político. El
tema de Aerolíneas Argentinas es un tema entre una empresa
y sus sindicatos. Lo único que puede hacer el gobierno argentino
es ayudarlos a ponerse de acuerdo, que es lo que está haciendo
la ministro del trabajo Patricia Bullrich, afirmó.
Nosotros esperamos que encuentren una solución, pero
no es un problema del gobierno argentino, en el sentido de considerar
alternativas como las que algunos han sugerido, como que el gobierno
argentino se haga cargo de la empresa. Eso no va a ocurrir,
sentenció.
|
|